Hombres aliados del feminismo, ¿dónde están y quiénes son?
Iker, Jorge, Juan Manuel, Pablo, Rafa y Víctor comparten con EL CORREO su compromiso por la igualdad y las actitudes que creen que hay que seguir para extenderlo entre el colectivo masculino. Integrantes de Piper Txuriak, una agrupación que lucha contra el machismo, responden sin titubeos a diez preguntas muy directas relacionadas con esta lacra
Hay muchos hombres que hablan de feminismo y se declaran feministas. En parte, es lógico. ¿Acaso se puede estar en contra de que la mitad de la humanidad tenga una vida tan digna como la otra mitad? Y aunque conviene tener en cuenta que las posiciones de quienes defienden la igualdad son increíblemente variadas, a menos que uno esté en contra de las mujeres es difícil no estar de acuerdo con alguno de los planteamientos del feminismo. ¿Quién quiere ganar menos dinero por el mismo trabajo? ¿Quién quiere que su género sexual le impida accesos al poder político? ¿Quién quiere ser abusado u obligado a la prostitución? Nadie, sobre todo ninguna mujer, quiere nada de esto, con lo que hay muchos y muchas más feministas de lo que parece.
Hay muchos hombres que, sin embargo, deciden ir más allá y se declaran feministas «por responsabilidad». Iker Zirion, bilbaíno de 42 años, profesor de Derecho Internacional en la UPV/EHU, soltero y sin hijos; Jorge Oliva, 31 años, de Orduña, padre de una criatura de año y medio y empleado en Correos; Juan Manuel Feito Gutiérrez, 46 años, soltero, madrileño afincado en Bilbao desde el año 96; Pablo Sal Ruiz, Bilbao, 32 años, padre de una niña de dos, trabaja en Gestión de Proyectos; Rafa Pérez, 61 años, getxotarra y abogado de familia, casado, con un hijo y con una hija independizada, lleva una chapa de un punto lila en la camisa de ejecutivo; y Víctor Álvarez, cubano en Bilbao, 42 años, informático, con pareja y sin descendencia. Los seis piensan que todos tenemos el derecho y la obligación de aspirar a vivir en una sociedad decente. Lejos de alimentar la guerra de sexos discutiendo sobre cómo son las mujeres o si son peores los hombres, trabajan desde hace más de una década desde el colectivo Piper Txuriak por acabar con el machismo.
«Hemos aprendido que nuestras inquietudes y muchos de los problemas que acucian a la humanidad tienen un mismo origen: las sociedades sexistas en las que nacemos y socializamos«, subrayan. De modo que han decidido actuar como grupo de apoyo entre ellos al tiempo que promueven actividades de concienciación en colaboración con instituciones, con organizaciones de base, con ONGs, con centros sociales y educativos. Dice la escritora estadounidense y activista en favor de los derechos de las mujeres Rebecca Solnit que «no solo existen aquellos hombres que les 'explican cosas' a las mujeres desde una falsa idea de superioridad». Este grupo formado por seis varones está en el otro lado. EL CORREO les ha planteado diez preguntas directas y ellos han accedido a contestar sin titubeos. Prefirieron no consensuar las respuestas, sino responder a título individual, porque pese a abogar por una causa común, sus opiniones difieren en algunos temas. Uno de ellos cedió su despacho para la entrevista. Otro acudió con su bebé.
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Hombres feministas. ¿Ellas les creen? ¿Ellos les rechazan?
Víctor Álvarez. Como yo lo veo, hombre feminista es aquel que apoya la lucha de las mujeres por la igualdad, está dispuesto a renunciar a los privilegios que tiene por ser hombre y a hacer un cambio en sus actitudes hacia las mujeres y hacia el machismo. Es un hombre que se identifica con esa lucha y que quiere cambiar las cosas a mejor. Creo que las mujeres reciben esto con una mezcla de esperanza pero también de escepticismo. Esperanza, porque están deseosas de ver un cambio en los hombres, pero a la vez escépticas porque esto es un proceso muy lento y ven que todavía hay muchísimos hombres en los que el mensaje no cala. Creo que no están muy seguras de si creérselo o no o si esto es una estrategia de los hombres para enmascarar el machismo o para cambiar las cosas sin que nada cambie.
