Igor Aizpuru

Feijóo, siendo él mismo

ANÁLISIS ·

El frustrado primer gran pacto de Estado PSOE-PP habría sido del agrado de electorado moderado, pero podía poner en bandeja la remontada a Sánchez

Sábado, 29 de octubre 2022, 00:09

Alberto Núñez Feijóo desmontó ayer en el Foro Objetivo Actualidad de EL CORREO el mito del gallego que no se sabe si sube o baja. ... Y de qué manera. Se le entendió todo y dio muestras de que está dispuesto a arriesgar para mantener una línea de oposición más dura. En definitiva, anticipó un combate cuerpo a cuerpo con Pedro Sánchez hasta las elecciones generales de finales de 2023 sin dejar de «ser yo mismo», como le venían reclamando sectores de su entorno político y mediático, temerosos de que se estuviera dando por muerto al presidente antes de tiempo. No vale sentarse a esperar el cadáver del enemigo, le han advertido, sobre todo cuando los sondeos reflejan síntomas de agotamiento del impulso que supuso su llegada a la planta noble de Génova.

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Pero las encuestas, y ya no solo las del CIS, apuntan también un dato más preocupante para las expectativas de Feijóo de alcanzar una mayoría suficiente para gobernar sin el yugo de Vox. Y ese dato no es otro que el inicio de una posible remontada de Sánchez, a lomos de un relato sencillo, basado casi exclusivamente en presentarse como el gobernante que vela por las clases populares, por la España que va a trabajar en tren (gratis), por los pensionistas. Todo aderezado con mantras sobre el apaciguamiento de los irredentos catalanes gracias al diagnóstico y tratamiento sanchista, toneladas de argumentario sobre lo mucho que pinta España en Europa y, lo que es más peligroso para Génova, mensajes paralelos de descrédito de la solvencia de Feijóo como estadista más allá del ámbito autonómico.

Y en esas estalla, por enésima vez, el Poder Judicial. En política, saber leer los tiempos es casi todo. El famoso 'momentum'. Y en Génova han hecho la lectura de que éste no era, desde luego, el momento de cerrar el pacto para renovar los órganos constitucionales mientras Sánchez y sus ministros hacían exhibición pública de la reforma penal de un delito tan excepcional como la sedición y por lo tanto en ningún caso guiada por la urgencia legislativa sino por el interés político en mantener amarrados a sus socios de Esquerra.

Evitó las críticas de brocha gorda al nacionalismo y habló de la «seriedad» del PNV

En una España polarizada al máximo, el que hubiera sido el primer gran pacto de Estado de la 'era Feijóo' se habría saludado con alivio por parte de ese gran espectro que aspira a abarcar el centro y extenderse sobre todo hacia la derecha pero, por qué no, también hacia la izquierda desencantada con el PSOE. Pero los populares saben que el camino hasta las generales podía hacerse eterno y cuesta arriba si Sánchez lograba 'colar' su relato de líder pactista y con temple capaz de acordar lo mismo con el PP que con el independentismo.

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No con «este PSOE», precisó ayer Feijóo. Ni siquiera se molestó en negar la presión interna para no poner en bandeja la remontada a un Sánchez que ha vuelto a justificar su fama de trilero. Si engañó o no al líder del PP en su promesa de aparcar la reforma de la sedición para no enturbiar el pacto judicial, las versiones siempre diferirán.

Lo relevante es que Feijóo se hizo ayer responsable «al cien por cien» de la decisión y que ni siquiera la justificó con críticas de brocha gorda al nacionalismo en general. De hecho, al PNV, tras su reciente reunión con Andoni Ortuzar, le pintó como un partido serio e «inteligente» en su estrategia de crecimiento. Hasta recordó que Ibarretxe se ajustó a la ley cuando el Congreso dio un portazo a su plan. Su relato pasa ahora por ser más Feijóo que nunca: moderado en las formas pero firme en los principios. «Yo no voy a insultar a Sánchez. Para lo que no me tiemblan las piernas es para defender la Constitución». Veremos si le funciona.

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