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Diálogo y acuerdo

Editorial ·

Euskadi necesita cuanto antes un Gobierno sólido que lidere la «reconstrucción» a partir de una hoja de ruta compartida

Martes, 14 de julio 2020, 00:07

Los resultados electorales del domingo permitirán a Iñigo Urkullu presidir el Gobierno vasco más fuerte de la última década, asentado en la cómoda mayoría absoluta ... que suma la previsible coalición entre un PNV afianzado en su hegemonía y un resistente PSE. Esa es la «primera opción» de Sabin Etxea, confirmó ayer Itxaso Atutxa. La apuesta sin ambages por ella de ambos partidos y su trabajo en común en las principales instituciones deberían encauzar sin grandes dificultades un acuerdo en breve plazo, de forma que un nuevo Ejecutivo esté en condiciones de liderar cuanto antes la recuperación de la descomunal crisis desatada por la pandemia. Es probable que los nacionalistas intenten aprovechar su ascenso para ocupar una posición aún más preponderante en el Gabinete. La formación de Idoia Mendía habrá de plantearse la conveniencia de realzar su presencia en él con significados dirigentes o mantener un perfil técnico.

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El llamamiento a sumar fuerzas entre todos lanzado por el lehendakari en funciones se corresponde con la gravedad de la situación que habrá de superar nuestra comunidad en un futuro próximo. Pero esa apelación al diálogo deberá traducirse en hechos para no quedar reducida a pura retórica. Sería deseable que la hoja de ruta que ha de guiar la llamada «reconstrucción», el proyecto de país más trascendental en la historia reciente, fuera compartida en sus grandes líneas por la oposición y los agentes sociales. Aunque los precedentes no invitan al optimismo, merece la pena intentarlo con sinceridad y sin caer en la arrogancia de pensar que la consecución de una mayoría suficiente para gobernar equivale a estar en disposición de la verdad absoluta.

La composición del Parlamento más abertzale no puede confundir sobre unas prioridades de la sociedad que nada tienen que ver con pulsiones identitarias. El electorado ha premiado las versiones más moderadas del PNV y de EH Bildu. El PP se verá obligado a un replanteamiento a fondo de su proyecto, tras el sonoro fracaso de la alianza con Ciudadanos impuesta por Pablo Casado, si aspira a sobrevivir en Euskadi. Un reto semejante espera a Podemos, cuyo descalabro vasco se suma a su desaparición del Parlamento gallego, absorbido por el BNG, lo que pone seriamente en entredicho la estrategia de Pablo Iglesias. Ese batacazo, no rentabilizado por los socialistas, completa un 12-J del que el Gobierno de Pedro Sánchez sale tocado.

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