Iker Zirion. También yo creo que es importante que nos cuestionemos de dónde viene el mensaje que presenta a los hombres como víctimas del feminismo y qué intereses hay detrás del mismo. La sensación que me da es que viene desde una posición de lo que actualmente se denomina neomachismo (machistas camuflados, personas que reproducen en mayor o menor grado las ideas ligadas al machismo, pero reformulando ciertas argumentaciones para que estas sean más sutiles). Da a entender que el sexismo nos afecta a todos, también a los hombres, y pretende restar responsabilidad a los hombres, cuando está claro que en este sistema nosotros somos los opresores y no los oprimidos. Puede que no nos guste escucharlo. A mí desde luego no me gusta escuchar que yo soy un opresor, pero lo cierto es que el sistema de opresión está muy claro y equivocar el diagnóstico no ayuda a buscar soluciones. Tenemos que ser muy claros nos guste o no la realidad de lo que estamos viviendo.
Jorge Oliva. A mí me parece un error que el concepto feminista se atribuya a los hombres. Creo que parte de una apropiación de un término que no nos corresponde. Nosotros estamos en el punto de encontrar un término que represente la lucha que estamos llevando a cabo y que no parta de la apropiación de una lucha que lleva muchos años siendo de las mujeres y de otras identidades como trans, lesbianas y personas LGTBIQ.
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¿Qué creen que pueden hacer para mejorar la situación de las mujeres?
Rafa Pérez. La igualdad es un camino que tenemos cada uno, cada cual lo recorre de la manera que cree que puede contribuir más a la justicia. Igual con que simplemente en tu pareja te comportes de manera igualitaria, ya estás ayudando a crear esa igualdad. Yo no me planteo en general cambiar la situación de las mujeres, sino cambiar la situación de las personas que tengo alrededor, hombres y mujeres, para que hagan su camino. Y yo mismo, en la medida en que me comporte de forma no sexista con mi pareja, con mis amistades, con mi hijo y con mi hija, creo que ya estoy colaborando a la causa del feminismo. Si no cambiamos nosotros cómo vamos a cambiar a lo de fuera.
Juan Manuel Feito Gutiérrez. Como hombres, ¿tomamos conciencia de hasta qué punto nuestro comportamiento, nuestras acciones, nuestra forma de pensar y de sentir están empapados por una masculinidad patriarcal? Si no hacemos un trabajo personal de autorreflexión es complicado. Lo que sucede actualmente a nivel masivo es que hay un montón de hombres con muy buen corazón que no tenemos conciencia de hasta qué punto estamos contaminados. ¿Qué podemos hacer para mejorar la situación? Pues por ejemplo, y no es lo único, formar parte de un grupo de hombres, no solo por activismo social, sino por tratar de entender cómo nos afecta el sexismo y las consecuencias de ser hombre. Nuestra meta es cambiar nosotros y la sociedad.
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¿Qué hacen si su entorno les cuenta un chiste machista?
Iker Zirion. Es una cosa a la que cada vez le doy mayor importancia. Yo creo que muchos hombres nos identificamos con la igualdad pero nos cuesta mucho en nuestra vida diaria reaccionar ante comportamientos machistas que tienen lugar en nuestro contexto. Algunos pueden ser muy claros y muy evidentes, y ante esos sí podemos reaccionar, pero en nuestro día a día estamos sometidos a un montón de estímulos machistas en los cuales actuamos con cierta complicidad machista. No somos lo suficientemente asertivos como para poder decir 'no digas eso porque eso no me gusta' o 'no hagas eso delante de mí porque eso no me gusta'. Supone confrontarnos con nuestro grupo de amigos o con nuestro grupo de wasap o con desconocidos, que también es muy violento. Con esos silencios y con esas sonrisas que a veces hacemos sin decir claramente 'eso no me gusta' también estamos construyendo machismo día a día. Es necesario que los hombres demos pasos en nuestro ámbito más cercano.
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¿Cómo reaccionan ante la violencia machista?
Víctor Álvarez. Por supuesto no la comparto y la condeno, pero internamente tampoco es que se me remueva algo. Me pasa lo mismo con el resto de las violencias, ves tanto en los medios que ya te inmunizas. A mí me afecta más ver cómo a mi pareja sí le afecta. Porque a ella sí le afecta aunque sea un caso de alguien que no conoce, lo vive más, emocionalmente para ella es más duro y yo lo veo. Entonces, ahí es cuando me doy cuenta de lo inmunizados que estamos, sobre todo los hombres, con ese tema.
