«Nunca ha habido tantas iniciativas por la memoria y, a la vez, tanto olvido»
El historiador del Memorial Raúl López Romo reflexiona sobre la persistencia del «caldo de cultivo» del terrorismo en su último libro
«Nunca ha habido tantas iniciativas por la memoria. Colocación de placas, fundaciones, multiplicación de los testimonios de las víctimas, homenajes, proyectos educativos, libros... Y, ... a la vez, nunca tanto olvido como hay ahora». Esta paradoja resume los motivos que han llevado a Raúl López Romo a escribir 'Sobre el olvidado terrorismo vasco', una obra editada por Betagarri Liburuak que está llegando a las librerías estos días.
Publicidad
Hay una segunda paradoja, al menos aparente. Este historiador, responsable de Educación en el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria, ha escrito una obra que estudia el olvido del terrorismo. «Hay dos tipos de olvido. Por un lado, el generacional: los jóvenes no vivieron el terrorismo y no tienen ni idea o poca idea de lo que pasó. Y hay otro tipo de olvido, inducido por el mundo próximo a ETA, porque ese mundo tiene mucho que ocultar».
¿Qué contribuye al olvido? ¿Cuáles son los cimientos de la desmemoria? «Hay dos elementos que yo percibo. Por un lado, persiste el fanatismo antiespañol. ETA desaparece, pero no lo hace su caldo de cultivo. No desaparece el odio, ese que precedió a la banda y que se incrementó durante su actividad terrorista. Y el segundo elemento es la permanencia y la extensión de la teoría del conflicto».
«En Alemania costó casi 40 años incluir en la educación el Holocausto y abordarlo bien; aquí debemos hacerlo antes»
Esa tesis, la teoría del conflicto, viene a hacer un reparto equitativo de culpas, una suerte de equiparación sin ningún rigor histórico. «Esa idea de que todos hemos sufrido mucho y todos somos corresponsables. Esto no se escucha sólo en el mundo próximo a ETA. Ni siquiera es exclusivo del ámbito nacionalista, afecta a más gente».
Publicidad
En la búsqueda de esa balanza de los hechos a la luz de la historia, López Romo propone una fórmula. «Si queremos ser rigurosos, tenemos que explicar la Guerra Civil y la dictadura poniendo el acento en la represión franquista, pero sin ignorar la de retaguardia republicana. Y, del mismo modo, cuando hablemos de terrorismo, tenemos que poner el acento en la actividad de ETA, por su duración, por su intensidad, por su magnitud, por el grado de respaldo social, pero sin olvidar que hubo otros fenómenos de violencia, como los GAL o los abusos policiales».
Un relato «justificador»
No duda un segundo cuando se le pregunta por la receta. «Hay que poner todo el énfasis en la educación, es la gran asignatura pendiente». Aboga, en esa línea, por seguir el ejemplo de Alemania, donde se adoptaron medidas muy concretas para concienciar sobre el Holocausto. «Está integrado en los planes de estudio, casi todos los chavales van a los campos de concentración, está sistematizado el testimonio de las víctimas y hay un cordón sanitario para aislar a los partidos que relativizan o justifican la época nazi», valora.
Publicidad
Hay también algunos datos esperanzadores. «Entre 1976 y 1982 sólo hemos encontrado en Prensa tres testimonios de víctimas. Tras el final de ETA, ha habido más de 700», se felicita. Raúl López Romo defiende que «en Alemania les costó casi 40 años enderezar las políticas de memoria, y lo lograron, pero aquí tenemos que hacerlo antes».
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión