Mientras el líder del PP, Pablo Casado, acusa al presidente del Gobierno de traicionar a España, Albert Rivera habla de humillación y reclama el famoso artículo 155 y nuevas elecciones. No sólo no sabemos lo que queremos, sino que lo queremos todos a la vez, y hemos resuelto culpar al presidente del Gobierno de todas las culpas, además de las que se esperan. No fue una ocurrencia afortunada llevarse el Consejo de Ministros a Barcelona, donde el odioso independentismo ha hecho no sólo su base sino su táctica para dejarnos a todos con menos España.
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Es tan justo como triste que reconozcamos que los que no quisieron que seamos españoles han ganado la inútil batalla, que empezó siendo sólo trifulca. Los separatistas han ganado en una buena parte del territorio y del mar. Torra y los suyos han dispuesto de lo que era de todos. El presidente del Gobierno llevó el Consejo de Ministros a Barcelona sin calcular ni lo que hacía ni lo que deshacía; que era el desgüace de España entera, mientras el PP pide explicaciones en el Congreso que tampoco puede explicar lo inexplicable.
En la cumbre bilateral corren malos vientos porque son Torra y los suyos los que los soplan. El separatismo ha ganado en Cataluña cuando Casado acusa a Sánchez de traidor y Rivera lo tacha de «irresponsabilidad histórica». Todos tienen razones parciales y ninguno la tiene entera. Hay aguas turbias que no se aclararán hasta que haya nuevas elecciones generales, si es que las hay, que ojalá las haya.
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