MÚSICA Y ARTE DE LA MANO

Diez cantantes con estatua

Bob Marley tiene su escultura en Jamaica, pero a John Lennon se le puede buscar en Almería, a Freddie Mercury en Suiza y a Frank Zappa en Lituania. Kurt Cobain ha sido el último en sumarse al club

CARLOS BENITO

Miércoles, 5 de marzo 2014, 19:19

El rock y el pop nunca se han llevado del todo bien con la escultura, que parece una cosa más propia de almirantes y gobernadores. Aun así, hay un puñado de figuras de la música popular que, por su relevancia, han acabado plasmadas en piedra o en bronce, un destino que muchas de ellas habrían contemplado con ironía o incluso con horror. El último en sumarse a este selecto club del pedestal ha sido Kurt Cobain, a quien su ciudad natal (Aberdeen, en el estado de Washington, EE UU) ha dedicado una escultura bastante cuestionable, pero resulta curioso cómo estos homenajes no siempre se producen tan cerca de los orígenes: otros artistas, universales al fin y al cabo, han acabado expuestos a las palomas en lugares muy alejados de su tierra. Repasemos diez estatuas a las que solo les falta cantar.

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Kurt Cobain (Aberdeen, Estados Unidos). Los fans de Nirvana han reaccionado con cierta aprensión ante esta extraña estatua, que presenta al líder del trío tocando la guitarra y derramando una lágrima. La obra se desveló hace un par de semanas en el Museo de Historia de Aberdeen, con ocasión del 'Día de Kurt Cobain', que conmemoraba el que hubiese sido el 47 cumpleaños del músico. La obra de Randi Hubbard es una cosa modesta, sin muchas pretensiones, a juego con el tono de aquella jornada de homenaje: hubo un concierto y estuvieron presentes el batería original de Nirvana, Aaron Burckhard, y el primer profesor de guitarra de Cobain.

Freddie Mercury (Montreux, Suiza). Queen grabaron siete álbumes en Mountain, los estudios que se compraron en Montreux, y el vocalista tenía un bonito apartamento con vistas al lago Lemán. También está orientada hacia el agua su estatua, una pieza de Irena Sedlecka de tres metros de altura, que fue inaugurada en 1996 por Montserrat Caballé y el padre de Freddie. Se ha convertido en un punto de reunión de fans de Queen y no le suelen faltar flores.

Bon Scott (Fremantle, Australia). El cantante de AC/DC nació en Escocia, pero su familia emigró a Australia cuando Bon tenía 6 años y se estableció en Fremantle cuatro años después. Allí, en el puerto, se alza desde 2008 su estatua: se alza poco, porque es a escala real y Bon rondaba el metro sesenta y cinco, aunque el monumento le presenta subido a un amplificador Marshall. El autor, Greg James, incorporó un micrófono de verdad que Bon había utilizado, así como botones reales para sus Levi's. En los últimos meses se habla mucho de una nueva estatua de Scott que se va a instalar en Kirriemuir, la localidad escocesa donde residió de niño: la idea era representarlo con una gaita, para reflejar sus orígenes, pero algunas voces críticas sostienen que eso despistaría a las generaciones venideras, que podrían pensar que se trata de un músico de folk. A su colega Angus Young, el guitarrista del pantalón corto, lo encontramos bastante más cerca, porque tiene estatua en Sopela.

John Lennon (Almería, España). Podemos toparnos con Lennon en distintos lugares del mundo. En Liverpool, cómo no, o en La Habana, pero también en Almería, donde pasó dos meses en 1966 y empezó a componer 'Strawberry Fields Forever'. La obra de Carmen Mudarra, instalada en La Rambla, lo retrata "con los rasgos físicos, la ropa y el pelo" que lucía en aquella estancia andaluza. O, por lo menos, lo retrataba así en un principio, ya que la insistencia de los vándalos en arrancarle las gafas provocó que el Ayuntamiento desistiese de seguir pagando reparaciones y optase por un Lennon con lentillas.

