Me gustó 'La hora estelar de los asesinos', novela del checo Pavel Kohout. Transcurre en Praga, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, y ... trata de la persecución policial de un psicópata asesino en serie, camuflado en tan revuelto escenario. Y lo que dice Kohout es que la hora estelar de los asesinos, su mejor momento, es la guerra, en la que campan a sus anchas y con impunidad cobijados en la matanza general.
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Vivimos la hora estelar de la mentira, de la manipulación y lo tergiversado. Siempre ha sucedido y es un arma de guerra e intoxicación; se decía que la primera víctima de una guerra es la verdad. Pero en el presente, la práctica del embuste alcanza un desarrollo álgido gracias a que las mentiras de los políticos no les cuestan precios (Trump es el paradigma), las redes sociales son idóneos vehículos para la llamada desinformación y la tecnología, con la inteligencia artificial a la cabeza, falsifica lo que sea de modo convincente.
Netanyahu es de la escuela artesanal tanto en su manera de ejecutar un exterminio colectivo de población civil como en la desfachatez de la tergiversación burda. Criticar o protestar contra el genocidio de Gaza dice el criminal que es antisemitismo. Lo que me asombra es que la derecha española y más de un columnista y tertuliano de esa o parecida laya afirman lo mismo. Creo que la perversa tergiversación es obvia y fácil de aclarar. Antisemitismo sería el acoso (o cosas peores) a ciudadanos de raíz judía de cualquier país. Boicotear a un equipo de ciclismo de Israel propiedad de un sionista, no me parece antisemitismo. Y nada tiene de antisemitismo mostrar la repugnancia por la monstruosidad que está cometiendo un gobierno de métodos fascistas que representa al Estado de Israel. Y desde luego, denostar a Netanyahu tampoco es, a la contra, apoyar a Hamás (otros asesinos de civiles y de lo que tercie). Algo que no comparto es que en las protestas ciudadanas se exhiban banderas palestinas; en realidad, no comulgo con ninguna bandera. La cuestión perentoria es parar el genocidio de civiles gazatíes, no un Estado palestino, salvo que su reconocimiento internacional detuviera la masacre, pero no lo creo. Solo sanciones económicas contundentes a Israel pueden conseguirlo. Pero no sucederá porque la Unión Europea tiene una calculadora de marca alemana en vez de conciencia ética.
Y otra cosa que me calienta es lo de que en puridad lo de Gaza no es un genocidio porque no quieren matarlos a todos y no se puede comparar con el Holocausto. Lo voy a pensar con las próximas imágenes de niños ensangrentados y muertos de hambre.
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