Análisis

'Fire Emblem Engage': El perfecto homenaje

Reseñamos una entrega conservadora y repleta de guiños

marc fernández

Lunes, 30 de enero 2023, 12:46

Más de 30 años acompañan a la serie Fire Emblem, que asentó y popularizó las bases de todo un género. Es el referente indiscutible de los RPG estratégicos por turnos, siempre dispuesto a elevar sus estándares a nuevas categorías. Su obra más reciente, 'Three Houses', es el ejemplo perfecto de todas las virtudes históricamente determinadas que se han sintetizado en la que es a día de hoy su obra magna.

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Engage, sin embargo, no introduce elementos tan novedosos como Three Houses, sino que pretende servir como homenaje a la franquicia y tira por derroteros mucho más conservadores. No en el mal sentido: apuesta por una vuelta a lo clásico y se enfoca principalmente en las batallas. ¿El resultado? Un juego con una propuesta sobresaliente en lo jugable, pero que recorta otros aspectos mecánicos y narrativos alternativos, como el componente social que teníamos en la anterior entrega.

Su historia también supone un regreso a la fantasía épica bélica arquetípica, sin más intríngulis que la de buenos y malos que se enfrentan en una batalla dicotómica. Los mapas dejan de lado las complejidades terrenales para volver a ser campos llanos que abarcan a multitudes enfrentadas (incluso a veces el número se antoja alarmante). El ritmo de juego se ha dinamizado muchísimo al respecto para que el jugador mantenga puesta su conciencia al servicio de la victoria y poco más. Todo esto, a costa de perder detalles y sutilezas narrativas.

Por ello, el guion del juego es plano y predecible: no aporta nada que no hayamos visto centenares de veces. Atrás quedaron los giros locos de la trama; aquí toda potencialidad argumental se rebaja a la ley del deus ex machina. Los buenos son los buenos, los malos son los malos y el carisma brilla por su ausencia. Cada personaje se construye mediante una amalgama de clichés, por lo que la novedad ni está ni se la espera.

Por suerte, el gameplay tan lúcido, puro y fresco, compensa toda la carencia narrativa del título con combates increíblemente estimulantes y efectivos en todo lo que se propone de partida. Lo que prima aquí es, como viene siendo costumbre, la configuración y personalización absoluta de nuestro propio batallón. Escoger entre las numerosas clases para cada unidad, establecer nuestras propias estrategias y estilo de juego, y considerar cada paso que damos con ánimo de optimizar nuestra acción en el campo de batalla para lograr la victoria.

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Aunque mantenga las bases clásicas de la franquicia, no hay que obviar las interesantes novedades que se nos ofrecen: se introduce aquí la nueva mecánica de ruptura, con la que romper la guardia del enemigo en caso de contar con ventaja de arma (impidiendo así bloqueos y contraataques). Esto, además de multiplicar de manera exponencial el triángulo de ventaja de armas, alienta sobre todo a la ofensiva directa, en detrimento del juego defensivo. Hay que tener en cuenta que también podemos ser víctimas de una ruptura, por lo que tendremos que jugar bien nuestras cartas.

Otra de las nuevas mecánicas es la de los Emblemas, con los que podremos invocar el poder de los héroes de otros mundos (que son ni más ni menos que los protagonistas clásicos de las anteriores entregas). Marth, Ike, Lyn… y otros tantos aparecerán para echarnos un cable cuando más lo necesitemos. Además estos emblemas son equipables y otorgarán habilidades y características importantes, obviamente correspondientes al héroe relacionado. Esto permitirá otra multiplicidad de combinaciones con las que rompernos la cabeza a la hora de crear estrategias.

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Durante las misiones en el terreno de juego las cosas se complican mucho más que en entregas anteriores. En cada partida, el título pone en marcha cantidad de mecánicas enfocadas a meternos presión, como alertar de la llegada de refuerzos por parte de los enemigos. La aventura también ofrece una suerte de misiones secundarias llamadas 'Desvíos' (importantes porque emulan las batallas más características de todos los juegos de la saga); un buen movimiento fanservice que, para rematar, conserva los temas musicales de antaño en formato remasterizado.

Otra cosa que Engage mantiene, para bien, es un apartado artístico super colorido, muy superior a lo que vimos en Three Houses. Existe una mejora sustancial en todos sus aspectos gráficos: modelados, animaciones, texturas, escenarios... Además posee una tasa de imágenes por segundo mucho más sostenida. Por otro lado, es un juego que cuida su ambientación con una banda sonora repleta de temas muy potentes, y cuyo doblaje presenta mucha calidad. Para añadir la guinda al pastel, los textos nos llegan en perfecto castellano.

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El juego se extiende unas 70 horas contando todos los desafíos alternativos. Razón de más para poner las manos encima a este perfecto homenaje por el trigésimo aniversario de la franquicia. Un imprescindible para cualquier fan del género.

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