Un paseo por las cavernas de la 'machoesfera'

Laura Bates recorre en su libro 'Los hombres que odian a las mujeres' los pasillos más oscuros de las comunidades misóginas

Martes, 7 de marzo 2023

La escritora británica Laura Bates (Oxford, 1986) recibe a diario mensajes de odio desde hace casi diez años. Lindezas en las que fantasean con violarla « ... usando algún mueble» y le desean «que te revienten o te salga un cáncer» por «odiahombres». Ocurre desde que en 2012 fundó 'Sexismo Cotidiano', una web en la que pide a la gente que cuente sus vivencias del machismo y la desigualdad. Ella ya lo había experimentado en los castings a los que se presentaba como actriz, y cuando trabajó de niñera vio su reflejo en lo preocupadas que estaban las niñas por su imagen.

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En 'Los hombres que odian a las mujeres' (Capitán Swing) la autora profundiza en las «subculturas misóginas» que proliferan en internet y a menudo se consideran reductos para chiflados. Sostiene que las ideas que se difunden desde esos rincones oscuros encuentran altavoces y tienen incidencia en el mundo real. A ella le llegó una señal de alerta en los centros escolares de Reino Unido, donde desde hace años imparte talleres sobre sexismo. Empezó a notar a los chicos «reticentes y cabreados. Me decían que los hombres eran las auténticas víctimas y que la corrección política se había salido de madre», repitiendo las mismas consignas en poblaciones muy distantes.

En una de estas sesiones contó una agresión que ella misma había sufrido y un «educadísimo adolescente» le contestó: «¿Por qué iba a implicarme yo en eso cuando es probable que te lo hayas inventado todo?». Otros entendían que «llorar forma parte de los preliminares». En el libro alerta de que para esta generación «apenas existe separación entre el mundo virtual y el real». Una de sus fuentes de información es YouTube, «una plataforma colonizadísima por la extrema derecha» y por «la machoesfera»: distintos grupos misóginos que comparten métodos de adoctrinamiento.

Empezó a navegar en esas aguas por los incels, «el rincón más violento». El nombre hace referencia al celibato involuntario y tiene su origen en una web que lanzó en los 90 una joven canadiense con dificultades para encontrar el amor. Alana, como se hacía llamar, no imaginaba que aquella pequeña comunidad en la que hombres y mujeres hablaban de sus frustraciones se convertiría en una red de páginas web, blogs y foros que destila odio. Aquí se encuentran hilos como el titulado 'Por qué estoy a favor de que se legalice la violación'.

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Bates adoptó la identidad de Alex, un desencantado joven blanco que nunca había tenido novia, y pronto empezó a recibir mensajes victimistas acompañados de imágenes violentas y pornográficas. «Le decían una y otra vez que las mujeres eran el demonio». Usan la metáfora de la «píldora roja» para describir el momento en el que al hombre se la cae la venda de los ojos y descubre que el mundo «está diseñado para favorecer a las mujeres».

laura Bates y su libro, editado por Capitán Swing..

Hay comentarios que serían risibles si no conociéramos las consecuencias de esta forma de pensar. En 2014, Elliott Rodger, de 22 años, mató a seis personas e hirió a catorce en una casa de sororidad de California. Antes había subido un vídeo a YouTube en el que mostraba su enfado por seguir siendo virgen, entre otros muchos mensajes en foros incels. Había seguido a George Sondini, que en 2009 mató a tres mujeres e hirió a nueve en una clase de aerobic en Pennsilvania. La autora pone otros ejemplos de crímenes machistas que a menudo se atribuyen a «un lobo solitario» sin tener en cuenta los «procesos de radicalización» que se dirigen a jóvenes vulnerables.

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«Nos cuesta pensar en los hombres blancos heterosexuales como en un grupo homogéneo», algo que hacemos más fácilmente con los gais, las mujeres y las minorías étnicas. Pero insiste en que hay un fenómeno colectivo digno de estudio, y no siempre con una fachada tan violenta como los incels. En su libro aborda también las escuelas de seducción, «una industria internacional» en auge que «infantiliza y deshumaniza» a las mujeres, y muestra los «estereotipos racistas» que abundan en las subculturas misóginas, vinculadas a la derecha alternativa que llegó al poder con Donald Trump.

Cree que uno de los grandes errores al abordar esta lacra es dar por sentado que las únicas víctimas de la misoginia son las mujeres, «cuando la masculinidad tóxica perjudica muchísimo a los hombres y a los adolescentes». Pero hay esperanza. A Seyi Akiwowo, la concejala londinense negra más joven, la atacaron sin piedad en las redes sociales cuando una web neonazi difundió un discurso que pronunció en el Parlamento Europeo. Respondió creando Glitch, una organización contra el ciberacoso que en dos años ha dotado a 3.500 jóvenes de herramientas para moverse por internet.

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