Killarney, la joya irlandesa: cascadas, lagos y montañas para que un vasco se sienta como en casa
El vuelo directo desde Bilbao a Cork facilita conocer este Parque Natural del sudoeste de Irlanda, Reserva de la Biosfera, con fantásticos paisajes donde caminar y relajarse
Irlanda es bullicio, gente viva. Cuando un vasco visita este país, se siente como en casa. El paisaje es verde y los bares están llenos. Siempre hay alguien con quien hablar, los irlandeses son muy charlatanes. Y música en directo en el pub. Dentro de esta isla es fácil escuchar carcajadas, señal de que aprovechan bien el tiempo. También supersticiones, por eso cuando se cruza una urraca preguntan aquello de «Hello, Mr. Magpie, how's your wife?» (Hola, Sr. Urraca, ¿cómo está su mujer?), para evitar el mal fario (menos guasa, nosotros espantamos brujas con eguzkilores...).
Pero Irlanda es también paisaje, tranquilidad, rutas de senderismo y bici. Paz y armonía en plena naturaleza. 'Slow travel' que dicen aquí, turismo para ir despacio, disfrutar sin prisa, levantar el pie del acelerador diario que nos arrolla. Y mirar montañas verdes, lagos cristalinos. Observar laderas moteadas por el blanco de las ovejas, bosques con árboles centenarios enraizados en la tierra a la que pertenecen y que les pertenece.

Aquí se viene a conocer costumbres y valorar los pequeños detalles que hacen grande la vida. Killarney combina esa doble cara (la cruz la pone Santa Brígida, a base de paja, colgada en las puertas para proteger a sus moradores). Situada en el condado de Kerry, la localidad funciona como entrada al Parque Nacional que lleva su nombre, Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Se ocupa de favorecer la apuesta por la calma durante el día, y se juega el doble o nada con noches animadas por ritmos celtas. Si intimida conducir por el lado contrario, el tren acerca en solo hora y media desde Cork.
Un castillo de leyenda
Las posibilidades son muchas, antes un toque de historia. Ya en el siglo XVIII, los lagos captaron la atención aristocrática, el empujón definitivo lo daba una visita de la reina Victoria en 1861. El parque abarca aproximadamente 103 kilómetros cuadrados, tres lagos (Leane, Muckross y Upper), el bosque de roble de Ullauns y montañas como Torc y parte de Purple Mountain. Está cerca de la cordillera de McGillycuddy's Reeks, que cuenta con la cima más alta de Irlanda, Carrantuohill (1.038 m).

En las carreteras de Killarney, además de coches hay carros de caballos. Son los 'Jaunting cars', típica actividad turística. La palabra 'jaunting' proviene del inglés antiguo 'jaunt' (dar un paseo por placer). Conducidos por 'jarveys', es habitual escuchar risotadas del pasaje pues, además de comandar al equino, cuentan anécdotas, leyendas, chistes y alguna que otra mentirijilla. Su origen data del siglo XVIII, así se desplazaban las clases acomodadas por los estrechos caminos rurales.
Una hora dura el paseo hacia el Castillo de Ross, a orillas del Leane. Mandó construir su esqueleto calizo O'Donoghue Mór en el siglo XV. Dicen que al morir fue reclamado por los espíritus y duerme eternamente bajo el lago más grande del parque. Que una vez cada siete años, la primera mañana de mayo, emerge de las aguas montado en un caballo níveo, y si alguien logra verlo, será tocado por la suerte.

