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Así se guarda la birra

Cómo cuidar a una rubia (si se trata de una cerveza)

Todas las claves para almacenar correctamente tus cervezas preferidas, aunque en Vitoria se acaba de inaugurar un bar que lo hace por ti

SERGIO EGUÍA

Martes, 13 de marzo 2012, 18:07

Michael Jackson solía decir: Si ves una cerveza, hazle un favor, y bébela. No era amigo de andar guardándolas. Vaya por delante que este Jackson no es el Rey de Pop, aunque su figura es casi igualmente admirada entre los aficionados a la dorada pócima. Nuestro Michael, conocido como The Beer Hunter el cazador de cervezas- era un prestigioso crítico estadounidense. Algo así como el Robert Parker de las birras, solo que este recorría el mundo en busca de la caña perfecta.

Claro que no todo el mundo puede beberse directamente cada botellín que se le pone a tiro. Al aficionado amateur no le queda otra que almacenar cervezas en casa, o en bares como el Urbeltz de Vitoria [video], para disfrutar de ellas en otro momento. Cada cliente puede disponer de un nicho en el que guardar sus birras bajo llave. Así que si no quiere que Jackson se revuelva en su tumba nos dejó en 2007, a los 65 años de edad-, siga estas sencillas normas de obligado cumplimiento para el almacenamiento del jugo de cebada.

Los botellines deben conservarse de pie. Y es que la chapa es bastante más útil para improvisar una carrera ciclista en el patio, que como tapón de botella. En el mejor de los casos, su brebaje se manchará con la suciedad que acostumbran a tener las tapas de hojalata. En el peor, la presión del gas podría llegar a abrir el envase. Eso si hablamos de cervezas filtradas. En las que tienen una segunda fermentación en botella la levadura se pegará a la boca y la bebida perderá su gracia. Unas bolas marrones flotando en el vaso no invitan demasiado a llevárselo a los labios y además lo notará en el sabor. En cambio, si es de los que se decanta por las botellas con corcho tipo champán, -felicidades- lo mejor es tratarlas como si de un vino se tratara y tumbarlas. De todos modos, nunca las ponga boca abajo.

Los botellines se guardan a una temperatura constante. No hace falta que estén refrigerados. Los puristas se mesarán la barba en signo de desaprobación si les menta que mete en la nevera determinados tipos de cerveza. Pase de ellos y enfríelas antes de consumirlas, pero, por una cuestión práctica (en la nevera hay que tener algo de comida), se pueden tener en un espacio oscuro, alejado de olores y con poca variación térmica.

Los botellines no son unas maracas. Trátelas con cariño. Hay gente que ha puesto su mimo para elaborar este producto. Y por más que la cerveza ayude a mitigar ciertos dolores, no es un bote de Réflex. Olvídese de aquello del Agitar antes de usar.

Los botellines no son eternos. Todo tiene un límite y por más que no se vaya a envenenar por tomarse una birra caducada, seis meses es tiempo suficiente para haberle dado trámite a la misma. Los expertos recomiendan que no se tenga más de medio año una cerveza en casa. En esto, como si fuera palabra de ley. Si ha tenido durante tanto tiempo una rubia en casa sin tocarla, recuerde que del grifo sale también un líquido de lo más refrescante. Quizá es el momento de cambiar de bebida.

Finalmente un pequeño ruego a los profesionales. Los barriles de cerveza, empiezan a estropearse a partir del séptimo día desde que se pincharon. En el caso de la Stout (cervezas oscuras) con cinco jornadas entramos en zona peligrosa. Por favor, dénles caña.

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