Botellón de TAB

Abanqueiro es una parroquia del municipio coruñés de Boiro, en la ría de Arosa, allá en el noroeste de la Península. Se trata de un pueblo modesto, pero puede presumir de dos motivos para ser conocido fuera de su entorno. Es el lugar de origen de la empresa Rianxeira, una de las conserveras más importantes de España. Y allí tienen su cuartel general Triángulo de Amor Bizarro, que tal vez no sean la Rianxeira del rock pero sí producen y envasan uno de los ruidos más estimulantes que se han escuchado en este país desde principios de este siglo. Uno se imagina la calma rural de la comarca perturbada por los sonidos extraños que surgen de la casa de los Triángulo, con sus guitarras saturadas y esa electrónica un poco incordiante a la que son aficionados. De hecho, uno se imagina que la casa entera vibra, pero probablemente el asunto no llegue a tanto.

Tal vez sea ese aislamiento de los núcleos donde se deciden las modas lo que ha dado a Triángulo su personalidad única: son excéntricos geográfica y artísticamente, pero de una manera natural, sin forzar. Habría que cortarles muchos tentáculos para que les encajase el uniforme indie, tan extendido en nuestra escena. Para empezar, hacen mucho más ruido de lo habitual, porque simpatizan con esa escuela que no concibe poner un control al nueve si existe un diez, pero ellos mismos se han hartado ya de que siempre se resalte su glorioso estruendo, particularmente vivificante en directo. «Preguntadle a nuestro técnico, que tiene un sello experimental, Taumaturgia, si lo que hacemos es ruido. Lo más probable es que se ría en tu cara», decían hace poco en una entrevista con Hipersónica. Efectivamente, Triángulo de Amor Bizarro no son Merzbow, y sus canciones funcionan porque tienen melodías pegadizas y hermosas, ganchos muy efectivos y letras sorprendentes, aunque muchas veces resulte difícil llegar a oírlas.

«Hasta hace bien poco, el indie estaba protagonizado por gente disfuncional, que es lo que nosotros reivindicamos», se presentaban en 2007, cuando editaron su primer álbum. En 2010 llegó Año Santo, que lograba endurecer los presupuestos de su debut, y ahora tienen a punto el tercero, Victoria mística. El cuarteto gallego Rodrigo, Isa, Rafael y Zipo parece cada vez más interesado por las máquinas, y su sencillo de adelanto, Robo tu tiempo, es una apremiante canción sin guitarras que trae a la cabeza el Yü-Gung de Einstürzende Neubauten. Pero ya han avisado de que el álbum no seguirá esa vía: «El 90% estará cantado por Isa y habrá más guitarras que en los anteriores», han anunciado en Twitter. La verdad es que la idea de más guitarras se presenta casi heroica, como esa lucha entre San Jorge y el dragón que va a ilustrar la portada del disco.

Triángulo, TAB para abreviar, se han convertido en visitantes habituales de Bilbao. De hecho, les ha tocado dar conciertos en un par de sitios bastante atípicos: hicieron una de sus descargas en el Museo de Reproducciones Artísticas, sin que se resquebrajase ninguna escultura, y después superaron el nivel de extrañeza con un concierto gratuito en plena Gran Vía, junto a la Diputación, organizado para celebrar el Día Mundial del Diseño Industrial. El año pasado, sus abrasivos 33 minutos en la carpa Vodafone del Bilbao BBK Live fueron, para más de uno, lo mejor de todo el macrofestival. En esta ocasión les toca oficiar en un local convencional, el Azkena, y el propósito es presentar la nueva edición del festival MAZ de Basauri, que se celebrará en mayo con artistas como Christina Rosenvinge, Iván Ferreiro o Sr. Chinarro.

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