El uso de las gafas de sol entre los más pequeños puede resultar contraproducente.
PROTEGER LOS OJOS en verano

Mejor una gorra con visera que gafas de sol

El creciente uso de lentes solares entre los niños responde sólo a una moda, no a una necesidad

FERMÍN APEZTEGUIA

Martes, 10 de julio 2012, 12:44

Hay mucho mito en torno al cuidado de los ojos en verano. Por ejemplo, cada vez se oye más desde hace unos años sobre la necesidad de que también los niños usen gafas de sol para proteger su vista en desarrollo de los efectos de los rayos ultravioletas. No haga caso. Si escucha algo así, es muy posible que sólo le estén intentando vender unas gafas.

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El jefe del servicio de Oftalmología del hospital de Basurto, Jesús Alfonso Grijalbo, recuerda que los ojos de los críos, después de millones y millones de años de evolución, están más que habituados a convivir con el sol. No necesitan una protección especial porque están preparados para cumplir su función también en las condiciones climáticas propias del verano. Una gorra con visera le protegerá mucho más que unas lentes solares. Las que siguen son, según el especialista vizcaíno, las claves que deben tenerse en cuenta para proteger la vista del envite del verano.

1. La sequedad ocular puede ser un problema para un 15% de la población, especialmente a partir de los 50 años. La mejor manera de refrescar los ojos y aliviar cualquier molestia es lavándolos con agua dulce y los párpados cerrados.

2. Si lo considera necesario, puede utilizar lágrimas artificiales para hidratar los ojos, aunque le bastaría con hacerlo dos o tres veces al día. Entre lágrimas y colirios, existen en el mercado más de 20 ó 30 preparados, con sus diferentes presentaciones. Un farmacéutico o su óptico pueden asesorarle sobre el producto más acorde a sus necesidades, pero si lo que cree que tiene es un problema de sequedad ocular, consúltelo con su oftalmólogo.

3.- Las gafas de sol son un producto fundamentalmente estético. Ni siquiera los adultos necesitarían utilizarlas, salvo en ocasiones muy puntuales, como cuando el resol y los brillos que origina dificultan la conducción. Sí se aconseja su uso en zonas de alta montaña especialmente en temporada de nieve y si se va a pasar largo tiempo contemplando el mar desde la orilla. La luz reflejada en el agua durante largo tiempo podría causar pequeñas úlceras (queratitis). En todo caso, como norma general, no es que no recomienden sino que resultan innecesarias en zonas de costa. Su utilización sólo comenzaría a estar justificada, si se desea, a partir de los 45 años, cuando el cristalino comienza a cambiar su índice de refracción por efecto de la edad y los ojos empiezan a ser más sensibles a la luz.

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4. No tiene sentido que los niños lleven gafas de sol. Su uso responde más a una moda estética que a una necesidad terapéutica. Si les molesta la luz, una gorra con visera resulta más que sufiente. «Los ojos han nacido para no tener que llevar gafas de sol. Utilizarlas puede ser incluso contraproducente», recalca el jefe de Oftalmología del hospital de Basurto.

5. Las alergias constituyen el problema de salud más común que pueden sufrir sus ojos durante la temporada estival. La polinización y los ácaros suelen ser los principales causantes de las llamadas conjuntivitis alérgicas. Piscinas y lugares cerrados utilizados por muchas personas pueden convertirse asimismo en un foco para la transmisión de la conjuntivitis adenovíricas, que resultan más complicadas. Cursan con un gran enrojecimiento, generan fotofobia, lo que significa que al paciente le molesta la luz mucho más, afectan a la córnea y, además dan «mucho la lata». Pueden tardar en quitarse hasta 4 y 5 semanas, con la desventaja añadida de que son tan fácilmente contagiables que puede acabar sufriéndolas toda la familia. Hay que estar muy atento al uso personal de toallas y similares.

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6.- Hay un tercer grupo de alergias, que son las bacterianas, las más frecuentes de todas. Suelen darse en gente joven y también resultan muy contagiosas. El tratamiento, en cualquier caso, debe ser continuado. Las gotas han de aplicarse cada dos o tres horas y no esperar, por ejemplo, a las horas de las comidas (desayuno, comida y cena). El efecto antibiótico se pierde si se deja pasar el tiempo y el germen vuelve a crecer. La infección, como consecuencia, no se cura.

7.- Si utiliza lentes de contacto no se olvide de llevar lágrimas artificiales, especialmente si va a viajar a la playa. Los granitos de arena pueden generar molestias en el ojo y también un desagradable lagrimeo. Un hidratante ocular puede ayudarle a combatir, asimismo, la sequedad causada por la luz.

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8.- Es posible que en estas fechas oiga decir que el verano es una buena época para operar su miopía y otros defectos de la visión. Es sólo un reclamo comercial. En teoría, la mejor época del año para una intervención quirúrgica de este tipo sería el otoño o el invierno. La operación de miopía requiere levantar la córnea y produce a los pacientes más molestias y más fotofobia de lo habitual. En realidad, según el oftalmólogo Jesús Alfonso Grijalbo, lo mejor es que el afectado decida cuál es el momento en que le resulta más cómodo someterse a una intervención, en función de otras cuestiones, como su calendario laboral.

9.- Una buena manera de cuidar los ojos, siempre, es mantenerlos bien hidratados y, como con todo, realizar una alimentación equilibrada. Dieta mediterráena. Rica en pescado, alejada de las carnes rojas, con abuntantes frutas y verduras;y aliñada con un poco de ejercicio. Media hora de caminata al día es un ejercicio que agradecerá el conjunto de su salud.

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10.- Si finalmente va a comprar unas gafas de sol, hágalo en un centro de confianza, mejor en una óptica. Y en cualquier caso, disfrute del verano.

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