¿Cambiará el Gobierno vasco?

El primer paso de la estrategia de Bildu para llegar al poder es lograr los votos, ideológicamente suyos, que no aceptan la violencia

Viernes, 18 de febrero 2022, 00:06

En el artículo 'HB-Bildu: un futuro halagüeño' (EL CORREO, 7-12-20) se intuía cercano el inicio de una nueva estrategia de Bildu para ... llegar a gobernar. Para comenzar el nuevo camino el entramado familiar y social de los presos debía aceptar la nueva estrategia, cuyo primer paso es conseguir los votos, ideológicamente suyos, que no aceptan la violencia. Necesitan actuar en dos escenarios. Por un lado, declaraciones y acciones estrella en el País Vasco. Por otro, incrementar su poder en Madrid. Para ambas es el momento oportuno. España tiene un presidente que, para llegar y mantenerse en el poder, sustituyó la identidad de su partido por la suya propia. Identidad que una parte de la militancia del PSOE denomina sanchismo. Curiosamente es la imagen de Sancho y su famosa ínsula Barataria -capítulo XLV del Quijote (2ª parte)-. Por otra parte, la mayoría de los partidos políticos, incluido el PNV, muestran la versión más torpe y miope de su historia. En ese ámbito, Bildu está jugando, con mucha habilidad, todas las bazas que tiene a su alcance para llegar a gobernar. Veamos algunos ejemplos.

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Necesitaban traer a los presos. Por la decisión del presidente y la colaboración del PNV, ya están aquí. Para el segundo paso era preciso el traspaso de las cárceles. Ya están aquí. Esto les permitirá -lo han insinuado- iniciar acciones a nivel local: jugar con los permisos, la redención de penas... Veamos otros ejemplos de su poder en Madrid. El primero ha sido la aprobación de Sánchez al aumento de la capacidad de decisión de Bildu en Navarra, donde su presencia no está asociada al deseo de fagocitación por el País Vasco. El último ejemplo, fundamental para una necesaria coalición, ha sido la presión de Bildu sobre el presidente en el reciente cambio en la cúpula del PSE. Cambio al que respondió el PNV con una velada y torpe amenaza.

Con este incremento de poder en Madrid, Bildu ha logrado quitarle el protagonismo vasco al PNV. Así, en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado la primera página fue para Bildu. El último ejemplo ha sido la negativa de este grupo a respaldar la reforma laboral. Aunque el PNV lo anunció al día siguiente, el Gobierno solo hablaba de conseguir el voto del dúo Bildu-ERC. En contra de lo que dicen la oposición y los tertulianos, la iniciativa es de Bildu y el presidente cede y concede.

En paralelo Bildu incrementa sus actuaciones en el País Vasco, dirigidas a su cambio de imagen. Además está forzando a definirse al PNV para conseguir que se manifiesten sus contradicciones. Comenzaron con la declaración de Aiete sobre los «errores» del pasado. Días después, por exigencia interna, la difuminaron. La más reciente, que ha causado asombro en algunos y una grave preocupación en otros, ha sido el anuncio de la supresión de los recibimientos festivos a los presos que terminan sus condenas. Una 'concesión' a las víctimas y un paso más en la conquista del voto nacionalista extremo que aún no es suyo. De nuevo, el entramado más radical ha difuminado la declaración. Estas fluctuaciones indican que, aún, dentro de la organización no hay unanimidad.

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El ascenso de HB-Bildu se ve favorecido por el seguidismo del PNV y la ausencia, en el Gobierno vasco, de los planteamientos económicos del pasado. Esto se debe a que en el actual PNV se está desmoronando el andamiaje que le permitió mantener lustroso su edificio hasta ahora: una utilización razonable del pragmatismo de la Europa del bienestar, el uso habilidoso del Concierto, una gestión aceptable de los recursos y una posición ideológica difusa, basculante y 'transversal'.

Además, hay que tener en cuenta que su cuerpo electoral lo forman los votos fijos más dos colas. Una cercana al independentismo y la otra que se siente muy española. Una Bildu blanqueada ofrece un atractivo a los votantes de una de las colas. Pero una pérdida de actividad económica y un nacionalismo extremo pueden reducir el tamaño de la otra. Por perder esta segunda cola, el PNV dejó de gobernar en el País Vasco durante cuatro años.

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Por primera vez, la incertidumbre revolotea en el futuro del País Vasco. Bildu está jugando su papel. ¿Estarán los otros partidos a su nivel? ¿Será capaz de ofrecer la versión actual del PNV una alternativa ilusionante? No olvidemos que ahora se está forjando el País Vasco de 2040-2050. Un País Vasco con unas infraestructuras excelentes pero sin nacimientos, con la marcha de muchos jóvenes brillantes, con una pérdida de atractivo para captar dirigentes económicos o empresariales, con una notable disminución de las inversiones foráneas, una huida de inversores locales...

Como ejemplo recordemos una noticia reciente: Se buscaron 20 directivos empresariales fuera del País Vasco y no se consiguió ninguno. Estamos hablando de algo serio. De la herencia a hijos y nietos.

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