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Ocho de cada diez conductores no actúa bien en esta circunstancia.

El peligro de sentar al niño con la chaqueta puesta en el coche

La ropa de abrigo hace que el arnés de los sistemas de retención infantil no se peguen lo suficiente al pequeño, que podría salir volando en caso de accidente

Sergio Eguía

Jueves, 22 de diciembre 2016, 00:17

«Pues yo no se la quito nunca». Es la respuesta más habitual de los padres, mientras les cambia la cara pensando en las consecuencias de un olvido tan absurdo. ¿Tú le quitas la chaqueta a tu hijo antes de sentarle en la sillita del coche? ¿No? Dejársela puesta podría costarle la vida. Así que la próxima vez que os montéis en el vehículo, dedica esos 10 segundos que te costará desvestirle a minimizar riesgos porque en caso de accidente podría ser determinante.

Si aún no has caído en la cuenta, mira el vídeo. Al llevar el abrigo puesto, entre el cuerpo del pequeño y el arnés de seguridad se crea un hueco innecesario, una holgura que en caso de colisión hace que crío se escape del cinturón y salga volando. La consecuencia, por eso de no mentar a la bicha, mejor no escribirla. Todos la conocemos.

Lo más preocupante de este fallo de seguridad es que, según se calcula, el 80% de los conductores lo comete. La marca Chevrolet, uno de los gigantes mundiales de la automoción, publicó un informe en el que afirmaba que la tensión de los cinturones en los sistemas de retención infantil era incorrecta en 8 de cada 10 casos. En esa misma línea, el Departamento de Transporte del Reino Unido incidía en la cifra y recordaba en otro comunicado que «la manera en que el niño encaja en la sillita cambia cuando lleva puesta ropa de abrigo, pues los cinturones no se adaptan de la misma forma a la constitución del pequeño, lo que aumenta las posibilidades de que salga despedido del asiento ante una colisión o un frenazo brusco».

Un hueco de «dos dedos»

La explicación es tan obvia que en ocasiones ni reparamos en ella. La ropa, por norma general, se comprime al apretarla, pero los abrigos de invierno no lo hacen lo suficiente y esto hace que el cinturón quede flojo. De hecho, la teoría es muy fácil de comprobar. Viste al niño. Siéntalo y atale el arnés. Suéltalo, quítale el abrigo y vuelve a colocarle en la silla. Ata el cinturón. ¿Te caben dos dedos entre el arnés y el pecho del pequeño? Es lo más probable.

Así que a partir de ahora, recuerda que hay que montar a los niños ligeros de ropa en el coche. El frío se combate cubriéndole con la misma chaqueta o con una manta, pero siempre por encima del cinturón y una vez que se ha atado. El propio climatizador del coche hará que al de pocos kilómetros de iniciar la marcha tengamos una temperatura agradable a bordo y sea innecesario taparse. Recuerda que si el pequeño tiene mucho calor es posible que se maree y acabe vomitando sobre su arnés perfectamente colocado.

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