Los partidos rechazan un ataque «más propio de un tiempo que creíamos pasado»

La agresión, sobre todo, tiene un importante efecto simbólico. Aunque el escenario sufrido en los años más duros de la kale borroka sigue siendo lejano, el temor es que se pueda crear un caldo de cultivo que haga resucitar este tipo de acciones violentas. El portavoz parlamentario del PSE-EE y líder del partido en Gipuzkoa, Eneko Andueza, calificó lo sucedido como algo «a todas luces propio de un tiempo que creíamos pasado».

A pesar de que la mayoría de los partidos evitaron acusar a nadie de forma clara, el PP sí puso el foco en la izquierda abertzale. «Todavía hay guetos proetarras y falta de libertad», aseguró Iturgaiz. «Vuelven las agresiones de la izquierda radical contra miembros del PP en las calles del País Vasco. Buscan meternos miedo, pero ni un paso atrás», remarcó Iñaki Oyarzábal, presidente del partido en Álava. «Ésta es la 'democracia' que sufrimos por no seguir los dictados 'nazionalistas'», agregó Amaia Martínez (Vox).

EH Bildu respondió a través de Félix González, actual portavoz en el Ayuntamiento de Vitoria tras la salida de Miren Larrion. «Mostramos nuestro rechazo a las agresiones y nos solidarizamos con las personas afectadas», afirmó en Twitter, un mensaje que fue retuiteado por dirigentes como Maddalen Iriarte, Jon Iñarritu e Ibon San Saturnino, reelegido recientemente coordinador de EH Bildu en Álava.

Los ataques de este tipo siguen ocasionando un problema estratégico a la coalición soberanista ya que les condiciona gran parte de su discurso. A esto hay que sumar la pelea que mantienen las diferentes corrientes juveniles existentes dentro de la izquierda abertzale, agrupadas en torno a Ernai (Sortu) y Gazte Abertzale Sozialistak, vinculada a los sectores críticos con la línea oficial.

La agresión llega, además, con un clima ya caldeado. El PNV y el Gobierno vasco han elevado el tono contra EH Bildu después de que varios batzokis hayan sido pintados por las juventudes de Sortu. La Fiscalía ha abierto una investigación por un posible delito de odio contra Ernai. Arnaldo Otegi, por su parte, ha asegurado que no le «gustan» las pintadas en sedes políticas porque «es políticamente incorrecto, no solucionan nada y permiten abrir una veda para que alguien haga una campaña». Pero también consideró «un poco superlativo» que se sostenga que se han producido «ataques masivos» a batzokis «cuando estamos viendo las imágenes de Gaza».