Siempre me sorprende lo rápido que crecen las setas en estos días de calor y de tormentas. Sabemos que germinan bajo la tierra, pero es ... como si surgieran de la nada. En un ensayo titulado 'El subsuelo', el profesor de Biogeoquímica en la Universidad de Cornell David W. Wolfe revela hasta qué punto ignoramos la importancia de ese suelo que pisamos con soberbia. El aire que respiramos, el agua que bebemos, lo que comemos, la industria o la medicina dependen del suelo; sin embargo, tal y como señala el profesor, «hemos dedicado más recursos y esfuerzo a examinar pequeñas parcelas de la superficie lunar o de la de Marte que a explorar el hábitat subterráneo de nuestro propio planeta».
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Bajo nuestros zapatos, la tierra alberga fuerza destructora - acabamos de verlo- pero también una riqueza extraordinaria. «Sabemos más del movimiento de los cuerpos celestes que del suelo que pisamos». Son palabras de Leonardo da Vinci, y siguen vigentes.
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