La cuadratura del círculo

Sin rodeos ·

Hollywood quiere en los Oscar grandes películas y que sean igualitarias con el género y la raza

Domingo, 13 de septiembre 2020, 01:52

La Academia de Hollywood y los Oscar quieren lograr una cuadratura del círculo en la que encima convivan armoniosamente el mejor cine, el arte, la ... inclusión racial y la igualdad de género. Un objetivo casi imposible, porque una buena película será siempre una buena película al margen de que sea más o menos inclusiva desde el punto de vista racial o igualitaria en materia de género. Además, que una cinta sea buena y al mismo tiempo igualitaria con el género y la raza no es algo que se pueda prever o decretar de forma reglada, por mucho empeño y muchas normas que se pongan.

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Pero la Academia pretende garantizar al menos lo segundo, exigiendo estándares de inclusión en las cintas que compitan en los Oscar a la mejor película a partir de 2024. El nuevo estándar requerirá que al menos uno de los protagonistas o intérpretes secundarios de cierta relevancia pertenezcan a un grupo minoritario. Otra opción es que la trama de la película gire en torno a mujeres, grupos poco representados, personas LGTBI o personas con discapacidades. Incluso, si no se cumple con lo anterior deberá tener al menos un 30% de actores secundarios o con papeles menores que sean para mujeres, miembros de una minoría, discapacitados o LGBTI. ¿Limitarán todos estos requerimientos y condicionantes la libre expresión del talento y la creatividad? Pues quizás sí.

Cierto es que algo había que hacer, dado que en Hollywood la brecha racial y de género todavía es significativa. Además, esa desigualdad no responde a la realidad de un presente social que no se ve reflejado en el cine. Pero lo malo es que con tanto imponderable tampoco va a ser fácil hacer determinadas películas. Por ejemplo, ¿cómo se cumple con esas reglas en una película histórica sobre la I Guerra Mundial? Y, ¿cómo se mete a protagonistas o secundarios hispanos, asiáticos o afroamericanos en un péplum sobre Julio César y la Guerra de las Galias? No sé, pero esto de que el arte sea arte y también por obligación un excelso ejemplo de proporción y corrección política se me antoja tan difícil como el toreo sobre hielo o la esgrima con lechugas.

50 aniversario

Inolvidable Hendrix

Fue sin duda un revolucionario en los 60 con aquella genial síntesis de intuición musical, nervio y espontaneidad, una guitarra de sonido indudablemente violento y un sentido melódico extraordinario. Cuesta creer que el próximo 18 de septiembre se cumplan 50 años de la muerte de Jimi Hendrix, aquel maldito del rock y el blues que quemó su Fender Stratocaster al final de su actuación en el Festival de Monterey. Cinco décadas desde su desaparición y una escena musical distinta a la de entonces, aunque su mitología en la cultura afroamericana sigue tan viva como el recuerdo de sus canciones, los efectos sonoros de sus experimentaciones con el pedal wah-wah, sus reverberaciones, su voz grave pero melódica y su permanente influencia en muchos grupos y corrientes. Del R&B mainstream al rock más psicodélico, emocional e intuitivo. Inolvidable Hendrix, sí.

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Streaming

Solución a medias

Se dice que el consumo de música por streaming en el primer semestre del año ha salvado al sector en un dramático periodo afectado por la pandemia. Pues sí, pero solo en parte. Veamos. Según la Asociación de Productores de Música de España, las ventas globales de la industria musical han logrado un repunte del 3,99% en el semestre, algo que es debido esencialmente al streaming, cuyo porcentaje en el total de los ingresos obtenidos es ya del 88%. Naturalmente el dato no solo esconde la caída en las ventas del mercado físico –muy afectado por el cierre de las tiendas durante el confinamiento– , sino también la futura reducción de los ingresos de publicidad en el streaming gratuito y el cataclismo sufrido por el negocio de la música en vivo, dada la suspensión de los festivales y las restricciones de aforo que han hecho anular o reducir muchos conciertos. Piénsese que el negocio global de la música factura 50.000 millones de dólares, de los que el 50% procede de la música en vivo. El streaming ha salvado una parte del negocio, pero la otra está bajo una inminente amenaza de ruina.

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