El 'libro' de la memoria se escribe también en los pueblos
Colectivos de víctimas y pacifistas ponen el foco en los ayuntamientos para evitar 'ongi etorris', retirar pintadas sobre los presos y recordar a los afectados
Han sido muchos los que han dicho que no se puede pasar página a nuestra historia reciente, a décadas de terrorismo y violencia, sin leer ... antes el libro. La pregunta que cabe hacerse es, quizás, ¿dónde se escribe ese libro? Más allá de lo obvio, del papel de los historiadores y el ámbito de la educación, hay un espacio, el más concurrido, en el que deslegitimar la violencia y a quienes hicieron uso de la misma, y defender a las víctimas resulta clave: los municipios. Y ahí, en esas plazas y calles en las que se forja la convivencia entre diferentes, los ayuntamientos tienen un papel fundamental.
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Hace seis años el lehendakari, Iñigo Urkullu, se reunió, en un encuentro inédito, con los alcaldes de los 128 municipios en los que se han producido atentados mortales para consensuar la celebración de actos de recuerdo a las víctimas. Se trataba de 58 localidades de Bizkaia (con 258 víctimas), 56 de Gipuzkoa (394) y 14 de Álava (55). La mayoría de los 707 asesinados censados, 572, lo fueron a manos de ETA; por 61 de los GAL y grupos paralelos, 58 por abusos de las Fuerzas de Seguridad del Estado y 16 de autoría confusa.
Ha llovido desde entonces, pero el foco sigue estando en los ayuntamientos. Dos han sido las principales demandas que diferentes colectivos de víctimas y pacifistas han trasladado a quienes ostentan la makila a nivel local: evitar los homenajes a ex presos de ETA y limpiar los espacios públicos de pintadas y pancartas que hacen alusión a los reclusos y a la banda.
San Sebastián se ha sumado a Vitoria en la colocación de placas por las víctimas, no así Bilbao
En septiembre del pasado año la Fundación Buesa y Gogoan, junto con Elkarbizi, solicitaron a los consistorios que impidan los homenajes públicos a ex presos de ETA. Un texto que hizo suyo la Asociación de Municipios Vascos, Eudel, y que ha sido sometido a votación en varios ayuntamientos. Solo EH Bildu se ha desmarcado.
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A esta petición se sumó el jueves una segunda. La Fundación Buesa y Gogoan reclamaron a los consistorios que eviten que las calles se «inunden» de pintadas y pancartas a favor de los reclusos de la banda. Denunciaron la «presencia constante e incluso a veces asfixiante de los victimarios en los espacios públicos» y lamentaron que «se utilice una reivindicación justa, como es la de terminar con el alejamiento, para trasladar una épica en torno a los presos». Ambos colectivos instaron a las corporaciones locales a construir «un paisaje urbano» que «fomente la convivencia, la deslegitimación de la violencia y recuerde a las víctimas».
Lugares de atentados
Con este objetivo, Covite puso en marcha en 2017 la iniciativa 'Una víctima una placa', con la que presionó a los alcaldes a colocar en sus municipios estos elementos que recordaran a las personas asesinadas en aquellos lugares en los que ocurrieron los atentados. Vitoria era la única de las tres capitales con los deberes hechos. San Sebastián se sumó hace dos años, al inaugurar las primeras placas de cinco damnificados por ETA. A los pocos meses fueron objeto de sabotajes. Este fin de semana, el Consistorio donostiarra instaló una de estas piezas en recuerdo de Joseba Barandiaran, víctima de la acción policial. Bilbao es la única que no se ha sumado aún al proyecto.
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Cabe recordar que esta iniciativa se recoge en el documento suscrito en marzo por el Consejo Vasco de Participación de las Víctimas del Terrorismo. Un texto que el lehendakari asumió como propio.
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