La industria, ante la transición energética
El sector empresarial necesita tomar el control de su energía para que pase a ser un activo más y apostar por el autoconsumo
El reto más importante al que nos enfrentamos todas las empresas hoy es entender y afrontar la incertidumbre, ahora incrementada por la crisis energética. Este ... desconocimiento de lo que va a suceder puede paralizar nuestras decisiones, pero liderar una empresa es más que gestionar el presente para lograr la máxima productividad, rentabilidad y beneficio. Es administrar el presente sin hipotecar el futuro y eso implica tomar hoy las decisiones adecuadas.
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El binomio energía-sostenibilidad es ya uno de los capítulos más importantes de la agenda de nuestros gobiernos, pero también del sector empresarial, que deberá abordarlo desde una visión holística y estratégica o, dicho de otra forma: energía y sostenibilidad son responsabilidad del CEO.
La competitividad de la industria europea está siendo cuestionada por los altos costes del gas y la electricidad. El cierre temporal de la fábrica de Duralex en Orleáns, los parones selectivos del sector siderúrgico según fluctúan los precios energéticos o los ajustes de producción de empresas fertilizantes o cerámicas son solo algunos ejemplos.
Aun cuando vemos el tremendo impacto que tiene la energía en nuestras operaciones, la realidad es que son muy pocas las empresas capaces de saber cuál es el coste energético que ha tenido cada unidad de producto, o cuánta energía más van a necesitar en función de elegir una u otra máquina para su producción.
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El sector empresarial necesita tomar el control de su energía para que pase a ser un activo más. Tomar el control implica, en primer lugar, hacer visible la energía; es decir, digitalizarla y poder explotar los datos. En segundo lugar, vamos a tener que integrar la gestión de las operaciones y la gestión de la energía. Llegados hasta aquí, ya no valen soluciones verticales, autodesarrollos o arquitecturas cerradas. Debemos aumentar el grado de interoperabilidad a través de arquitecturas federadas, facilitando la interoperabilidad y el intercambio de información entre las aplicaciones de forma descentralizada y semiautónoma.
En tercer lugar, necesitamos descentralizar nuestra energía, apostando por el autoconsumo y las microgrids (redes eléctricas descentralizadas) y exigiendo que se sienten las bases de un sistema mucho más flexible en el lado de la demanda.
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Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía, la industria puede ahorrar con la tecnología disponible hasta el 30% de la energía que consume con plazos de retorno de la inversión en la mayoría de los casos inferiores a dos años. La pregunta lógica es por qué aún estamos despilfarrando esta energía. La respuesta es sencilla: son muchas las empresas que no disponen de sus datos energéticos o carecen de las capacidades necesarias para poder interpretarlos. No puedes mejorar lo que desconoces. Necesitamos poder explotar nuestros datos operacionales y nuestros datos energéticos como un todo.
No basta con integraciones ligeras, necesitamos alcanzar un nivel de interoperabilidad entre aplicaciones que nos proporcione la capacidad de extender la vida del dato fuera del entorno donde fue creado para ser explotado y correlacionado con otras fuentes de información. El propósito es que todos los actores que trabajan en un proceso, producto o proyecto compartan la misma versión de datos y modelos.
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Como empresas debemos disminuir nuestra dependencia energética y aumentar nuestra resiliencia frente a lo que pase en el entorno. La generación de energía renovable local es una de las herramientas más poderosas que podemos aprovechar para reducir nuestra dependencia. En este terreno, las microgrids jugarán un papel estratégico, especialmente en las plantas industriales, centros logísticos, centros comerciales y edificios terciarios, porque permiten generar, almacenar y gestionar la energía in situ.
Debemos pasar de ser consumidores de energía a ser prosumidores, consumidores y productores a la vez. El impacto que esto puede tener es enorme: si tomamos de referencia la microgrid que hemos instalado junto con Acciona en nuestra planta de Puente la Reina, de media somos capaces de autoabastecernos del 20% de la energía que necesita la planta, cifra que ha subido hasta el 80% en épocas estivales.
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Mientras desarrollamos soluciones a más largo plazo, como el hidrógeno verde, que darán respuesta a una pequeña parte de las necesidades, debemos abordar el problema real y controlar nuestra propia energía: digitalizándola, explotando esos datos para ser más eficientes, empezando ya la electrificación de procesos y pasando a ser prosumidores.
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