Juan Manuel Feito Gutiérrez. A mí me surge la conciencia escuchando a mujeres. Por lo que he conocido hasta ahora, todas la han sufrido a un nivel o a otro. Escucharlas para comprender, para ser más consciente y para aprender a actuar de una manera más eficaz. Entre otras cosas, esa conciencia me ha llevado a sostener este grupo, a alinearme con otros hombres que están en esta línea, a atender a las personas cuando te vienen a preguntar…
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¿Los hombres tienen que estar en las manifestaciones del 8-M?
Pablo Sal Ruiz . Aquí de nuevo las mujeres nos han hecho el trabajo. En las últimas huelgas generales del 8-M había un decálogo de lo que esperaban de nosotros. El debate no está en la presencia en la manifestación del 8-M o en secundar la huelga, el debate está en qué podemos hacer nosotros previamente para que las mujeres puedan acudir a la huelga. Más allá del debate que tenemos más aprendido de que no tenemos que estar en primera línea, de que no tenemos que llamar la atención, que simplemente tenemos que acompañar, que eso yo creo que ha calado un poco más, creo que nos han pedido algo más en lo que nos duele o nos cuesta un poco más que es asumir las tareas que impiden a las mujeres ir a la manifestación.
Rafa Pérez. Eso de alguna manera es participar en la manifestación. De alguna manera estás participando en la medida en que estás colaborando para que eso pueda tener lugar. Yo creo que nos tenemos que poner al servicio de quien organiza.
Juan Manuel Feito Gutiérrez. Hay también que hacer un trabajo interno por comprender que esa manifestación no solo es para la mujer, sino para la humanidad en su conjunto. No solo es un acto de solidaridad con un grupo oprimido, sino también un acto de responsabilidad como constructores de una humanidad mejor.
Víctor Álvarez. A mí, personalmente, me gusta ir. Sí considero que los hombres deben facilitar que vayan las mujeres, pero en el caso de los hombres que puedan ir, a mí me gustaría que estuvieran, porque creo que eso manda un mensaje sobre todo a los otros hombres. Mandan el mensaje de que las mujeres no están solas en esa lucha y que el feminismo no es una cosa solo de mujeres. Que no es una manifestación de las mujeres contra los hombres, que es la lectura que hacen muchos hombres que se resisten a aceptar el feminismo.
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¿Se han sentido presionados para ser o no ser padres?
Pablo Sal Ruiz. Yo no, he sido aita joven y lo hubiera sido antes. Pienso que en la sociedad hemos construido un discurso en el que nosotros hasta los 70 podemos ser padres. Entonces, según este modelo, la presión en la edad (eso que suele decirse de se te pasa el arroz) no existe casi para nosotros. Además, hasta ahora no ha sido un problema la crianza para que el hombre crezca en su vida laboral.
Juan Manuel Feito Gutiérrez. Yo he sido interpelado en distintas ocasiones para ser padre y eso ha generado que la pareja se rompiera porque no había coincidencia de intereses. Con esta pregunta quiero aprovechar para comentar que el poder que te da la economía y el estatus te permite incluso comprar los hijos de otra mujer, algo que nosotros ya hemos tratado también en nuestro grupo. Por otra parte, lo que se plantea es que para un hombre, la paternidad puede incluso ser un problema para mantener su estatus y su situación laboral, sobre todo cuando el hombre -y su entorno también- se da valor a sí mismo en base a su trabajo.
Rafa Pérez. A mí me hubiera gustado tener algún hijo o hija más y mi pareja dijo hasta aquí, tuvimos dos. La palabra presión no creo que haya existido. Simplemente lo hablamos y lo convenimos de esa forma.
Víctor Álvarez. En mi caso alguna vez seguramente alguien me habrá preguntado, ¿cómo es que no tienes hijos? Pero yo nunca lo he vivido como una presión. Creo que ahí hay una diferencia con las mujeres. A las mujeres esa pregunta se les hace con más frecuencia y lo viven de otra manera. Influye mucho que en la propia construcción de género de las mujeres se presupone o se espera que tengan hijos. Los hombres en cambio no necesitan tener hijos para encajar en el rol de hombre.
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¿Cómo concilian?
