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Ander Rodríguez ha abierto hace un año su tienda Re-Utiliza en Vitoria. Fotos: Jesús Andrade | Vídeo: Carlos Blázquez

El hombre que transforma la basura en diseño

Hijos de la tierra ·

Una cuadriga romana hecha sofá, persianas convertidas en estanterías, cómodas formadas por palés... El vitoriano Ander Rodríguez restaura y da un segundo uso a muebles y objetos sacados de la basura

Martes, 22 de septiembre 2020, 00:25

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¿Qué haría con dos cajas vacías de gambas y un buen puñado de filtros de tabaco de liar inservibles? Tirarlos. A reciclar, eso sí, para liberar la conciencia de cualquier remordimiento medioambiental. Pero donde la gran mayoría ve algo insalvable, Ander Rodríguez imagina una bonita lámpara vintage. Se pone manos a la obra y hace magia. Este joven vitoriano revive lo más inimaginable. Lo rescata de la basura y da un segundo uso a cualquier cosa en el taller de su tienda Re-Utiliza de la capital alavesa, que abrió hace más de un año. Ahora trata de volver a alzar el vuelo en su negocio tras la embestida del coronavirus. «No entiendo esa manía de tirarlo todo. Incluso el reciclaje sigue suponiendo generar un residuo. La gente se desprende de objetos y muebles que están completamente nuevos. Le puedes dar 40 mil utilidades. Y, si te cansan, hay formas de cambiarlos de color o darles otro toque». La inmensa mayoría de su suministro lo obtiene de lo que rodea a los contenedores. «No puedo evitar mirar cuando voy por la calle. ¿Cómo puede tirarse algo que está impoluto? No me entra en la cabeza. Siempre que veo algo al instante me imagino en qué puedo convertirlo», reconoce este joven, que también aprovecha diferentes materiales que salva de pisos y trasteros o incluso enseres que le ofrecen sus propios clientes.

Ander se introdujo en el mundo de la carpintería muy joven, con 16 años. Y poco a poco empezó a hacer «cosas diferentes» con palés, sillas... «Todo empezó por afición y se ha acabado convirtiendo en esta tienda». En realidad, parece más bien un pequeño museo que cuida con mimo cada tardes, porque por la mañana le toca dar el callo en una empresa de mantenimiento. Resulta imposible para el ojo humano captar todos los matices que se esconden en este local de Aranbizkarra. No falta detalle que despierte un sentimiento de nostalgia. Para la decoración hay desde cintas VHS y latas antiguas de Cola Cao hasta unas palas de frontón o un balón de fútbol andrajoso en una red. Y también una preciosa máquina de coser de manivela de 1896, negra como el carbón con detalles dorados, y una vieja radio de válvulas de madera en perfecto estado.

Aunque lo «realmente diferente» son los muebles que el propio Ander ha creado. Todos con un toque vintage. «Con unas persianas antiguas se me ocurrió hacer una estantería. Nadie se plantea guardarlas y a partir de ellas consigues crear algo único que antes estaba en la basura». Hay una silla de jardín que se ha convertido en un espejo, unos palés que han tomado forma de cómoda y cojines de paja de antiguas sillas que ahora son cuadros con corazones pintados. El precio lo fija «dependiendo de las horas de trabajo» y no tiene en cuenta el valor del material porque no le ha «costado nada» al haber sido todo rescatado de la basura. «Lo importante es darle otra vida».

Galería.

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Galería. Jesús Andrade

Su próxima resurrección espera al lado del mostrador. Una imitación de una cuadriga romana roja y amarilla la mar de maja. «¿Ves que es ovalada? Creo que se podría obtener un sillón muy especial. La estructura sirve de armazón y habría que encajar en el hueco un respaldo, el asiento y dos brazos». Está esperando turno para pasar a la parte trasera de la tienda. Al taller. Una especie de pequeño quirófano de brocha gorda y lija del siete donde Ander realiza sus intervenciones quirúrgicas. El siguiente paciente en la lista es un baúl que le ha llevado un cliente para que lo restaure. Lo muestra con delicadeza y le da un par de brochazos blancos. «Le pega este color». Más allá de la madera tiene en mente otras creaciones, como una cómoda hecha con antiguos casetes. «En un futuro me gustaría poder organizar algunos cursos. Me ha preguntado ya bastante gente si les puedo enseñar a restaurar muebles antiguos de sus padres o sus abuelos. Parece que poco a poco hay más concienciación por reutilizar las cosas», celebra Ander.

Que hay pocos que tienen el don para dar una nueva vida a materiales condenados al olvido lo corroboran los números. La sociedad de consumo sigue estrechamente relacionada con esa mala práctica de 'usar y tirar', siempre sin pensar en las consecuencias medioambientales. Aquí en Euskadi se generan 350.000 toneladas de residuos al año, según los últimos datos de 2019 recogidos por el Gobierno vasco. Y buena parte de esos desperdicios provienen de nuestras casas. Los últimos datos del Eurostat sitúan la media de residuos por persona en España en 462 kilogramos anuales. Supone más de un kilo al día por cabeza. Una huella difícil de borrar incluso con el reciclaje. «Por ejemplo, ahora se tiende a comprar muebles de peor calidad, porque lo que importa es la moda. Y en vez de darles el máximo uso posible, a la primera de cambio acaban en la basura. Lo mismo pasa con los viejos, cuando en realidad su madera es mucho mejor y dándoles unos arreglos pueden durar para toda la vida», lamenta Ander.

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