Seguridad traslada al Ararteko los problemas para actuar en Zaldibar

Las acciones desarrolladas durante los últimos 70 días para encontrar los cuerpos de Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán, los dos operarios sepultados tras el derrumbe del vertedero de Zaldibar, han llegado esta semana al Ararteko. Aparecen recogidas en un informe que el Departamento vasco de Seguridad ha remitido a la oficina del Defensor del Pueblo a petición de la propia institución, que quería conocer de primera mano los detalles de la operación desplegada desde el pasado 6 de febrero.

El estudio, informó ayer en una nota el Gobierno vasco, describe todos los pasos dados para mantener activo el operativo de búsqueda de los cadáveres de ambos operarios de la empresa Verter Recycling 2002. Y detalla las enormes dificultades a las que ha tenido que hacer frente los equipos de rescate ante un desastre industrial «inédito en España y del que no existen referencias similares en Europa o el resto del mundo».

El informe recoge desde los problemas que generó la existencia de materiales de obra con presencia de amianto y los focos de incendio que se activaron por la combustión de gases procedentes de la propia masa de residuos, hasta las condiciones de inestabilidad geotécnica, la recuperación de las canalizaciones de lixiviado y otras infraestructuras básicas, y las limitaciones físicas para la ubicación de los restos que se iban extrayendo en el cribado de búsqueda. La memoria ofrece una descripción cronológica de todo lo acontecido desde la fecha del deslizamiento e información «sobre otros aspectos que tienen que ver con la complejidad de la obra, la influencia negativa de la meteorología, la preocupación social generada en el entorno y la atención de las familias».

Para la consejería de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda los avances realizados en la estabilización del derrumbe para asegurar la búsqueda de los operarios desaparecidos son «muy significativos».