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Punkis pasados de vueltas en la Uni

Los jóvenes pasados de vueltas no son tan distintos a como fuimos nosotros, y fíjate en lo bien que lo hemos hecho todo

Domingo, 14 de septiembre 2025, 00:08

Cuando éramos unos punkis de postal adolescentes nos daba mucha risa lo de decorar las chupas de cuero con estrellas de Mercedes. Ahora, alguno de ... aquellos tarugos sediciosos que vandalizaba propiedades ajenas se ha comprado un Mercedes bien grande para chulearse por el pueblo. El muy hipócrita dice que revienta a quien le toque la estrellita.

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Pues ahí tenemos el ascensor social. Gente que no contaba con que le dejasen entrar en la universidad ni como cadáver donado tiene ahora un título colgado en la pared y un Mercedes aparcado en el garaje. Como el sueño americano, pero aquí. Y no le damos un pijo de importancia, como si eso cayese del cielo.

Recordé todo esto el miércoles, cuando hubo jaleo en San Sebastián durante la apertura de curso de la Universidad del País Vasco. Se congregaron allí para reventar el acto muchísimos jóvenes de la facción estudiantil de GKS, que viene a ser GKS. Ya saben, la izquierda a la izquierda de la izquierda abertzale. Protestaban con mucho ímpetu y con espíritu combativo por la conocida complicidad del Gobierno vasco y de la universidad pública con el genocidio de Gaza. ¿En qué se manifiesta esa complicidad sionista? Qué sé yo. Pero menudo espectáculo que dieron, que hasta llamaron asesino al lehendakari. Pasaban los académicos y los invitados bajo un chaparrón de insultos con cara de palo pero con la flema que da la veteranía. Porque la mayoría, políticos y dirigentes varios, no era la primera vez que se las veía en un tinglado así de feo. Ya se sabe, el país y sus complejidades. Los de EH Bildu, sin embargo, pasaban como diciendo, '¿eh? ¿eh? ¿eh? ¿qué? ¿cómo? ¿es a mí?' Novatos.

Me da que una parte grande de esos nuevos héroes de la clase obrera con pretensiones subversivas son hijos de la clase funcionarial vasca, de la burguesía dirigente y de cuadros políticos de esos que combinan la revolución con el adosado y con la ropa de diseño. Los chavales habrán visto en casa algunas inconsistencias, claro. Así que les toca tomar el testigo y hacer lo que se supone que debe hacer la juventud: su propia revolución. La revolución real. La de siempre. Una revolución que tan pronto se manifiesta en apoyar a Gaza frente a enemigos imaginarios como en reclamar el derecho constitucionalmente reconocido a poder servir kalimotxo en las fiestas del pueblo, cosa a la que injustamente les veta el oficialismo txosnero, el establishment festivo. El verano que viene seguramente volveremos con la matraca.

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Bueno, la cuestión es que se acercó el rector a la turba para pedir respeto. Iba con su toga y sus puñetas blancas, con todo el peso de la institucionalidad y de la academia. Con gesto serio pero conciliador. Ungido por el poder de la palabra. Fue recibido con el argumento definitivo, incontestable y aplastante: ¡Hijo de puta!

Cuando el rector se acercó fue recibido con el argumento definitivo: ¡Hijo de puta!

Luego, pasado el mal rato, diría el rector que estaba de acuerdo con la protesta, que estaba en sintonía esa protesta con el credo universitario, pero que las formas no fueron nada adecuadas. Nada adecuadas, dijo. Ahí está la autoridad, ahí está la contundencia, la fuerza de la razón y el análisis crítico. La valiente resistencia frente a la ferocidad y la furia. Es como si un grupo de ultras te pega una paliza y dices que se ha portado de forma poco amable.

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De no haber pasado todo esto, todo este alboroto, yo creo que el acontecimiento culminante de la jornada hubiese sido cuando el lehendakari, en su discurso tras el minuto de silencio contra el genocidio de Gaza (¿pero no era cómplice de Israel?), pronunció la palabra episteme. 'Cuando se impone el dogma, el insulto o la agresividad sobre la episteme, la universidad pierde su razón de ser', dijo. Momento en el que muchos móviles se deslizaron sigilosamente en el auditorio para entrar en Wikipedia. Eso fue lo que hice yo, al menos.

En fin, volviendo a lo magro. No vamos a dramatizar con todo esto, con la juventud pasada de vueltas. Que hay chavales confusos y combativos, sí, y qué. En algo tendrán que pasar el rato. Además, si te fijas, no son tan distintos a como éramos nosotros. Y mira qué bien lo hemos hecho todo.

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