'Mario & Luigi: Conexión Fraternal' me ha reconciliado con los RPG
Crítica ·
Acquire trae de vuelta una de las series portátiles más queridas por los usuarios de Nintendo¿Puede ser 'Conexión Fraternal' el juego de Mario en el que más horas haya invertido? Seguramente. Y es toda una sorpresa, porque 'Mario & Luigi' no figura entre mis series predilectas. De hecho, nunca me he llevado especialmente bien con el género RPG: mi falta de paciencia casa poco con las refriegas por turnos, especialmente si el desarrollo requiere acometerlas de forma ininterrumpida para subir de nivel y así superar cada nuevo pico de dificultad.
Si seguía insistiendo en los juegos de rol era más bien por su narrativa. Siempre me ha fascinado la complejidad de sus personajes y mundos; todo ello ensalzado por unas cinemáticas espectaculares y, a menudo, repletas de giros de guión. A fin de cuentas, soportaba el tedio del gameplay para alcanzar el clímax de la historia.
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Entonces llegó la última exclusiva de Nintendo Switch para cambiarme los esquemas. Porque aquí el argumento resulta más bien escueto: los hermanos fontaneros acaban en el mundo fragmentado de Concordia, a 'bordo' de una isla que hace las veces de navío, con el fin de reunificar los territorios extraviados. Un malo malísimo aprovecha el caos para dominar el mundo a costa de una misteriosa energía, mientras nosotros la aprovechamos para inundar de luz a los desperdigados habitantes. La empresa nos llevará a visitar islas a la deriva repartidas por varios mares, cada cual con su propia ambientación, casuística, combates y rompecabezas.
El objetivo último será activar los grandes faros de Concordia y así frustrar los planes de nuestra némesis (Bowser también anda de por medio, claro está). Con todo, los acontecimientos se suceden a paso de tortuga y sin que las revelaciones impacten demasiado. A las 20 horas de aventura apenas hemos rascado la superficie de personajes como la joven Conetta, lo que puede desesperar al más pintado. Y tampoco es que las dosis de humor (que lo hay) alcancen las cotas a que nos tienen acostumbrados los Paper Mario; se limitan mayormente a nuestro aliado Porcopolo, un porcino empeñado en que no lo cataloguen como tal.
Entonces, ¿dónde radica la gracia de esta Conexión Fraternal? En un sistema de juego variado y adictivo. Como digo, cada isla en la que recalamos alberga una propuesta diferenciada: lo mismo tenemos que esclarecer un misterio a base de escudriñar el escenario que infiltrarnos en un complejo repleto de guardias; atravesar un enrevesado laberinto que resolver intrincados puzles alternando el control de sendos protagonistas. Algo que el original esquema de control pone en bandeja de plata: Mario y Luigi cuentan con sus respectivos botones de salto, ataque y esquiva, por lo que cuesta bien poco coordinarlos (apenas deslizar el dedo).
Que los mapas sean contenidos también ayuda a no dilatar en exceso las incursiones en cada isla, lo que agiliza algo más el desarrollo. Eso sí, muchas zonas resultan impracticables a la primera vuelta: como si estuviéramos en un Metroidvania, tenemos la opción de volver a dichas barreras para franquearlas gracias a las habilidades 'tándem' que vamos adquiriendo durante la aventura (una de ellas recuerda bastante a la morfosfera de Samus, de hecho).
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Luego están los combates propiamente dichos, que serán los que ocupen la mayor parte de vuestra partida. Mientras que en otros RPG tendía a evitarlos todo lo posible, aquí me he encontrando afrontándolos de buena gana (hasta el punto de encontrarme siempre varios niveles por encima del recomendado para cada segmento del juego). Que cada movimiento y esquiva esté condicionado a una suerte de 'quick time event' rompe con la monotonía del tradicional selector de opciones; pero es que además brinda la posibilidad de zanjar contiendas casi sin despeinarnos aún cuando nuestras estadísticas se encuentren muy por debajo de las del contrario. Interiorizar el tempo de sus ataques nos permite sortearlos para no perder salud y, a veces, provocar que se vuelvan en su contra.
Con todo, algunos envites demandan una precisión tan inhumana que no queda otra que tirar de las llamadas 'clavijas'. Son la principal aportación de Acquire (el estudio responsable) a la fórmula de Mario & Luigi: modificadores de combate que, en determinadas combinaciones, consiguen marcar la diferencia. Éstos se desbloquean recolectando uno de los ítems más importantes del juego (las 'fulgas') y permiten desde usar champiñones de forma automática hasta potenciar nuestros ataques y defensas, ya sea aumentando nuestro tiempo de reacción o brindándonos martillazos cargados adicionales. Así que sí, Conexión Fraternal no deja de ser un RPG repleto de batallas más o menos obligatorias, pero lo compensa con divertidos juegos de botones y la posibilidad de afrontarlas con múltiples enfoques (tantos como clavijas seleccionemos).
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Tampoco decepcionan unos jefes finales diseñados para sacar provecho a las 'ideas de Luigi'; invocaciones que correctamente ejecutadas aprovechan elementos de la arena de combate para darle la vuelta a la tortilla y así castigar contundentemente al enemigo.
Por poner algún pero, el tramo final de la aventura cae en el típico error de obligarnos a revisitar islas para alargar la duración, lo que se antoja a todas luces innecesario en una obra de esta envergadura. Ya solo descubrir todos los peñones e islotes del mapa marítimo (al más puro estilo Wind Waker) supone un buen puñado de horas. Por la misma razón y su planteamiento anodino, también habríamos descartado las muchas misiones secundarias (algunas de carácter temporal).
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Ya en el plano técnico, achacamos unas caídas de frame rate frecuentes durante el desplazamiento de los hermanos, pero tan nimias que no lastran en modo alguno la experiencia (nada tan llamativo como lo visto en el remake de 'Link's Awakening'). Por lo demás, el estilo gráfico es lo más parecido que vamos a ver una serie de animación interactiva protagonizada por los héroes del Reino Champiñón. Los escenarios pecan de simpleza en sus texturas, pero las animaciones y expresividad facial de los personajes embelesan. Nos ocurrió algo parecido con 'Super Mario Bros. Wonder', pero aquí las mandíbulas desencajadas y los ojos saltones de Mario y Luigi se llevan a otro nivel. La banda sonora quizás pase algo más desapercibida, pero no puede tacharse más que de acorde al tono y colorido general. Por su parte, una traducción al castellano repleta de modismos contrarresta lo cansino de las ininteligibles voces conforme acumulamos horas a los mandos.
Para ser sincero, no me ha interesado demasiado lo que Conexión Fraternal tenía que contarme, pero que un RPG haya conseguido engancharme a sus combates durante más de 40 horas ya es todo un logro. Segmentar el gameplay en mundos (islas) de mecánicas diferenciadas, el medido backtracking y el dinamismo de unos combates personalizables (clavijas mediante) despiertan curiosidad sobre la futura trayectoria de Acquire dentro de una serie que algunos daban ya por finiquitada.
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