Análisis

'Endling', un videojuego español por la salvaguarda del medioambiente

Ya disponible para Xbox One, Nintendo Switch, PlayStation 4 y PC

aimar alonso

Lunes, 8 de agosto 2022

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, actualmente hay unas 5.200 especies en peligro de extinción en todo el planeta. Paralelamente, en España, estamos sufriendo el verano más devastador que se recuerda en cuanto a incendios forestales. Estos son solo dos datos que pueden poner en contexto la importancia de un juego como 'Endling', que busca tanto entretener como concienciar.

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Herobeat Studios, desarrolladora afincada en Barcelona, ha trabajado durante años para sacar adelante un desarrollo que sorprendió a este redactor hace varios Fun & Serious. Una propuesta loable que mezcla a partes iguales mecánicas narrativas y de supervivencia con fases de exploración.

Con una estética que recuerda a grandes producciones indie como 'Inside', Endling nos presenta un juego menos lineal y más abierto por momentos, que se aprovecha de los ciclos de día y noche para modificar sus mecánicas.

El título nos encarga la supervivencia de una familia de zorros en pleno desastre medioambiental. Como tales, será en los ciclos nocturnos donde podremos movernos con mayor libertad de exploración para, básicamente, dos objetivos: avanzar en la trama de la que nada diremos aquí, y buscar comida de diversas formas (husmeando, cazando...).

Es de noche, precisamente, cuando podremos explorar. Eso sí, estando siempre atentos a que no nos alcance el día, o nos tocará correr para no ser capturados. Aunque no solo los humanos serán un peligro para nosotros y nuestra camada: durante la exploración podremos encontrar trampas de todo tipo y otros animales que pretenderán darnos caza.

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La obra de Herobeat Studios sabe despertar como ninguna nuestros sentimientos hacia los animales. Si eres un amante de la madre naturaleza, o sencillamente tienes un michi o un perrete en casa, con Endling lo vas a pasar mal. El juego sabe crear una atmósfera opresiva cuando eres incapaz de zafarte de los peligros que te acechan o, aún peor, cuando no encuentras comida en el escenario para tu camada.

Y es que una cosa es morir nosotros y otra ir perdiendo cachorros por el camino: absolutamente demoledor. Máxime si tenemos en cuenta lo bien que ha desarrollado el estudio barcelonés las interacciones entre madre y retoños, haciéndonos partícipes en todo momento de sus evoluciones. Pequeños 'trucos' como acariciarlos o cogerlos con la boca sirven para acrecentar aún más esa sensación de responsabilidad y presión por conseguir que nada les pase.

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Y aquí es donde radica uno de los puntos fuertes del título. Por una vez, no somos el héroe o antihéroe de una historia que nos obliga a luchar por nuestra supervivencia. En esta ocasión nuestro objetivo principal es salvar a otros. Lo que hagamos lo haremos por ellos, que siempre serán prioritarios, al menos a nivel sentimental. Eso sí, el juego alberga ciertas 'limitaciones' para que todo encaje, como el que no necesitemos comer.

Desplazarnos por el mapa de Endling es toda una experiencia. Su sistema de movimiento lateral en scroll esconde diferentes caminos y atajos en otras direcciones, adquiriendo el juego ciertos matices de entorno tridimensional al uso sin llegar a serlo. Es cierto que, por momentos, podemos llegar a atascarnos en un recorrido que no siempre está todo lo inspirado que debiera, pero para ello existe un mapa que podemos consultar cuando queramos desde el menú de pausa.

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Otro punto a destacar es la dirección artística. Preciosista por momentos, demuestra que no hacen falta gráficos hiperrealistas para desplegar ante nuestros ojos estampas tan bellas como acongojantes. Con todo, a veces, la definición de los escenarios (especialmente de noche) nos puede llevar a error, imposibilitando saber qué es exactamente lo que estamos viendo o, directamente, dificultando la visión por falta de luz o la propia elección de la paleta de colores. La marcada personalidad del conjunto hace que esto resulte casi anecdótico, en cualquier caso.

Lo mismo puede decirse sobre una increíble banda sonora, repleta de guitarra, que encaja a las mil maravillas con la fórmula apocalíptica de Endling. En definitiva, un juego que sabe muy bien lo que se hace. Por su jugabilidad, originalidad y planteamiento general, sin olvidar sus altísimos valores de producción. Pretende (y logra) tocarnos la patata, divertirnos y hacernos reflexionar. Ahí es nada.

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