Interior acerca a otro de los asesinos de Buesa y al etarra que ordenó secuestrar a Ortega Lara

Son ya más de la mitad los reclusos de ETA que están internos en centros penitenciarios ubicados a menos de 200 kilómetros del País Vasco. Hasta la fecha, el Gobierno de Pedro Sánchez ha autorizado 153 traslados, que corresponden a 139 presos de la banda, 29 a cárceles de Euskadi, según las cifras que recopila cada semana la AVT. Un total de 54 con delitos de sangre. Asimismo, ha concecido 18 terceros grados.

En la lista de este viernes figuran dos reclusos con delitos de sangre. Uno es el de Diego Ugarte López de Arkaute, que pasará de Granada a León. En 2005 fue condenado a 100 años y 9 meses de prisión por el asesinato en febrero de 2000 del portavoz del PSE en el Parlamento vasco Fernando Buesa y Jorge Díez, cometido el 22 de febrero de 2000. Cumplirá tres cuartas partes de la pena en diciembre de 2027. Hace un mes, el Ejecutivo central acercó a otro de los autores de aquel atentado, Luis Mariñelarena.

El segundo recluso con atentados mortales a sus espaldas es Julen Atxurra Egurola, que será acercado a Cantabria. La Audiencia Nacional le sentenció a 32 años por, entre otros delitos, ordenar y proporcionar el dinero y el material necesario para el secuestro de Ortega Lara, que permaneció retenido 532 días. Participó también en dos atentados frustrados contra una casa cuartel de la Guardia Civil y un agente de la Guardia Civil, así como en el asesinato del agente de policía Julio Sánchez Rodríguez en 1986 en el barrio bilbaíno de San Adrián.

Los otros tres presos de ETA que Interior ha decidido trasladar carecen de delitos de sangre. Raúl Ángel Fuentes Villota, condenado a 50 años de cárcel por intentar colocar una bomba en el coche de un policía nacional en Barakaldo en 1991, y Zigor Orbe Sevillano –será acercado a Álava desde Puerto III, en Cádiz–, que incendió un autobús aprovechando las fiestas del barrio de San Miguel, en Basauri, para apoyar la huelga de hambre que estaban realizando los presos de ETA. El conductor del autobús, que estaba dentro, sufrió importantes quemaduras en las manos y en la cara. El último es Unai López de Ocariz López, que también pasará a la cárcel de Zaballa. En 2004 fue condenado a una pena de 28 años de prisión por el atentado contra una sucursal bancaria en Vitoria. Cumplió las tres cuartas partes de la condena en mayo de 2020.