La Policía sorprendió a la cúpula militar de ETA con un ordenador encendido

La Policía francesa sorprendió el jueves a la cúpula militar de ETA en plena reunión de trabajo con un ordenador encendido al que uno de los cuatro detenidos dio una patada para bloquearlo. Los presuntos dirigentes Alejandro Zobaran Arriola, 'Xarla', y Mikel Oroz Torrea, 'Peru', que resultó herido en un brazo, así como sus supuestos subordinados Urko Labaka Larrea e Iban Sáez de Jauregi Ortigosa ingresaron ayer de madrugada por orden judicial en cárceles de París y su región.

En la comparecencia ante la jueza antiterrorista Laurence Le Vert, Oroz denunció que había sufrido una herida en el brazo izquierdo a causa del forcejeo mantenido con los policías en el momento del arresto. Según fuentes de la investigación, la brecha, que requirió la aplicación de nueve puntos de sutura, se la produjo él mismo con los cristales rotos de una ventana por la que trató de escaparse.

Oroz, y no Zobaran como se creyó en un principio, fue el único componente del grupo que se resistió a la detención y tuvo que ser reducido por las fuerzas especiales del RAID (los GEO franceses). También propinó un puntapié a un ordenador portátil que se encontraba en funcionamiento, con dos lápices de memoria introducidos en sendos puertos USB, con la intención de evitar que se pudiera acceder a su contenido.

Los cuatro arrestados fueron inculpados de asociación de malhechores con fines terroristas por los jueces Le Vert y Christophe Teissier. También se les acusó de uso de documentos de identidad falsos, ya que tenían numerosos carnés españoles apócrifos, además de varios franceses y algunos italianos.

El sumario, incoado a instancias de la Fiscalía de París, incluye la receptación en banda organizada de varios juegos de placas de matrícula y de dos revólveres robados, respectivamente, en las localidades francesas de Replonges y Vauvert antes y durante la tregua de 2006. El pliego de cargos se completa con tenencia ilícita de armas y municiones, falsedad en escrituras privadas y falsificación de una tarjeta de crédito confiscada en su poder de cuya autenticidad se duda.

Las autoridades judiciales galas no pronunciaron ninguna imputación en el marco del sumario de la muerte a tiros del brigadier-jefe Jean Serge Nérin, hace hoy un año en Villiers-en-Bière (extrarradio de París), el que es hasta ahora el último crimen de ETA. De momento se considera insuficiente el hallazgo de las huellas de Zobaran y también de Sáez de Jauregi en un coche usado por el comando agresor, ya que han sido identificadas en soportes móviles como un libro y un mapa de carreteras hallados en su interior. Es decir, no prueban que hubiesen estado presentes en el lugar de los hechos ni que participaran en el tiroteo.

Al término de ocho horas de comparecencia, un juez especializado dictó a las tres de la madrugada autos de prisión provisional contra los imputados. Zobaran y Sáez de Jauregi ingresaron en la cárcel de La Sante, en el casco urbano de París, mientras que Labaka y Oroz fueron trasladados al penal de Fresnes, a las afueras de la capital francesa.