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El escritor peruano firma ejemplares en la presentación de uno de sus libros. EFE

¿O sí?

Alguno se habrá enfurruñado porque no ha salido su nombre junto a Vargas Llosa

Los ricos nos fascinan. Claro, es normal que nos fascinen: visten bien, posan en lugares de ensueño, nos muestran sin parar sus fastuosas viviendas y ... coches de lujo. En teoría los admiramos, aunque no sé. Compramos lo que nos venden, eso sí. Compramos su idea de la felicidad. Su imagen de éxito nos chifla. ¿Acaso no sueña todo el mundo con eso hoy en día: éxito, lujo, dinero, admiración y todas esas maravillas que desprenden los privilegiados del universo, nuestros ídolos, nuestros líderes, nuestros modelos a imitar?

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Pero luego resulta que el dinero es un engorro, fíjate. Quién lo iba a decir, ¿eh? Pero sí, eso parece. Tener mucho dinero puede acabar convirtiéndose en un problemón, aunque suene paradójico. La vida está llena de paradojas que no queda otro remedio que aceptar de buen grado, me temo. Estoy pensando, por supuesto, en todos estos famosos, millonarios, reyes, delincuentes de guante blanco y políticos de todo el mundo que, cada cierto tiempo, aparecen nombrados en filtraciones como los ahora denominados 'Papeles de Pandora' o, hace unos años, 'Papeles de Panamá', etcétera. Ya sabes, gente estupenda y guay que nos encanta (o a la que votamos y aplaudimos con veneración), pero que, por el motivo que sea, se han visto impelidos, a veces, incluso, sin saberlo o sin quererlo ellos mismos (eso dicen algunos y yo les creo), a evadir capitales y eludir el pago de los impuestos en sus respectivos países. ¿Te suena el tema?

Y es que luego, además, pasa otra cosa: esta gente habla muy bien. Por lo general, tienen mucha labia. Salen en la televisión muy dignos y muy elegantes, sobre todo en fechas señaladas, y nos sueltan unos discursos preciosos acerca de la igualdad ante la Justicia y la importancia de contribuir a la Hacienda pública para hacer carreteras y demás. O sea, que paguemos los impuestos porque es mejor para nosotros y blablablá. Cosa que está muy bien, ¿eh? Yo estoy de acuerdo. Pero aquí falla algo, ¿no? ¿A ti no se te queda un poco cara de haba?

Cuando empezaron a salir a la luz este tipo de listas de redes internacionales dedicadas a la evasión del dinero y a la organización de paraísos fiscales, el fenómeno generaba mucha expectación y mucho chisporroteo en los medios. 'Se les va a caer el pelo', pensaba uno, ingenuamente. Pero no. Ahora al parecer es un signo de glamour. No eres nadie si no apareces en los 'papeles'. Estoy casi seguro de que alguno se habrá enfurruñado solo porque no haya salido su nombre en titulares, junto a Vargas Llosa o Putin. Pero bueno, este es el estilo del mundo. Qué le vamos a hacer. Es el mundo del dinero. Y no hay otro, creo. ¿O sí?

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