Una de las claves del funcionamiento del mundo es la existencia de los paraísos fiscales. Su existencia consentida, quiero decir, claro. Esa es una de ... las claves. Es como lo de la gente que controla el negocio del fútbol. Dan miedo, sí, pero no importa. Están ahí, sin más. Y van a seguir estándolo, creo. Nadie se lo va a impedir, creo, ¿no? Tampoco a los oligarcas rusos les va a impedir nadie nada, me parece a mí. Tampoco a la mafia. Las mafias existen, ya sabes. Como existen los magnates del petróleo y del narcotráfico y de muchas más cosas. Como existen todos los malos y su existencia forma parte del funcionamiento del mundo desde el inicio de los tiempos. Con ese estilazo duro que caracteriza a los malos de verdad. Te piden que les llenes la bañera de Moët Chandon y tú se la llenas. Con mucho cuidado. La democracia es una entelequia muy vulnerable. No es capaz de enfrentarse a todo.
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No obstante, estoy ahí, viendo pasar la vida un día más, y de repente llega Lucho y me pregunta si ya he pedido cita para hacer la declaración de la renta. Y le digo: «Todavía no se ha abierto el plazo». Y me contesta: «Pues tiene que estar al caer». Así que estaremos atentos como buenos contribuyentes. Porque otra de las claves del funcionamiento del mundo es que los trabajadores paguemos puntualmente nuestros impuestos, claro. Y luego ya nos ponemos a hablar de películas. Él dice que le gustan las ficciones góticas de poder, violencia y corrupción, y yo le digo que prefiero la comedia absurda. No sé por qué será. Ahora estoy viendo una serie que se titula 'El fin del puto mundo'. No está mal, es graciosa. Aunque, con ese título, yo esperaba algo más.
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