Pablo Sal Ruiz. Yo estoy desde que nació mi hija con jornada reducida y ya empiezo a notar lo que supone eso en una empresa grande. En casa intentamos que cada uno de los dos podamos seguir desarrollando nuestras inquietudes. La paternidad y la conciliación son una adaptación continua a todo. A tus compromisos, a tu trabajo, a tu mente. La conciliación también supone mucho esfuerzo y mucho espíritu crítico para tratar de no reproducir ciertos roles. ¿Cuáles? Por ejemplo, el tema de la ropa, por ejemplo, yo no sé lo que hay en el armario de la niña. Conscientemente he tenido que asumir ciertos espacios: yo le llevo al médico, a las reuniones del colegio voy yo... Si no tiendes a perpetuar algunos comportamientos. Yo soy el del bricolaje en casa, el que conduzco y el que cargo el maletero. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué a mí me toca lo más fácil o cómodo en la crianza como ir al parque y a la piscina con la niña, y a ella las tareas más complicadas? Luego hay un concepto muy interesante, además del tiempo físico, que es el de la carga mental. Ahí sí que las mujeres nos vapulean. Ahí hago intentos, como pensar yo el menú y la lista de la compra, y no esperar a que me la hagan.
Rafa Pérez. Yo tuve a mis hijos hace 30 años y la conciliación ni se sabía lo que era. Mi pareja no trabajó fuera los primeros años, ella quiso dedicarse a la crianza durante siete u ocho años. Yo entonces no había reflexionado sobre este tema, intentaba implicarme como nos implicábamos los hombres en esos tiempos. Quieras que no en la pareja siempre desarrollas roles. Llega un momento en que uno se encarga del lavavajillas y otro de bañar a los chavales. No tiene por qué ser machismo si hay un reparto equitativo. Yo el machismo sobre todo lo mediría en tiempo. ¿Cuánto tiempo tiene ella para desarrollar lo que a ella le dé la gana y cuánto tiempo tengo yo? El tiempo es un buen termómetro de la igualdad. Y luego está la calidad de los trabajos que nos adjudicamos. En el reparto de tareas en el cuidado de menores, los padres nos asignamos la piscina, ¿pero qué pasa con planchar la ropa y limpiar la habitación de los niños, que son tareas mucho menos gratificantes?
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¿Cómo educan a sus hijos en la igualdad?
Jorge Oliva. Para mí lo que sustenta el patriarcado es el sistema binario de género. Entonces, como propuesta en la educación de las criaturas es poder ofrecer todas las identidades que existen sin clasificar en una en concreto. Que ellas elijan la identidad sin que les venga de fuera.
Pablo Sal Ruiz. Que vean a la madre con un destornillador, eso educa. ¿Por qué yo no doblo tan bien la ropa? Porque me han educado con un rol masculino. Hay una generación o dos que tienen que romper con esto. En esta sociedad en la que nos movemos, el ejemplo en casa es importante, y hacer que los hijos desarrollen una capacidad crítica. Y si mi hija juega con la 'Barbie' porque todas las demás niñas lo hacen, yo voy a intentar esforzarme para que vea que no es el único camino. Te voy a traer un día un tractor, otro día un 'lego'... Es tan bestial la presión de fuera que hay que hacer contrapunto.
Rafa Pérez. Nosotros sí nos planteamos el hecho de no educarles con un rol masculino o femenino. Tuvimos ciertas discusiones. Por ejemplo, dijimos, no le vamos a poner pendientes a la niña porque le encasillamos en un rol. Pero cuando la niña a los tres o cuatro años te los pide, ¿qué? Es inevitable que nuestros hijos e hijas se empapen de la sociedad que les rodea. Por mucho que uno se plantee que la criatura será del sexo que le dé la gana, pues no, es mentira. Todo el mundo le va a encasillar. Me parece bien que tengamos esa mentalidad abierta y educarles en igualdad, pero no es muy real porque el día a día te lleva. Lo mismo pasa con el tema de los juegos y la ropa. Nosotros queríamos en casa vestirles igual, a la niña le poníamos la ropa que antes había sido del niño, les comprábamos los mismos juguetes... Pero mi hija nos fastidió, porque mi hija cuando se puso de moda la 'Barbie', sólo quería 'barbies', y eso a mí me daba cien patadas, pero… A su vez el que jueguen con 'barbies' también les está encasillando. Porque no es una muñeca inocente, es un símbolo de cómo tiene que ser la mujer y ellas van a tratar de parecerse a ella. El hecho de tener una 'barbie' también les está generando un pensamiento y un modelo a la que parecerse.
