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Última operación de Anthony Loffredo. INSTAGRAM THE BLACK ALIEN PROYECT

La última operación del joven que quiere parecerse a un alien: se corta dos dedos de cada mano

Anthony Loffredo, el joven francés de 34 años que estuvo en Bizkaia para someterse a una intervención, continúa transformando su cuerpo

Lunes, 15 de noviembre 2021, 19:41

Anthony Loffredo, el joven francés de 34 años que está transformando su cuerpo para parecerse a un alienígena, sigue adelante con su proceso. Tras pasar por Bizkaia el pasado mes de octubre ... para cambiarse unos implantes del cráneo a los pómulos para que resalten más su rostro, ha viajado a México para cortarse dos dedos de cada mano. «En el otro lado del mundo para continuar con mi proyecto, el procedimiento va bien, un sueño más que acaba de hacerse realidad, gracias por hacer tu mejor trabajo», ha escrito en la red social Instagram, donde se le puede ver sobre una camilla durante la intervención a la que ha sido sometido.

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Loffredo, más conocido como The Black Alien, ya se ha amputado la nariz, las orejas y un labio; se ha quitado el pelo; se ha hecho implantes con forma de cuernos en la cabeza; tiene la lengua bífida y verde; y su piel está repleta de tatuajes y tintada de negro. Tras la última intervención, el joven afirma que el proceso de transformación está al 34% de su totalidad.

Este joven, que reside en Barcelona y que habla perfectamente castellano, tiene más de 600.000 seguidores en su cuenta de Instagram 'The Black Alien Project', donde sus fans siguen el proceso de transformación al que se está sometiendo. En su última publicación aparece tumbado sobre una camilla en una estancia que no se parece en nada a un quirófano. Alrededor de él se puede observar al un equipo de cinco personas, con material esterilizado, que intervienen en la operación.

La próxima operación que tiene en mente es eliminar el otro labio. No obstante, estas intervenciones le acarrean complicaciones en su día a día. «El tatuaje de la lengua me provoca problemas para comer y hablar. Desde que me corté las orejas escucho mucho a las personas que están detrás de mí. Y al no tener nariz, siento más frío, me entra más aire», confesó. .

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