Maria João, la cantante sin vergüenza
La portuguesa, de voz elástica y pulmones de nadadora, actúa en Bilbao
CARLOS BENITO
Jueves, 19 de abril 2012, 20:42
A Maria João no se le pone nada por delante. No hay más que verla en las fotos promocionales, envuelta en adornos multicolores y con la cabeza literalmente a pájaros, o contemplar los bailes desconcertantes a los que puede lanzarse en mitad de una actuación. «Como no conozco la vergüenza, cuando estoy en el escenario hago de todo y alguna cosa más», ha admitido alguna vez. De hecho, su carrera es la historia de un atrevimiento constante, una osadía un poco inconsciente que la ha llevado a meterse en camisas de once varas: ella siempre prueba a hacer las cosas, y la cuestión es que suelen salirle bien. «Todo lo he aprendido en el escenario», confiesa.
Fue así, por un impulso irreflexivo pero acertado, como se metió en la música. Hija única de un piloto portugués y una mozambiqueña que trabajaba en la petrolera Shell, la niña Maria era un trasto al que acabaron expulsando de cinco colegios, cuyos nombres le gusta enumerar en cuanto tiene ocasión. Para encauzarla un poco, su madre la inscribió en clases de artes marciales y dio en el clavo, porque la cría se hizo deportista y acabó convirtiéndose en cinturón negro de aikido y profesora de natación. La música prácticamente no existía en su vida, más allá de lo que escuchaba en la radio, y desde luego jamás se le había ocurrido que pudiese cantar: suele relatar que la primera vez fue ya en la veintena, cuando una compañera en un curso de socorrismo se puso a entonar un tema de Joan Baez y ella se sumó y se dio cuenta de que, caramba, tenía voz.
Así que, al quedarse sin el trabajo de monitora con 26 años, decidió probar suerte en las audiciones de la escuela de jazz del Hot Club: como no sabía música, se lanzó con el 'Night And Day' de Cole Porter y la contrataron de inmediato. Poco después, actuando en un restaurante, se le olvidó la letra de una canción y decidió probar con el 'scat', esa especie de tarareo sin sentido tan típico del jazz, y volvió a triunfar. Aunque se centraba en los 'stardards', los grandes clásicos del género, se hizo amiga de la pianista de vanguardia japonesa Aki Takase y, cómo no, decidió explorar terrenos más experimentales. Y así ha seguido, haciendo siempre lo que le apetece, sea esos 'standards' que borda, música brasileña, melodías indias, aires africanos o, en fin, su versión particular del 'Corazón partío' de Alejandro Sanz: «Acabo robando de todos los lados», resumía en una entrevista con el diario portugués Expresso.
Maria João, que también ha ejercido de profesora en la 'Operación Triunfo' portuguesa, se ha convertido en una especie de adolescente de 55 años, con un guardarropa colorista y un defecto que se toma con humor: su proverbial impuntualidad. «La frase que más he dicho en la vida es perdonen el retraso. Mi madre también era así. En la Shell, como era una excelente profesional, tenía un horario solo para ella. Debe de ser una cosa africana», se disculpaba en 'Expresso'. Esperemos que no llegue tarde al concierto del ciclo 365 Jazz Bilbao, en el que comparecerá con el pianista Mário Laginha, su compañero más fiel, y otros dos músicos. Una vez allí, como siempre, Maria João hará lo que le venga en gana con su voz elástica y sus pulmones de nadadora.