Juan Manuel Feito Gutiérrez. Por complementar, aunque no me he dedicado a la crianza, yo no enfocaría solo igualdad en cuanto a ser iguales. Hablaría de igualdad dentro de las diferencias. Yo no vería un problema en que nuestras hijas e hijos adopten gustos y roles distintos, sino el valor que se le da a esos roles y a esas distinciones. No me parece un problema por ejemplo que mi hija juegue con 'barbies' siempre y cuando ella tenga una oportunidad real de hacer con su vida lo que quiera y sus gustos, sus inquietudes, su fortaleza, su curiosidad sea valorada, fortalecida, respaldada. Y tampoco veo un conflicto que mi hijo quiera unos guantes de boxeo, pero sí que veo un problema que a su salud, integridad y equilibrio emocional no se le dé valor. Iría más por ahí, la igualdad en ese sentido.
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¿Tienen ustedes referentes feministas?
Jorge Oliva. Un libro que para mí es importante es 'Teoría King Kong', de Virginie Despentes.
Iker Zirion. Piensas en grandes nombres, pero a mí en mi vida y en mi transformación han tenido mucho más impacto personas y mujeres feministas que estaban a mi alrededor. Amigas, parejas, personas de mi trabajo... Con los hombres de Piper Txuriak, por supuesto, he compartido muchísimas reflexiones. Tampoco hay tantos hombres que estén hablando de las masculinidades, pero uno que me gusta mucho porque además es muy crítico con cuál tiene que ser nuestro papel y cómo tenemos que centrarnos sobre todo en los hombres es Jokin Aspiazu, que tiene un libro que se titula 'Masculinidades y feminismo'. Para mí, su visión es muy buena pero también muy crítica. Tampoco tenemos que ser buenistas, tenemos que hacer autocrítica.
Pablo Sal Ruiz. A mí quien más me ha aportado es Beatriz Gimeno, una mujer potente. Ahora que me interesa la economía feminista, están Yayo Herrero y Amaia Pérez Orozco.
Rafa Pérez. Hay muchos héroes anónimos, veo a mi alrededor a hombres dando ejemplos de igualdad. Veo a hombres cuidando de sus madres, de sus hermanas, de sus hijas. Son buenos ejemplos de igualdad, no sé si de feminismo, pero sí de implicación en labores de cuidado y de crianza. Me quedo con que realmente la sociedad está cambiando. Hace solamente diez o quince años eso no lo veías. Sí, veías a algunos padres llevando en coche a sus hijos, pero no estaba generalizado como ahora. Los hombres nos hacinábamos en los bares, se hablaba con cierta soltura de la violencia machista, incluso se alardeaba, cosa que ahora no se hace nunca.
Juan Manuel Feito Gutiérrez. A mí me vienen a la cabeza mi madre y mi padre, porque son personas de más de 80 años criadas en la Falange y en el Servicio Femenino de la Falange, en la pobreza extrema. Ver a mi madre cómo renació de toda esa podredumbre cultural, opresiva y patriarcal y decir a mi padre esto no y esto sí, o ver su esfuerzo para que su hija profesionalmente llegara a lo que ha llegado... Cada vez que mi padre le llama cariño a mi madre y le trata bien y le pregunta su opinión y trata con igualdad a su hija. Es lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en referentes feministas. Académicamente, la persona con la que más he aprendido sobre la masculinidad es con un antropólogo llamado Xabier Odriozola.
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¿El machismo oprime también al hombre?
Víctor Álvarez. Yo no usaría la palabra opresión. Diría que el machismo oprime a las mujeres pero a los hombres les perjudica. Lo que pasa es que les perjudica en ciertas áreas de su vida, y en otras les beneficia. Al final la balanza para muchos es positiva y el machismo se perpetúa. Pagas un precio pero a cambio obtienes unos privilegios. Pero sí, creo que les perjudica sobre todo en el aspecto emocional. Las mujeres suelen tener por lo general una red afectiva más amplia, de más calidad, de relaciones más cercanas. Los hombres suelen tener muchas dificultades en ese ámbito, sus relaciones no suelen ser de intimidad o de afecto, son de otro tipo, y eso tiene un efecto en sus vidas. Están más desconectados de sus sentimientos, y es el precio que pagan, pero al final, los beneficios son tantos que muchos hombres se decantan por seguir ese patrón porque en muchas cosas les viene bien.
Rafa Pérez. La pregunta en sí mismo es un poco tramposa. Lo único que haría falta es que nos victimicemos del machismo, cuando somos los máximos beneficiarios. Entonces, es una pregunta difícil de responder. Quienes son víctimas del machismo son las mujeres, los hombres no podemos encima caer en el papel de víctimas y lamentarnos por ello cuando estamos disfrutando los privilegios.
Juan Manuel Feito Gutiérrez. El machismo o el sexismo es la opresión que sufren las mujeres por parte de los hombres, nunca va a ser al revés.
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