«Cada vez vemos más casos de agresiones sexuales entre niños»
La experta considera necesario crear una unidad específica ante el «incremento» de los delitos cometidos por menores
MARÍA JOSÉ TOMÉ m.j.tome@diario-elcorreo.com
Sábado, 8 de mayo 2010, 12:00
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La Unidad de Valoración Forense Integral actúa cuando hay un conflicto violento en el seno de la familia. La misión de estos CSI psicológicos, surgidos al amparo de la Ley contra la Violencia de Género, es averiguar qué factores sociales o patologías pueden haber contribuido a generarlo. Los resultados se plasman en una prueba pericial psiquiátrica, «un diagnóstico que ayuda al jurista a aplicar las leyes», dice Ana Abasolo, médica forense del Instituto Vasco de Medicina Legal. Abasolo, ponente en las III Jornadas de Psiquiatría y Derecho celebradas esta semana en Bilbao, advierte sobre el «espectacular» incremento de los casos en los que hay implicados menores.
- ¿Qué pruebas toman?
- Hacemos una entrevista clínica a los miembros de la familia y también podemos utilizar el test de personalidad o de inteligencia, pedimos informes a la red sanitaria... Si hay un trastorno en uno de los implicados, debemos ver si entra dentro de algún supuesto jurídico.
- ¿Para ver si puede ser una eximente en un posterior juicio?
- Si se trata del acusado, es una de las posibilidades. Si es la víctima, lo que se valora es el daño psíquico.
- ¿Es frecuente que el acusado trate de fingir un trastorno para conseguir una reducción de la pena?
- La manipulación de la información siempre está presente, aunque prefiero hablar de subjetividad. Si yo tengo un conflicto, voy a contarte mi versión, lo que no significa manipular, porque puede que yo no sea consciente. Pero engañar a un perito psiquiátrico es difícil.
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- ¿Ha llegado a dudar en alguna ocasión?
- Sí, hay casos muy claros y otros muy complicados. Nosotros trabajamos con violencia física, psicológica y sexual. En todos los casos hay violencia psicológica; luego hay muchas subjetividades. Hay mujeres, por ejemplo, que consideran una humillación que su marido les diga que su madre cocina mejor que ellas y hay otros casos de mujeres con historias de maltrato tremendas. Atendemos a gente con personalidades extremadamente vulnerables.
- Una de las eximentes más habituales en el caso del maltrato es el consumo de alcohol y drogas. Hubo un debate sobre la posibilidad de que se considerase agravante en los casos de violencia de género, pero no prosperó. ¿Qué le parece?
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- Yo valoro la habitualidad de la violencia. La ley dice que es eximente una intoxicación plena, siempre y cuando no haya sido buscado a propósito o se haya podido prever. Es decir, si el hombre se emborracha y pega un día a su mujer es una eximente, pero si lo hace habitualmente, no lo es, porque ya sabe los efectos de su comportamiento, con lo que la atenuación se minimiza. Las eximentes las determina el juez, yo como médico sólo asesoro. Muchas veces el punto de vista de médico y del jurista es diferente, discrepamos.
- ¿La violencia más habitual en la familia es la del hombre hacia la mujer?
- Sí, lo que pasa es que muchas veces esta violencia también se proyecta hacia los hijos.
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- Los expertos alertan ante el incremento de la violencia filio-parental, las agresiones de hijos menores a sus padres.
- Sí, nosotros también lo hemos detectado. Este tipo de delitos eran inexistentes hasta hace cinco años, y hoy es un fenómeno creciente.
- ¿Por qué? ¿Puede ser que antes también existiesen pero no saliesen a la luz pública?
- Yo creo que es algo nuevo, que responde a un cambio social. Antes primaba el principio de autoridad y hoy en día se tiende a modelos democráticos que funcionan muy bien con algunos hijos, pero no valen para todos. Los padres tiene ahora muy pocos hijos y se vuelcan con ellos: son niños que desde edades muy tempranas cuentan con muchísimos recursos y tienen acceso en televisión a contenidos sexuales y violentos totalmente inapropiados.
