Supongo que pocos albergaban dudas de la partida política que se dirime el 23 de julio. Pero si las tenía, el PP de Alberto Núñez ... Feijóo se las habrá terminado de despejar con el acuerdo relámpago de coalición que ha suscrito con la ultraderecha para cogobernar la Comunidad Valenciana.
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En cuarenta días deberemos elegir entre meter en la urna alguna de las papeletas (PP, Vox o Unión del Pueblo Navarro) que harían posible que España pase a estar gobernada por la derecha liberal y la derecha extrema. O bien la de alguna del popurrí de siglas que quieren que se reedite la entente entre socialistas y radicales de izquierda, apoyada desde fuera por nacionalistas e independentistas de todo pelaje. Feijóo o Sánchez.
Sigo sin entender por qué el líder conservador o el portavoz popular de campaña, Borja Sémper, entre otros, han invertido tanto esfuerzo en asegurar que iban a intentar gobernar en solitario. ¿Para cerrar un acuerdo con la extrema derecha en dos horas?
Los populares sólo parecían tener un camino para engordar su bolsa de votos el 23-J. Lograr que su electorado más fiel se vuelque en las urnas. Que votantes de Vox elijan la papeleta del PP como voto útil. Y otro tanto cabe decir de los votantes socialistas más moderados que discrepan de los pactos de Sánchez con independentistas y EH Bildu, y de la desastrosa gestión de la ley del 'sólo sí es sí'.
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Feijóo se ha atado a la ultraderecha en Valencia y ello puede desbaratar la estrategia anterior. Ello salvo que Génova haya diseñado una estrategia más sibilina que contemple desacuerdos con Vox en algunas regiones como Murcia que forzaría a repetir las elecciones.
Hasta ahora el fantasma de que vienen gobiernos de derechas con la extrema derecha (como los de Castilla y León o Valencia) no han movilizado al votante progresista. Aun así le ha faltado tiempo a la dirigencia más cercana a Sánchez para agitar de nuevo el espantajo y tratar de sumar apoyos. Yolanda Díaz, de momento, prefiere dedicarse a anunciar fichajes, vender economía y soportar la campaña diaria de Pablo Iglesias por su veto a Irene Montero.
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Claro que ya me dirán de qué sirve todo ello al PSOE si el 'habilidoso' delegado del Gobierno español en Madrid, un tal Francisco Martín, se descuelga ayer con que «Bildu ha hecho en los últimos años más por España que los patriotas de la pulsera». Ya saben, los 'cayetanos' de PP y Vox. ¿Les dice algo lo de tierra trágame? Pues eso.
La ultraderecha sigue sumando parcelas de poder en Europa. Sólo dos países, ¡dos!, mantienen ya cordones sanitarios a los aliados de Santiago Abascal. Francia, y cada vez más débiles por el progresivo hundimiento de Los Republicanos. Y Alemania, donde los democristianos acaban de ratificar que jamás pactarán con semejantes «xenófobos y antisemitas». Ello pese a su Vox, que se llama Alternativa para Alemania (AfD), ronda ya el 20% de los sufragios, según los sondeos. Un negro negro horizonte.
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