Corrupción: la luz y el fango
El PSOE reaccionó al 'caso Koldo' y lo hizo bien. El barrizal lo puso el comportamiento del PP, que veía una oportunidad para tumbar al Gobierno
Primero fue la luz. Les juro que, durante los dos primeros días del 'caso Ábalos', yo veía motivos para el optimismo. Era, por supuesto, un ... caso muy triste. De nuevo veíamos en las portadas de los periódicos una trama corrupta cortada por el lamentable patrón al uso: un conjunto de empresarios y mediadores políticos llenándose los bolsillos gracias al tráfico de influencias, las mordidas y las miserias habituales. Desolador, de acuerdo. Pero, a la vez, me decía yo, algo ha cambiado. Uno de los dos grandes partidos hace por fin lo que tiene que hacer: aparta de modo fulminante a su hombre -nada menos que un exministro y exsecretario de Organización, todo un peso pesado de la formación- sin esperar a que un juez se pronuncie y sin confundir, por tanto, la responsabilidad política con la penal.
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«Luz democrática», me dije. La decisión del PSOE de sacrificar a Ábalos lo cambia todo. El otro partido, el PP, tendrá que igualar el listón la próxima vez. Se generará una dinámica positiva. Por fin, después de tanto tiempo, vamos haciendo lo que hacen las otras democracias. Allí -en Estados Unidos, en Alemania, en Suecia, cualquier Estado de Derecho que funcione- los políticos no dimiten, sino que los dimiten. Esto es: no se van movidos por una suerte de impulso moral o de coherencia que, internamente, desde su propia conciencia, les conmina a dejar el escaño por pudor, por vergüenza o por integridad. ¿Cómo vamos a esperar eso de alguien que se ha corrompido? Es el mundo al revés.
No. La gente dimite porque su entorno -su partido, básicamente- le exige que dimita. A la gente la dimiten. De puertas afuera son ellos los que se van, cierto. Convocan a la prensa y dicen algo así como 'dimito a pesar de que soy inocente, para no perjudicar a mi partido, etcétera'. Pero de puertas adentro todo el mundo sabe y entiende que lo que ha ocurrido es exactamente lo contrario: el partido le ha dicho que se vaya y, cuando eso ocurre, en política tu mundo se acaba, porque fuera de los partidos no existe ninguna posibilidad de que sobrevivas.
¿Y si es inocente? La responsabilidad de Ábalos es, de momento, política. Es culpable de haber encumbrado a Koldo. La única manera de ser 'inocente' de ese cargo es que, a su vez, Koldo fuera inocente. ¿Y si Koldo fuera inocente, entonces? Aquí se ha de distinguir entre lo penal y lo político. Lo penal es un ámbito en el que un individuo se enfrenta al Estado; esto es, a un monstruo muy peligroso cuando no se encuentra correctamente amordazado. El Estado de Derecho es, entre otras cosas, el nombre que damos a esas mordazas ideadas para que el Estado no devore al individuo. Y una de esas mordazas -o garantías básicas, como gusten- es la presunción de inocencia. Solo cuando esa presunción ha sido destruida por un conjunto irrebatible de pruebas, presentadas en un proceso con todas las garantías, el Estado puede proceder al castigo.
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Pero en lo político el contexto es otro. No se trata del individuo frente al Estado, sino de los electores frente al elegido. Y aquí el juez son, somos, los electores. No se trata de un juicio penal, se trata de un juicio político. Los indicios suelen resultar suficientes: si alguien tiene 40 millones en el banco y no puede balbucear una explicación razonable de por qué, la gente piensa, pensamos, que blanco y en botella. Y retiramos la confianza, que es nuestra única arma como ciudadanos. No metemos en la cárcel, no multamos, no perseguimos penalmente. Solo dejamos de votar.
Pero eso, para un partido, es un castigo brutal. Por eso el PSOE reaccionó, y lo hizo bien. Por eso yo era optimista y veía luz… pero en seguida llegó el fango. Primero el fanguillo que supuso la extrañísima decisión de Ábalos de enfrentarse a su partido e irse al Grupo Mixto. Eso ya lo emborronó todo un poco. Luego llegó el barrizal en toda su extensión.
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El barrizal, el fango que cegó la luz, fue la reacción del PP. Querían más. No encajaron el asunto como un caso de corrupción que objetivamente dañaba, y mucho, al PSOE, sino como una oportunidad de tumbar al Gobierno. Activaron el ventilador: Armengol, la mujer de Sánchez, el propio Ábalos… todo el mundo estaba sucio. El PSOE respondió: si ese es el caso, también Tellado, portavoz del PP en el Congreso, sale en las grabaciones. 'Y tú más' en estado puro. De la luz que se llegó a vislumbrar al principio hemos vuelto a lo de siempre, al charco del bipartidismo y al desprestigio brutal de lo político. En eso estamos.
@jurdanoz
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