Si algo nos enseña nuestra reciente historia política es que el electorado tiende a castigar la división. La última evidencia de ello la tuvimos en ... los comicios al Parlamento andaluz de 2022. Entonces, los partidos situados a la izquierda del PSOE protagonizaron durante semanas un bochornoso espectáculo hasta alcanzar 'in extremis' un pacto de mínimos para concurrir juntos a las urnas, excepto Adelante Andalucía, el grupo de Teresa Rodríguez. ¿Resultado? La coalición perdió decenas de miles de sus votantes, que optaron por abstenerse.
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De cara al 23 de julio, todos los sondeos –ignoro al CIS que ha destrozado Tezanos– coinciden en que Feijóo tiene la victoria al alcance. Eso sí, sus opciones de gobernar parecen pasar por pactar con la ultraderecha, con Vox.
La izquierda sale en clara desventaja. Según las mismas encuestas, Sánchez sólo puede soñar con seguir en La Moncloa si Sumar reagrupa a toda la izquierda radical, incluido Podemos, y desplaza a los de Abascal como tercera fuerza en España.
Pues bien, Pablo Iglesias y la minicamarilla que aún le sigue –Belarra, Montero, Echenique y Mayoral– parecen no estar por la labor. Hoy acaba el plazo para que los morados se integren en Sumar y no hay acuerdo. Y no lo hay porque pretenden que el resto de las fuerzas de la izquierda ignoren su fenomenal batacazo de hace dos semanas –Podemos se convirtió en fuerza extraparlamentaria en Madrid y en Valencia– y exigen que Yolanda Díaz sitúe, por ejemplo a Irene Montero y a Pablo Echenique, en puestos que les garanticen el escaño y las alubias.
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Ayer, en medio de un aluvión de dimisiones y protestas internas, Iglesias y su 'troupe' se inventaron una última consulta. Los simpatizantes morados tienen hasta hoy a las diez de la mañana para dejar la decisión última en manos de la camarilla.
Pase lo que pase, el bochornoso espectáculo está servido y lastrará a Sumar. Aún más si Podemos llega a presentar listas propias. Sería un impagable impulso a Feijóo en su carrera hacia La Moncloa. Nada extraño que el PSOE arreciara ayer en su mensaje de que son el único voto útil y seguro de la izquierda.
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Sin Ciudadanos y sin la fuerza que llegó a ilusionar a cinco millones de españoles tras el 15-M, el camino se sigue nublando más y más para el líder del PSOE. Un Pedro Sánchez que creo se equivoca radicalizando su discurso contra Feijóo, comparándolo con Trump. Y que sigue sin conseguir que calen entre el electorado sus éxitos en materia económica y de empleo, y sus notables políticas sociales en favor de los más desfavorecidos.
Si Feijóo no comete algún error serio y nadie le obliga a confirmar que estudia una involución en materia de empleo, que las pensiones no se revaloricen como el IPC, amén de que derogará la legislación más progresista del Gobierno de izquierdas, el PSOE camina derecho hacia la oposición. Tal vez de ahí la prisa que se ha dado el presidente en garantizar el escaño, y con él un sueldo seguro, a sus ministros y a sus más fieles.
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