Tinieblas en la claridad irlandesa
La UE pide a Dublín un plan cuatrimestral tras ofrecer esta semana las enormes magnitudes de su rescate bancarioEl 'tigre céltico' aborda un duro ajuste para recuperar la credibilidad
ÍÑIGO GURRUCHAGA CORRESPONSAL i.gurruchaga@elcorreo.com
Domingo, 3 de octubre 2010, 05:09
Tras un regreso nervioso de las largas vacaciones veraniegas, con los mercados de capitales exigiendo intereses para la deuda irlandesa similares a los que pedía en primavera para la griega antes de la intervención de la Unión Europea, el Parlamento de Dublín reabrió sus puertas esta semana y debatió en su primera sesión lo que los medios y la oposición calificaban como el 'jueves negro'.
Es exagerado llamar así al cuarto intento del Gobierno y el banco central de ofrecer las magnitudes que costará el saneamiento del sistema bancario y el plan presupuestario para someterse de nuevo a las disciplinas previstas para el euro. El sumario de las cifras del ministro de Finanzas dice: unos 50.000 millones de euros en el rescate bancario, 32% de déficit este año, una deuda del 115% del PIB en 2011.
El Gobierno no tiene necesidades de financiación hasta junio y en ese intervalo de tiempo Dublín se ha comprometido a presentar a la Comisión europea y al BCE algo que nunca ha elaborado un Ejecutivo irlandés, un muy detallado plan presupuestario cuatrienal de tal modo que haya claridad sobre cómo puede la Hacienda irlandesa retornar a una senda sostenible y compatible con las disciplinas del euro.
El gabinete irlandés se ha comprometido a recortar el gasto público en 2011 en unos 4.000 millones, o el 2,5% del PIB, en un contexto de desempleo por encima del 13% y con una contracción de la economía del 1,2% en el segundo trimestre de este año. Pero el ministro Lenihan recordó el jueves que Irlanda ha ajustado sus presupuestos con eficacia en el pasado y que su pequeña economía de 3,5 millones de habitantes depende mucho de la credibilidad en el exterior como para tener otra alternativa que la planteada.
'Ladrillazo'
La crisis irlandesa está fuertemente asociada, como en el caso español, al colapso del sector de la construcción. Si la primera década del 'tigre céltico', en los años noventa del siglo XX, se debió a un aumento de la productividad y de la inversión extranjera, la expansión del sector inmobiliario hinchó las cifras desde 2000 a 2007, como ha ilustrado Morgan Kelly, economista del University College, en 'La burbuja crediticia irlandesa.
La proporción de la economía de la vivienda en la renta nacional pasó en esos años del 5% al 15%, con otro 6% añadido de otros subsectores de la construcción. El préstamo bancario llegó al 200% de la renta nacional en 2008. El precio de la vivienda pasó de 4 a 8 veces el salario anual promedio para el comprador que entraba por primera vez en el mercado, a 10 veces en el caso de una nueva vivienda y 17 veces el salario promedio para una de segunda mano en Dublín.
Bancos que habían cambiado su modelo de negocio y recurrían al mercado internacional a corto para financiarse fueron descubiertos en su desnudez cuando la incertidumbre sobre la sostenibilidad del 'boom' inmobiliario se extendió a partir de 2007. En otoño de 2008 el sistema bancario irlandés se enfrentaba a la quiebra.
'Banco bueno'-'banco malo'
El Gobierno fue más allá que otros garantizando no sólo los depósitos de sus principales bancos sino también sus deudas principales. Capitalizó cuatro y nacionalizó Anglo-Irish, que se había destacado en el préstamo hipotecario y a empresas constructoras. Dublín siguió el modelo del 'banco bueno' y 'banco malo', como manera de sanear los balances de las grandes instituciones del país. Por eso, en abril de 2009 creó NAMA, la Agencia Nacional para la Gestión de Activos, a la que los bancos transfirieron sus peores activos. Este modelo de afrontar la crisis financiera junto a las medidas drásticas de austeridad fueron recibidas como ejemplares, aunque la necesidad de los bancos de reducir sus deudas ha estrangulado a un sector privado con dificultades de financiación.
Han sido las decisiones de NAMA de aumentar el descuento que aplica a los bancos por los activos que entregó a la agencia estatal lo que ha provocado sucesivas incertidumbres sobre la situación real y la carga a la que tendrá que hacer frente el Estado. Las alarmas sobre la solvencia de Irlanda antes del jueves procedían de especulaciones bien fundadas sobre el capital adicional necesario para mantener vivo Anglo-Irish. El Gobierno valora la ayuda total al banco en 29.300 millones, que podrían llegar a 34.500 si los activos inmobiliarios descienden hasta un 35% de su valor original y se mantienen así hasta 2020. La capitalización de los bancos habrá exigido entre 40 y 50.000 millones. Y habrá que añadir unos 40.000 para financiar a la NAMA.