La hechicera del planeta fantástico

Todos tenemos más o menos claro cómo suena una guitarra eléctrica. Y todos tenemos clarísimo que las guitarras eléctricas no suelen sonar como la música que se escucha en las canciones de Noveller. La artista estadounidense, cuyo nombre real es Sarah Lipstate, parece totalmente inmune a las convenciones sobre la manera supuestamente apropiada de usar su instrumento: en su cuenta de Twitter se define como "hechicera de la guitarra eléctrica" y su propio sello ironiza sobre lo desconcertados que se quedan algunos al darse cuenta de que eso que están escuchando son las mismas seis cuerdas que tocan Keith Richards, Carlos Santana o Slash. "Lipstate reúne una paleta sonora tan rica que desafía al oyente a entender cómo puede estar alojada en un solo instrumento, manipulado por una intérprete solitaria", dice su hoja de promoción.

En realidad, para cuando Sarah Lipstate llegó a la guitarra, ya llevaba años metida en la música: de niña estudió piano y más tarde se pasó al trombón, pero en la adolescencia descubrió el rock atípico, ruidoso y estimulante de bandas como Sonic Youth, Pixies o la 'no wave' neoyorquina y se dio cuenta de cuál debía ser su instrumento definitivo. Con las opciones previas había recibido educación formal, pero al hacerse por fin con una guitarra eléctrica optó por una vía más independiente y experimental: se encerraba en su cuarto durante horas e iba tanteando con afinaciones alternativas, como había escuchado que hacían sus admirados Sonic Youth. Su búsqueda dio un gran salto adelante cuando, en el primer año de universidad, un amigo le regaló un E-Bow, el dispositivo electrónico que sirve para extraer de la guitarra sonidos más propios de un instrumento de arco.

Imágenes mentales

Sarah (cuyo itinerario biográfico comienza en Alabama y pasa por Luisiana, Texas y Nueva York) ha formado parte de bandas como Cold Cave o Parts & Labor, pero de manera paralela ha ido desarrollando su carrera en solitario como Noveller, un nombre artístico que eligió simplemente por su sonoridad: su página en Bandcamp recoge ya quince referencias bajo ese apelativo, repletas de exploraciones instrumentales que muchas veces provocan ensoñaciones hipnóticas. "La gente usa a menudo el término cinematográfico cuando habla sobre mi música, y varias personas me han descrito imágenes que ven en su mente mientras la escuchan o al verme tocar en directo. Creo que es natural que un sentido active otro", ha explicado la artista en una entrevista con 'Fifteen Questions'. Ese potencial sinestésico ha alcanzado una cumbre en 'Fantastic Planet', el álbum que editó a principios de este año, con nueve cortes que parecen transportar al oyente en un viaje por una geografía fabulosa, con la consistencia fluida de lo cósmico o lo oceánico.

Aunque en estas canciones ha utilizado también apuntes de sintetizador, Noveller intenta mantenerse fiel a su concepto original y ceñirse a su Fender Jaguar, el 'looper' para multiplicarse en sucesivos bucles sonoros y una creciente colección de pedales de efectos: hace unos meses explicaba a Guitar Gear que su tabla de pedales con todo el instrumental pesaba ya dieciocho kilos, pero que estaba estudiando la manera más eficiente de trasladar su sonido a este lado del Atlántico sin necesidad de acarrear toda la cacharrería. El resultado de esa depuración podrá comprobarse este miércoles en La Ribera, en un concierto gratuito organizado por el MEM. Pese al marchamo vanguardista de Noveller, su música fluida y sugerente debería servir como punto de encuentro para aficionados de otros campos, desde la electrónica ambiental hasta la psicodelia, y también para todos aquellos a los que les guste perder por un rato el control de su cerebro.