El txakoli vizcaíno arrasa en un concurso mundial celebrado en Bruselas
Los caldos de Magalarte Lezama e Itsasmendi consiguieron el oro y la plata en un certamen al que se presentaron
Virginia Urieta
Miércoles, 14 de mayo 2014, 02:31
Que los caldos de Bizkaiko Txakolina destacan por su color, su sabor y su particular elaboración es algo que bien saben los vizcaínos. Por eso los disfrutan siempre que pueden, recreando esas trazas de hondarribi zuri en sus paladares, buscando el grado perfecto de acidez que haga vibrar sus papilas gustativas. Y aunque parezca una bilbainada más, resulta que esa particularidad tan bien entendida y extendida por los vascos la conocen ahora en el mundo entero.
Tres txakolis de la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina han sido distinguidos en el Concurso Mundial de Bruselas, que tuvo lugar en la capital belga los pasados 2, 3 y 4 de mayo y acaba de publicar los resultados. Un Magalarte Lezama de 2013 y un Itsasmendi 7 de 2012 consiguieron la medalla de oro en el certamen, mientras que un Artizar de 2011, también de la bodega Itsasmendi, se hizo con la plata. Los tres vinos fueron premiados en la categoría de blancos.
Y no cabe mayor gratificación para ambas bodegas, orgullosos los dueños de haber conseguido el respaldo de un concurso de categoría ante más de 8.000 vinos procedentes de 40 países. «Hemos roto la imagen de que el txakoli es un vino de segunda, innovando desde el respeto y con la inquietud de conocer Bizkaia. Es un reconocimiento muy bueno para el producto, el camino que hay que seguir», valoró Garikoitz Ríos, de la bodega Itsasmendi. Es la primera vez que se presenta a un concurso de estas características, aunque se decidió casi por cuestiones que han tenido que ver más con la meteorología. «Ha sido un año de baja producción y la sensación es de bajo precio, decidimos intentarlo para darle valor al txakoli. Hay mucho trabajo detrás y el coste tiene justificación, espero que ahora más gente confíe en nosotros. Meternos en competencias de precios sería condenarnos», indicó.
En la bodega de Magalarte Lezama, «relativamente pequeña» aunque con una tradición vitivinícola que se extiende cuatro generaciones, también recibieron la noticia como un soplo de aire fresco. «Haber conseguido estar ahí, entre tantos vinos diferentes, es para estar orgulloso», confesó Iñaki Aretxabaleta. El año pasado también se presentaron aunque es la primera vez que reciben este premio, un «motivo de satisfacción» que también contribuye a posicionar sus caldos. ¿El secreto? «Mimar el producto. Tesón, trabajo y empeño en hacer las cosas bien».