El enemigo de los delanteros
Los porteros critican los nuevos balones siempre que se acerca un gran torneo, pero lo cierto es que cada vez se marcan menos goles
JON GARAY
Viernes, 11 de junio 2010, 04:34
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Los porteros están en pie de guerra. Otra vez. La razón es el Jabulani, el balón del Mundial. «Es como un balón de playa», ha dicho Casillas. «Se parece a un balón de supermercado», ha apuntado Julio César, el meta de Brasil y del Inter. «Es un balón especial, hecho para complicarle la vida a los arqueros para que haya más goles», ha sentenciado Claudio Bravo, el cancerbero de la Real Sociedad y de la selección chilena. Cada Mundial y cada Eurocopa sucede lo mismo: Adidas presenta un nuevo balón y los porteros ven en él una conspiración mundial contra sus intereses. Son los Messi y Cristiano Ronaldo -dicen- los beneficiados por tanta inversión tecnológica. Los datos indican que la media de goles ha caído en los últimos grandes torneos, justo cuando mayores eran las críticas de los porteros. Por sorprendente que parezca, los grandes perjudicados por los nuevos balones no son los porteros, sino los delanteros.
El Jabulani es la última creación de Adidas para Sudáfrica. Con una circunferencia de 69 centímetros y un peso de 440 gramos, ni sus paneles esféricos y tridimensionales, ni su sellado térmico y sin costuras, ni su carcasa interior de poliéster y algodón, ni las horas invertidas en el túnel de viento han logrado convencer a los porteros. Buffon ha llegado a decir que es «una vergüenza que se juegue el Mundial con él».
Esta 'guerra' de los metas con los balones no es nueva. Durante la Eurocopa de 2008, el holandés Van der Sar aseguró sobre el 'Europass' que «no diseñan los balones para los porteros»; el checo Peter Cech, que «es extraña, nunca sabes lo que puede hacer», y el portugués Ricardo, que «todo lo nuevo que aparece en el fútbol nos perjudica. Nada se hace para nuestro beneficio».
Dos años antes, en el Mundial de Alemania, el discurso fue muy similar. «Parece hecho para ridiculizar a los porteros», dijo sobre el 'Teamgeist' el alemán Jens Lehman. Todavía antes, en 1994, del 'Questra' se dijo que era más «rápido», que era especialmente difícil de atrapar cuando estaba mojado, y que cuando el jugador le pegaba 'a romper', se desviaba de su trayectoria. «¡Con los balones de antes no pasaba esto!», llegó a decir Carles Busquets, el conocido como 'portero sin manos', tras uno de sus memorables errores con el Barça.
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Habría que recordar que los 'balones de antes' no eran más que una vejiga recubierta de cuero y que en la primera final de un Mundial, disputada en 1930 entre Uruguay y Argentina, no hubo forma humana de que se pusieran de acuerdo sobre el esférico a utilizar. La primera parte se jugó con el de los argentinos y la segunda, con el de los uruguayos.
Más espectáculo
Cuando Adidas presentó el 'Questra' para el Mundial de 1994, la firma alemana aseguró que con él se vería más espectáculo, más goles. Habían utilizado incluso tecnología espacial en su diseño. El discurso con todos sus sucesores ha sido muy parecido. ¿Pero es esto cierto? Los datos de las últimos grandes torneos muestran todo lo contrario. En el Mundial de Estados Unidos se disputaron 52 partidos y se marcaron 141 goles, a una media de 2,7 tantos por encuentro. Cuatro años después, en el Mundial de Francia, el promedio fue el mismo, con 171 goles en 64 partidos. En los dos últimos torneos la media ha bajado a 2,5 en Corea y Japón (161 goles en 64 partidos) y a 2,3 en Alemania (147 en 64). El caso de la Eurocopa confirma también esta impresión. Si bien es cierto que en 2008 se marcaron más goles que en 1996 (2,48 frente a 2,06), no lo es menos que desde 2000 se están marcando menos tantos: de los 2,78 de Holanda y Bélgica a los 2,48 de Portugal y Austria-Suiza.
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En contra de este dato no puede argumentarse que el reglamento haya perjudicado el fútbol ofensivo durante este tiempo. Más bien todo lo contrario. Visto el pobre espectáculo ofrecido en el Mundial de Italia, desde 1992 el portero no puede recoger una cesión con las manos. También se premia la victoria con tres puntos en lugar de dos. Y la norma del fuera de juego ha sido cada vez más permisiva con el atacante, que ya no está en posición antirreglamentaria si no participa en la jugada.
Los porteros ven en cada nuevo balón una calamidad peor que la anterior. Cuando no hacen extraños, son muy ligeros o son difíciles de atrapar. Puede que todo ello sea cierto y que Casillas, Buffon y compañía tengan razón cuando critican la pelota, pero la realidad es que reciben menos goles. De confirmarse la tendencia, quienes verdaderamente tendrían que preocuparse por el Jabulani no son ellos, sino los delanteros.
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