Sin nostalgia de Georgie Dann
La canción del verano ya no existe: hay cosas igual de peligrosas, pero es posible vivir sin escucharlas. Repasamos algunos temas que triunfan ahora mismo
CARLOS BENITO
Martes, 14 de agosto 2012, 18:52
Hablar de la canción del verano le delata a uno como viejo. Es un concepto de otros tiempos menos sofisticados, uno de esos sufrimientos del pasado que las nuevas generaciones no son capaces de comprender del todo, como los sabañones o el diezmo. Prueben a sentar a sus hijos o sus nietos (átenlos, para que no escapen) y reproduzcan seguidas 'La bomba' de King África, 'La Macarena' de Los Del Río, 'La Ramona' de Fernando Esteso y cualquiera de los selectos hits de Georgie Dann, verán cómo les miran con esa mezcla de pena y alivio que da pensar en la miseria de nuestros antepasados, aquellos seres descalzos, hambrientos y atrasados que bailaban 'Los pajaritos'. El colmo de lo viejuno es hablar de la canción del verano en presente y en serio, interesándose por cuál será el tema que pueda merecer esa distinción en 2012. Así que simplemente dejaremos estas líneas como un repaso a algunas canciones que están sonando mucho ahora mismo en este país: el arriba firmante debe admitir que jamás había escuchado la mayoría de ellas, porque debe de vivir en otro mundo, pero la selección ha sido tan rigurosa como el tema merece, basada en las listas de ventas y una sofisticada encuesta entre los veinteañeros más cercanos.
A bote pronto, los grandes éxitos de estas semanas de calorazo se pueden clasificar en cuatro categorías. Por un lado están las grandes divas que suelen asomar sus peinadas cabezas todos los años: Jennifer López y Pitbull (vale, él no es una diva ni se peina, pero tenía que salir por algún lado) tratan de transferir la calentura sexual al pop bailable en 'Dance Again', con unos resultados que quedan prudentemente lejos de Donna Summer y su incendiario 'Love To Love You Baby'. Shakira, en 'Addicted To You', consigue emplear la palabra 'verdosa' en la descripción del ser amado, aunque para entender la frase completa haya que buscar en internet. Y Paulina Rubio se curra el rollo mediterráneo en 'Boys Will Be Boys' con guitarrita, repique de castañuelas y acordeón de pega. Cada una de estas canciones cumple una de las tendencias que parecen dominar la música comercial contemporánea, como si estuvieran impuestas por ley: el fragmento rapeado, la mezcla gratuita de inglés y español y la latinidad exagerada.
Y eso nos sirve de trampolín para zambullirnos como saltadores olímpicos en una segunda categoría: la latinidad, que alcanza su grado máximo con el empleo de las palabras 'mami', 'mamita' o el no va más, 'mamasita'. Si les interesa la lexicografía, pueden toparse con esos términos tan musicales en 'Rayos de sol', de Jose de Rico y Henry Méndez, o en el ya inmortal 'Tacatá' de Tacabro, un trío que procede de Sicilia pero tiene cantante cubano. En 'Se vuelve loca', el «electro latino» de Juan Magán, no sale ninguna 'mamasita', pero la letra tiene abundancia de «tra tra tra» y una de las introducciones más extrañas de la historia de la música pop: «Apasionada por la noche iluminada / de alcohol y de sustancias que sintetizadas / la ponen mal, le hacen sentir bien pero está tan mal / que no la puedes ya ni rescatar». Y, en fin, la 'Balada' del brasileño Gusttavo Lima es la propuesta más tradicional del lote, un saltarín ritmo folclórico sobre el que encaja ese estribillo lleno de significado: «Tche-tchereretche, tche-tchereretche».
Más allá de joyas lingüísticas, una tercera categoría sería la europea de estirpe eurovisiva. La sueca Loreen, que ya saben que tiene ascendencia bereber y familia en Navarra, ganó el festival con 'Euphoria'. En los últimos años, eso parecía una garantía para comerse 'zero points' en el mundo real, pero parece que su canción ha roto esa maldición, seguramente con merecimiento. Y también están las rusas de Serebro, que pasaron por Eurovisión hace cinco años y triunfan ahora con 'Mama Lover' o 'Mama Luba', según la versión, y no se lo copio también en cirílico porque no me deja el sistema informático: la canción resulta infernalmente pegadiza, pero no parece probable que las feministas de su país les den ningún premio por el vídeo, un alegre muestrario de maneras de enseñar muslamen a bordo de un coche.
El último apartado de canciones del verano tienen que ser las inevitables sintonías de anuncios de cerveza, ese clásico estival del tercer milenio, cuando los veraneantes cosmopolitas se dedican a beber a morro del botellín: el 'You Cant Say No Forever' de Lacrosse, el 'Drive By' de Train, el cruce entre 'Ciudadanos de un lugar llamado mundo' y el 'Everything You Didnt Do' de Jamie Cullum o (¡por todos los dioses del pasado!) el 'Walk Of Life' de Dire Straits. En 1986, esa canción de Mark Knopfler y sus muchachos ya compitió con creaciones grandiosas como 'No te olvides la toalla cuando vayas a la playa', de Puturrú de Fuá, otro tesoro que hay que descubrir a hijos y nietos.