La primera escala de Pasaban
La tolosarra y su equipo ya están en Katmandú, donde recibieron la visita de Miss Hawley pocas horas despuésde su llegada
FERNANDO J. PEREZ , ENVIADO ESPECIAL A KATMANDÚ
Miércoles, 6 de abril 2011, 16:08
Edurne Pasaban y su equipo ya están en Katmandú, primera etapa del periplo que les debe llevar hasta el campo base del Everest a mediados de mes para intentar su ascensión sin la ayuda de oxígeno complementario. El paso por la capital nepalí no es un trámite. La expedición permanecerá aquí durante cuatro días en los que hay un sinfín de tareas que hacer. Comprobar y reordenar el cargo aéreo en el que ha llegado la casi tonelada de material de la expedición, realizar las últimas compras, adquirir comida, cumplir con el trámite burocrático del briefing de la expedición en el ministerio
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Aún con el jet lag a cuestas, Pasaban, Asier Izagirre, Ferrán Latorre, Nacho Orviz y el médico del grupo, Pablo Díaz Munio, se pusieron manos a la obra y se organizaron y distribuyeron el trabajo. En esta ocasión, además, la logística va a ser más complicada de lo habitual, ya que con ellos viaja un equipo de televisión de tres personas que graba cada uno de sus movimientos para un programa semanal que se va a emitir en TVE. Así, por ejemplo, el trekking de aproximación al campo base se prolongará algún día más, ya que el grupo descansará en Namche Bazaar y Peritche.
Además, la agencia comunicó a Edurne que una vez metidos en el proceso de aclimatación contarán con cocina y cocinero en el campo 2, a 6.800 metros de altitud, en pleno Valle del Silencio. Tras la primera fase de aclimatación, en realidad este campamento se convierte en un campo base avanzado y el C-1, que se ubica justo después de la cascada de hielo, queda en desuso. Ese aparente lujo en el campo 2 es algo habitual en el Everest, donde prácticamente todas las expediciones comerciales montan también su cocina perfectamente nutrida y equipada a 6.800 metros.
Entrevista inaplazable
Pero antes de todo eso hay que cumplir con un ritual inevitable: la visita de Elizabeth Hawley, la veterana cronista del Himalaya que, como no podía ser de otra forma, se presentó en el hotel en el que se hospeda la expedición unas horas después de que los montañeros cruzaran la puerta y con las maletas aún sin deshacer. Y por si quedaban dudas de si el paso del tiempo está mermando su genio y energía, volvió a mostrarlos cuando Edurne le pidió posponer la entrevista a hoy debido a todas las tareas pendientes que tenían ayer. La negativa de la estadounidense fue rotunda y le advirtió a la alpinista que la entrevista era inaplazable y que se celebraría «a las dos y media de la tarde». El motivo no podía ser más importante: hoy es su día de descanso.
Una vez cara a cara con Pasaban, y como es también habitual cada vez que se encuentran, se mostró muy afable y charlaron durante casi media hora. Miss Hawley incluso rememoró para Edurne detalles y anécdotas de la primera ascensión al Everest sin oxígeno, que protagonizaron en 1978 Reynhold Mesnner y Peter Habeler y de la que ella, cómo no, fue testigo y notaria.
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Aunque ese cariño hacia los demás tampoco es generalizado. Miss Hawley no pudo evitar una mueca de contrariedad al comprobar la presencia del periodista de EL CORREO en el grupo de Edurne Pasaban. Aún le recordaba después del seguimiento al que la sometió el pasado año, tras la culminación de los catorce ochomiles por parte de Edurne Pasaban y Miss Oh, para que se pronunciase sobre la polémica ascensión de la coreana al Kangchenjunga en 2009. Incluso rechazó estrecharle la mano en la despedida. Aunque tras un momento de desconcierto, esbozó una sonrisa y alargó su mano al periodista, en medio de las risas de los presentes. Es decir, Miss Hawley estaba ayer de buen humor.
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