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Phil Lynott (Dublín, Irlanda). El bueno de Philip Parris Lynott nació en Inglaterra, pero con 4 años ya lo mandaron a vivir con su abuela en Dublín. La capital irlandesa rinde homenaje al líder de Thin Lizzy con una estatua de dos metros y medio firmada por Paul Daly y colocada en pleno centro, que se ha convertido en cita obligada para los turistas roqueros. El año pasado se gastaron 4.000 euros en restaurarla, después de que dos jóvenes la derribasen de su pedestal.

Bob Marley (Kingston, Jamaica). Parecería casi absurdo que no hubiese una estatua de Bob Marley en su país. De hecho, hay unas cuantas, que en ocasiones han dado lugar a la polémica. La primera escultura del cantante que se encargó para Celebrity Park, en Kingston, fue obra de Christopher Gonzales, que optó por un planteamiento alegórico, en el que los 'dreadlocks' del pelo de Marley se fundían con las raíces de un árbol. Pero, en esto de los monumentos, la gente tiende a ser realista, así que el resultado dejó descontenta a la población y a la propia familia Marley: finalmente, se comisionó al egregio artista jamaicano Alvin Marriott para que diese una visión menos fantasiosa del mito. El resultado, de clásico realismo, es el que puede contemplarse actualmente junto al estadio nacional, aunque los curiosos tienen la oportunidad de acudir a Ocho Ríos para ver la figura creada por Gonzales, quizá más interesante.

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Dolly Parton (Sevierville, Estados Unidos). No hace falta morirse para recibir el sentido homenaje de los paisanos. En 1987, el condado de Sevier decidió que ya era hora de erigir una estatua a Dolly Parton, ilustre nativa que se mudó a Nashville al terminar el instituto, pero que nunca olvidó su hogar en las montañas. Dolly tenía entonces 41 años, que no es mala edad para que te inmortalicen en bronce, y considera esta figura "el mayor honor" que ha recibido en toda su carrera. El escultor Jim Gray la representó sentada sobre una roca, tocando la guitarra, como una joven soñadora: en la severidad del metal se echa de menos ese colorismo tan propio de Dolly Parton.

Oum Kalsoum (El Cairo, Egipto). La cantante más famosa del mundo árabe (cuyo nombre se transcribe también como Umm Kalzum, entre otras variantes) residía en el barrio cairota de Zamalek, y ahí se puede visitar ahora su estatua, que sirve como reflejo de las tensiones políticas y religiosas del país: en la imagen de la galería, vemos a la pobre Oum con un parche en el ojo, en forzada solidaridad con los heridos por la policía en las manifestaciones de 2011.

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Frank Zappa (Vilnius, Lituania). Lo del busto de Zappa en Vilnius resulta difícil de explicar, porque no existe una conexión particular entre el músico y el lugar. Al parecer, cuando el país se emancipó de la URSS, la retirada de las estatuas de Lenin y compañía dejó cierto vacío iconográfico y unos cuantos soportes libres, así que a un funcionario fan de Zappa se le ocurrió promover la instalación de su efigie, reproducida por el escultor Konstantinas Bogdanas, serio representante del realismo socialista. La inauguraron en 1995 y estuvo presente el entonces presidente checo, Vaclav Havel, que siempre fue un ferviente adorador del legado zappiano.

Michael Jackson (Best, Holanda). Como decíamos, muchos de estos artistas habrían contemplado con escepticismo y cierta ironía el hecho de convertirse en estatua, pero no es el caso de Michael Jackson. En 1995, cuando su compañía se planteaba cómo promocionar el álbum 'HIStory', fue el propio cantante quien propuso la vía escultórica. Se confeccionaron nueve figuras de Jackson de casi diez metros, hechas de acero y fibra de vidrio, y se repartieron por toda Europa. La de Best continúa allí, junto al McDonald's, como un Mazinger-Z del pop, y de hecho está como nueva, porque hace poco más de un año la sometieron a una completa restauración.

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