María Jauregi, durante la lectura del texto, junto al resto de víctimas e historiadores. manu cecilio

«Ha sido un reto grande y difícil alcanzar este denominador común»

Tres víctimas de ETA y los GAL y tres historiadores suscriben un documento de bases con 9 pilares para la construcción de la memoria

Jueves, 10 de noviembre 2022, 21:09

No se trata de una suma de opiniones sino que es fruto del debate entre tres víctimas de diferentes terrorismos y tres historiadores. En sus ... palabras, es «un denominador común» y ese es uno de los puntos fuertes del texto 'Begiradak. Bases compartidas para la construcción social de la memoria en Euskadi'. Josu Elespe y María Jauregi, familiares de víctimas de ETA, y Axun Lasa, víctima de torturas y hermana de una víctima del GAL han debatido largo y tendido entre ellos y también con los historiadores Unai Belaustegi, Eider Landaberea y Virginia López de Maturana. Juntos se entrevistaron con 23 personalidades muy diversas, desde el lehendakari José Antonio Ardanza -que ayer asistió al acto- a Ramón Rabanera, de doctores en Historia a médicos y psicólogos. El texto final es lo que les une, el punto de encuentro que han alcanzado.

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Son nueve bases que aspiran a ser los cimientos en la construcción de la memoria del terrorismo en Euskadi. Se habla de un futuro sin olvido, uno sin impunidad y con memorias, en plural, de lo que ha sucedido. Quizá la parte con mayor carga es la que aboga por hacer una revisión crítica del pasado desde la autocrítica, en especial «interpela a los que tuvieron responsabilidades directas o indirectas». Una reflexión donde no tengan cabida los mensajes autojustificativos, ya que «los relatos instrumentales y partidistas son una tentación peligrosa porque nos encierran más en lo propio, y nos aíslan en el escenario de los 'unos' y los 'otros'». También se insiste en la importancia de una memoria pensada para las futuras generaciones.

En el texto acordado

«Las diferencias existen. Deja insatisfacciones personales en todos, pero esta es la voz colectiva»

Los propios autores explicaron cómo se han forjado estas bases y admitieron sin ambages que «no ha sido una tarea sencilla». «Aquí está lo que nos une. Las diferencias existen. El texto nos genera insatisfacciones personales a cada uno de nosotros, pero representa la voz colectiva de este grupo y ese ejercicio sí nos satisface».

De forma breve, historiadores y víctimas dejaron retazos de lo que ha supuesto este encargo. María Jauregi explicó que «era un reto grande y difícil, y una oportunidad de trabajar en equipo y alcanzar un mínimo al que pudiéramos llegar. Y eso ha sucedido. Ha habido confianza y respeto», celebró. El historiador Unai Belaustegi reconoció que «estamos obligados a convivir y llegar a acuerdos. Ha sido un esfuerzo grande llegar a estos puntos de acuerdo». Cada uno de ellos leyó un fragmento del texto y a Axun Lasa le tocó el que habla de la importancia del reconocimiento de «todas las víctimas». Lasa valoró «el movimiento» que provoca conocer las historias de los demás, «del que siempre nos llevamos una parte».

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En las entrevistas

«Hemos optado por elegir a expolíticos para que tuvieran mayor libertad al estar ya fuera del cargo»

La historiadora Eider Landaberea y Josu Elespe confesaron que, en la fase de entrevistas, «elegimos a expolíticos para que tuvieran mayor libertad que los que tienen responsabilidades ahora». Elespe explicó que «este encargo era una gran responsabilidad pero también un estímulo» y destacó «la buena voluntad y la sinceridad» de todos.

En la misma línea se manifestó la historiadora Virginia López de Maturana, que recordó que «la experiencia de cada persona conforma nuestra cultura y lo que somos. Hemos llegado a un mínimo común denominador para la convivencia en diversidad. Ha sido un proceso muy enriquecedor».

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