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- El 'síndrome del emperador'. ¿Cómo se pude identificar a un pequeño tirano?
- Es el que manda en la familia, aunque no tenga capacidad, ni razón, ni madurez. Su mensajes es: 'Mando porque yo quiero, lo que yo quiero, y además lo quiero ya'. Cuando una persona crece aprende que tiene que posponer sus deseos, pero estos niños no maduran. A veces ocurre también que un menor es violento porque su entorno familiar es violento. La problemática con menores está aumentando de manera espectacular. De hecho, yo creo que sería necesario crear en un futuro inmediato una subespecialidad sólo de menores dentro del Instituto de Medicina Legal.
- Un estudio de un catedrático de la Universidad de Salamanca apunta que el 20% de las violaciones las cometen menores de edad.
- Es posible. Nosotros también tratamos agresiones sexuales de menores por parte de alguien que no es de la familia y hemos notado que cada vez hay más delitos de este tipo y a edades bajas. No hablamos del final de la adolescencia, de chavales de 17 años, sino de niños de 11 años, de 13...
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- ¿Violaciones?
- Cuando hablamos de agresiones sexuales nos referimos a muchas cosas: desde la violación a tocamientos, exhibiciones... No sólo hay que pensar en penetraciones, que probablemente sean lo mínimo.
- ¿Y qué provoca esos comportamientos?
- Cuando un niño muy pequeño tiene una conducta sexual inadecuada con otro niño, se trata de un indicador de que a ese menor le está pasando algo. Muy pocas personas desarrollan un comportamiento sexual depravado en su infancia.
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- ¿Abusos sexuales de padres a hijos?
- Puede ser. El enemigo de los niños siempre está cerca. En el caso de las niñas es más habitual que la agresión venga de alguien de la familia; en el caso de los niños, el agresor suele ser alguien de fuera: entrenadores, profesores... Así como entre adultos, la víctima es mujer, entre los menores el perfil está muy igualado: el 55% de las agresiones sexuales las sufren niñas y el 45% niños.
- ¿Ha crecido este tipo de delitos?
- Las estadísticas son muy pequeñas y nuevas, por lo que no podemos comparar. No quiere decir que haya más casos, sino que los servicios sociales funcionan mejor y se detectan más ahora.
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- ¿Un pederasta es un enfermo?
- No tiene por qué. Nos indica una persona que tiene una conducta sexual concreta, la tendencia a los niños. Solemos creer que este tipo de personas presentan un comportamiento anormal en todos los aspectos de la vida y no es así. Funcionan exquisitamente: son los buenos vecinos, los buenos padres de familia, pero tienen una parte oscura, que es ese instinto sexual depravado. ¿Estamos hablando de un enfermo mental? Pues no lo sé, hay términos que están en la frontera.
- Casos como el de la niña de Seseña o el de Sandra Palo alimentan el debate sobre el endurecimiento de las penas a menores de edad. ¿Es ésa una solución?
- No lo sé. Lo cierto es que al menor se le están dando muchos derechos, pero gestionar la libertad es muy difícil. Hay una desarmonía entre los derechos, las obligaciones y las responsabilidades del menor.
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- Este año está resultando especialmente dramático en cuanto al número de mujeres muertas por violencia de género.
- Bueno, el año pasado hubo un descenso... La realidad es muy compleja. Yo soy muy crítica con los medios de comunicación, porque creo que están amplificando el fenómeno. El Centro Reina Sofía para el estudio de la violencia ha hecho un estudio que demuestra que el día que se publica la muerte una mujer, hay muchísimas probabilidades de que ocurra otro caso en los tres días siguientes. Tenemos que empezar a pensar que publicar determinados datos activa pensamientos latentes en personas ya de riesgo.
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