La belleza que surgió del fuego inglés
Ainhoa (País Vasco Francés) ·
Ainhoa estira en una calle sus casas ordenadas, perfectamente pintadas en rojo y blanco al estilo de los caseríos labortanos, y allí organiza su frontón, ... donde antes hubo un castillo, y su iglesia, que fue un fortín, a la espalda. Ainhoa es un pueblo bonito, no en vano luce con orgullo haber sido catalogado como uno de los más bellos de Francia y también de Europa.
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De tanta hermosura tienen sin embargo la culpa el fuego y los ejércitos ingleses que incendiaron la localidad, arrasándola casi por completo en 1618, durante la guerra de los treinta años. Qué novedad, otra vez una guerra, que además fueron muchas.
Se salvó de la destrucción una sola casa: Machitorenea, también la iglesia parroquial de la Asunción. Tanto una como otra se habían edificado en el siglo XIII en la estructura de un típico pueblo-calle, de una bastida que se ordenaba a ambos lados del Camino de Santiago para abrigar a una población estable y servir entre otros a los numerosos peregrinos.
Total, que como en Ainhoa no quedaba piedra sobre piedra tuvieron que reconstruirla por completo. Y lo hicieron en el siglo XVII, todo el pueblo al mismo tiempo, en bonito, aplicando el modelo típico de casa labortana, con esos ejemplares entramados de madera, pintados en rojo o verde, y tan bien cuidados desde entonces que han convertido Ainhoa en una estampa de admirar. No se olvidaron de hacer valer aquellos momentos y en muchas casas grabaron sobre el dintel fecha y memoria. La más extensa está tallada en la casa Gorritia y dice así: «Esta casa llamada Gorritia fue comprada por Maria de Gorriti, madre del difunto Jean Dolhagaray, gracias a las sumas enviadas por él desde América, casa que no se podrá vender ni entregar como garantía. Hecha en el año 1662», en su traducción del francés.
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Desde esa reconstrucción en el siglo XVII Ainhoa es el pueblo más representativo del caserío vasco en esa época. Curioso, en la casa Gorritia nació en 1745 un tal Jean de Berecochea, ermitaño que se dedicó a recoger fondos para la restauración de la ermita de Arantzazu, la 'kapera' de Nôtre Dame de l'Aubepine en francés. Era la tercera restauración, también le dieron fuego otras dos veces, durante la revolución y en las guerras napoleónicas. Desde entonces el coqueto y pequeño templo sigue abrigado por las hayas en un paraje de ensueño, acostado en la ladera del monte Atsulai desde el que mira cara a cara al Larrun y a una eterna estampa de la alfombra paisajística de Lapurdi, con Ainhoa a los pies. Le acompañan ahora varias estelas y un viacrucis con figuras tan realistas que resulta sobrecogedor.
En la 'kapera' es fiesta grande el lunes de Pentecostés (9 de junio en 2025) y entonces se recuerda que la virgen se apareció aquí en un espino, igual que la Arantzazu guipuzcoana, a un pastor que cuidaba su rebaño. Se subía, algunos lo hacen aún, en procesión -la cuesta es imponente- siguiendo a la cruz, en compañía de una sonora 'klika' con banda de trompetas y cantando el «Goazen airoski denak Atxulai alderat hara mendi gainean Amarena Kapera...»
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La fiesta, celebrada pomposamente también en la vecina Dantxarinea, se aprovechaba para romper la frontera que quedaba anulada para los vecinos durante la jornada y está gráficamente recogida en el documental 'Around the world with Orson Welles' que este director rodó para la BBC en 1955.
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