Belleza salvaje con vistas a Izaro y al cabo de Ogoño

Ahora que se acerca el veranito, que huele ya a crema de sol y añoramos colocar la toalla, abrimos sección dedicada a arenales donde plantar, además, la sombrilla y darse unos baños. Arrancamos con un sobresaliente, el diez figurado que ha concedido la revista National Geographic a la playa de Laga, eligiéndola una de las más deseadas en el litoral de España. No lo ha hecho porque luzca bandera azul, que podría, sino porque, según escribe, «es una de las mejores del País Vasco», y entra en la clasificación de las que «parecen salir de una postal».

Imposible negar esas palabras, cualquiera que se haya dado una vuelta por este rincón de Ibarrangelu daría fe de ellas. Dunas, montaña y acantilado dan brillo a este paisaje enclavado en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, junto al cabo de Ogoño, que añade al lienzo pincelada de armonía. Dicen desde la publicación (y volvemos a estar de acuerdo) que «ocupa un bellísimo paisaje de dunas y arena fina y dorada». Y destacan su ubicación abierta al mar.

La distinguen, asimismo, como una de las mejores para hacer surf en el Cantábrico por sus «olas cortas con picos de derechas y de izquierdas». En este punto preferimos preguntar a una experta en el deporte, la surfista Garazi Sánchez, asidua al lugar desde cría, cuando sus padres la llevaban allí junto a su hermano. «Como la mayoría de playas de Euskadi, no es que su ola sea espectacular, como la de Mundaka, pero en función de ciertas condiciones y vientos es muy divertida, perfecta para principiantes», asegura antes de confirmar la sospecha a los novatos. «Lo que la hace especial son las vistas que tienes cuando esperas la ola en el pico, que decimos, la sensación que tienes al ver Izaro y Ogoño. Es un lugar muy mágico, fuera de la ciudad, lo que propicia unos colores diferentes; lejos de la polución y en silencio, sobre todo si vas fuera del fin de semana. Logras estar bastante sola y eso la hace muy especial, porque además es un lugar cercano, pero con un toque más salvaje», añade.

Confirmamos, pues, que se trata de uno de los arenales más bonitos de la costa vizcaína. Con 574 metros de arena fina. Olas cortas e intensas. Y la posibilidad de emplearse en otras actividades más allá del tueste con rendición absoluta a Lorenzo, opciones como la vela, el piragüismo, el parapente...

Además, aunque seas de los adictos a llevar bocata, animamos a cambiar por una vez la costumbre y tomar algo en el restaurante Toki Alai. Bondades del sitio, las maravillosas vistas al Cantábrico, a quién no le gusta degustar un buen plato en un rincón idílico, especialmente si es de pescado, lo que más pega en este entorno. O un pintxo con vinito de acompañamiento. «Recuerdo comer allí una tortilla de patata muy rica», comenta Sánchez. Y, ya por la tarde, seguir la tradición de endulzar el día con sus tostadas con chocolate. Una jornada perfecta ha de ir acompañada por todos los placeres posibles. Así que, ¡a por el bañador y las chanclas! ¡Y a por la tabla si tienes!

Temas

• Playas
• Ibarrangelua
• Museo de Bellas Artes de Bilbao
• National Geographic