Más allá del cuento, la propiedad acabó en manos del clan rival MacCarthy en el XVI. Según otro mito, los O'Donoghue proclamaron que la fortaleza caería cuando un barco cruzara el lago hasta sus puertas. Sucedió con las tropas de Oliver Cromwell, nombre poco querido por aquí. Esto y más contará el parlanchín cochero por el camino que recomendamos hacer también a pie, accesible desde la ciudad. Con ciervos rojos vigilantes, agazapados entre los árboles.
Hacia la mansión y la cascada
Elegimos la bicicleta, aunque la ruta Muckross puede hacerse andando (alquílala en 'Killarney Rent a Bike'). Serán unos 22 kilómetros prácticamente llanos hasta la cascada Torc y regreso. Una jornada para aprovechar con calma, contemplando vistas naturales y edificios. El tramo inaugural, corto, se afronta por carretera, pero al cruzar el río ya aparece el carril bici.
Primero surgirá la Abadía de Muckross, fundada en 1448 por Donal MacCarthy. Antiguo convento franciscano, era vandalizada y reconstruida, vandalizada y reconstruida. Hasta que, otra vez Cromwell, se encargó de perseguir a sus huéspedes y acabó quemada. Quedan las ruinas y un cementerio donde descansan varios poetas. Más adelante, tras disfrutar vistas al agua y la playa, asoma la elegante Muckross House, casona del XIX que toma su nombre del lago al que dan sus ventanas. El arquitecto escocés William Burn la diseñó para Henry Arthur Herbert y Mary Balfour Herbert. En 1899 acabaría comprándola Arthur Guinness, el de la cerveza, sí. Ahora pertenece al Estado. Habrá que llegar hasta la preciosa cascada de Torc, dejando bien amarrada la bici. El río Owengarriff la riega, y puede alcanzar 20 metros de altura.
La península de Dingle
El día amanece nublado, anuncia agua. No parece el mejor presagio para una visita guiada a la península de Dingle, pero así es Irlanda, su clima es caprichoso. «Llueve el 200 por cien del tiempo, pero gracias a la lluvia tenemos este paisaje y estas fantásticas montañas», bromea Michael, el guía. Él confía en que el sol se deje ver tarde o temprano y los turistas confiamos en él. Al llegar a la playa de Inch Strand, las nubes se han apoderado de la costa y es complicado distinguir la silueta de los montes (al regresar la veremos en su máximo esplendor).

La península existe gracias a una franja de roca arenisca dominada por las Montañas Brandon y las Montañas de la Península Central. Debe su nombre a la localidad de Dingle, siguiente parada donde el cielo comienza a abrirse. De esta zona era la abuela de Gregory Peck, quien interpretó en 'Escarlata y negro» a monseñor Hugh O'Flaherty, sacerdote irlandés que salvó a miles de judíos y prisioneros de los nazis durante la ocupación alemana de Roma. Aquí regresó el actor, en el año 2000, para conocer la tierra de sus ancestros.
El Cabo Slea Head es el punto más occidental de esta porción de tierra similar a una mano que trata de alargarse para tocar el Atlántico. Sobre ellos cosquillean las ruedas del autobús. Tras dejar atrás el colorido pueblo pesquero (¿adivinan quién lo destruyó?... Cromwell), discurre por la ruta para vehículos Slea Head. Recorrido circular de 48 kilómetros con preciosas vistas, zigzaguea por una estrecha carretera.

El sol asoma tímido, despeja la costa, y Michael respira aliviado. Aparecen las Islas Blasket en el extremo occidental. Frente a ellas se hundió parte de la Armada Invencible enviada por Felipe II contra Inglaterra. La sorprendió una terrible tormenta en 1588. Uno de los islotes tiene forma de hombre durmiendo boca arriba, tan profundamente que no se despertó durante aquella desgracia. Después llegarán los acantilados Sybil Head. Desde Cean Sraithe, vista de Sibéal, donde 'Starwars: Episodio VIII-Los últimos Jedy', recreó el templo Jedi de Ahch-To. De las Three Sisters, tres montañas que parecen gemelas, y la playa de Coumeenoole. El Gallarus Oratory, legado por el cristianismo primitivo. Y una foto finish especial. La excursión vale 45 euros y dura 7 horas (https://wildkerrydaytours.com).
El Anillo de Kerry
Es una de las rutas en coche o bus más populares. La península de Iveragh alberga esta carretera que recorre 179 kilómetros entre ondulantes curvas con panorámica sobre costa y montaña, olas que rompen en el litoral y escarpadas campiñas donde pastan ovejas. El viaje comienza en sentido contrario a las agujas del reloj, discurre a orillas del río Laune hasta Killorglin. En Glenbeigh se detiene para visitar 'The Kerry Bog Village Museum' y conocer el estilo de vida rural, antiguas cabañas con techo de paja en las que vivían los habitantes durante la hambruna del XIX, que obligó a muchos a emigrar hacia Estados Unidos. Sigue hacia una exhibición de perros pastor donde Tom ordena y su border collie, Yingo, obedece. Ambos manejan las ovejas, uno con su voz y el silbato para controlar al perro, el otro con su nervio y sus ganas de apretar al rebaño. La ruta pasa por Kells y Caherciveen, hogar de Daniel O'Connell, político irlandés que luchó por los derechos civiles de los católicos en el país. Continúa hacia Waterville, localidad costera adorada por Charles Chaplin, que regresó allí año tras año para relajarse frente al Atlántico.

