El traspaso de Cercanías entra la recta final con una reunión el próximo martes

En principio, la idea era que este encuentro se celebrase de forma telemática, pero fuentes del Gobierno en el País Vasco sostienen que no habría problemas en que fuese presencial.

La cita estaba cerrada desde hace varios días. Aun así, el portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, pidió ayer al central una reunión para «avanzar en el análisis técnico y político» del traspaso de Cercanías. A su juicio, «eso significa que, además de intercambiar documentos a través de correo electrónico o del fax, conviene que las dos administraciones» se sienten a hablar y analicen «en detalle las propuestas y las valoraciones técnicas que desde Euskadi se están realizando».

La cita de la semana que viene no implica que justo después se vaya a convocar la Comisión Mixta, ya que todavía pueden quedar detalles por concretar. Pero la voluntad de ambas partes es que la rúbrica definitiva se materialice a corto plazo.

El servicio ferroviario de Cercanías es la «joya de la corona» del listado de transferencias del Estatuto que aún quedan por transferir, con el permiso de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social. El documento se ha ido «cocinando» a fuego lento en los muchos encuentros técnicos celebrados en los últimos meses en paralelo a la negociación presupuestaria con el Gobierno de Pedro Sánchez.

¿Qué supondrá el traspaso de Cercanías a manos del Ejecutivo vasco? Seguirá siendo operado por Renfe «hasta el inicio de 2028», debido a los contratos vigentes. Sucedió igual con la transferencia de la autopista AP-1, donde las diputaciones tuvieron que asumir los contratos con la concesionaria. Dicho de otro modo, que la presencia de vagones de Euskotren en la playa de vías de Abando, centro neurálgico de Cercanías, no será ni mucho menos «automática».

Lo que asumirá el Gobierno vasco es la gestión del servicio (frecuencias, sanciones, tarifas...), no la titularidad de la infraestructura, que seguirá ostentando el Estado.

En Bizkaia, se trata de las líneas C-1 (Santurtzi), C-2 (Muskiz), C-3 (Llodio, Orduña) y también se habla de la C-4, la Bilbao-Balmaseda. La opera Feve y discurre por otras cuatro comunidades además de Euskadi. Aquí es, precisamente, donde recae uno de los principales escollos legales. En Gipuzkoa, por su parte, afecta a la línea C-1 entre Irún y Brinkola.