Si alguien se marea, habrá algún local que recete brandy, pero mejor optar por la Biodramina. Para afrontar con ganas los siguientes destinos: Coomakista, Derrynane y Sneem. Entre tupida vegetación, incapaces los ojos de distinguir la tierra, pues no hay hueco que no esté poblado por hierba, helechos o árboles. Hasta Sneem vino a refugiarse en 1969 Charles de Gaulle tras su referéndum fallido en Francia. Su madre era descendiente de la familia McCartan del Condado de Down, y su abuela había escrito una biografía sobre Daniel O'Connell. Aquí comenzó sus memorias, marcó tanto su estancia que en tiendas de souvenirs venden figuritas con su imagen.
La carretera subirá hacia la montaña, hasta el impresionante Molls Gap y la Black Valley. Allí hay que abrir bien los ojos, de la boca saldrá un «¡guauuu!». Frente a Lady's View el turista enmudece. Se encuentra ya en el Parque Nacional de Killarney, delante de una vista fabulosa sobre sus lagos y montañas. Antes de acabar, el viaje pasa a través de un túnel con leyenda: quienes se besen al pasar, seguirán amándose toda la vida. Muy lejos del final de otra historia, la que inspiró la canción 'Grace', que el guía entona como despedida.
Recuerda la boda de la artista Grace Gifford y el poeta Joseph Mary Plunkett. Se casaron en prisión horas antes de que él fuera ejecutado por apoyar el levantamiento de Pascua de 1916 contra el dominio británico. «Oh Grace just hold me in your arms and let this moment linger / They'll take me out at dawn and I will die / With all my love I place this wedding ring upon your finger» (Oh Grace, solo abrázame y deja que este momento perdure / Me sacarán de madrugada y moriré / Con todo mi amor coloco este anillo de bodas en tu dedo). La excursión cuesta 36 euros, sin entrada al museo ni a la exhibición. Dura 7 horas (https://wildkerrydaytours.com).
Ascenso al Mangerton
Viajar en coche o autobús favorece conocer un territorio, pero la única forma de ser consciente de lo que pisas es divisarlo desde una cima. Existe un ascenso sencillo y popular, a Torc Mountain (535 m.), pero proponemos subir hasta los 838 de Mangerton Mountain. Allí recibirás doble premio, panorámica sobre los tres lagos y dos más acunados por Mangerton Mountain Group. Sus dominios se extienden al sureste del parque natural. La senda no está señalizada, a los irlandeses no les gusta poner marcas al monte, adoran cruzarlo libremente. Aun así, un monolito advierte del comienzo, basta seguir el camino pisado, según las agujas del reloj, para no perderse en esta ruta circular que suma algo más de 10 kilómetros.

No hace falta correr para completarla, conviene dedicar 4 o 5 horas con paradas frente a magníficas fotos y reponer energía ('slow travel', recuerda). Un buen consejo es llevar bastones, mantienen el equilibrio. Y para quien se sienta inseguro, contratar los servicios de un guía. César es español (www.kerryhiking.com). «La ruta es moderada, accesible si se hace con calma. Desde mayo está verde, pero cuando el tojo florece, el amarillo de la flor es un espectáculo», comenta.
El mismo sustantivo describe la llegada a la depresión glaciar de Devil's Punchbowl. Al ver el agua entiendes por qué es inevitable adorar el Parque Natural de Killarney. Bloques enormes de roca adornan laderas sin árboles. Las montañas brillan perladas por un manto de musgo y plantas, colchón natural que la lluvia riega para mantenerlo precioso. Seguirán nuevas vistas impresionantes, las que se extienden sobre Horse's Glen y el lago Erhogh. Las que, ya arriba, en una cumbre plana donde antaño se reunían los clanes, muestran viejos conocidos: los lagos Leane, Muckross y Upper, la montaña Toc, el Castillo Ross... Imágenes que ahora no solo pertenecen a Irlanda, porque ya forman parte de tus recuerdos.
Información práctica
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Vuelo: Bilbao-Cork. Aer Lingus.
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Bus aeropuerto Cork-Cork ciudad: 225 y 226. Duración viaje, 30 minutos. Precio 2,20 euros (se puede pagar al conductor). Horarios, en la web: www.buseireann.ie/.
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Tren Cork (Kent Train Station)-Killarney:1:25 h. Horarios y compra billetes: www.irishrail.ie.
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Dónde comer: Laurels Pub / The Lane (The Ross Hotel) / Tan Yard / The Mad Monk by Quinlans.
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