EFE
Opinión

Adversarios o enemigos

Domingo, 12 de mayo 2024, 00:01

Intuyo que cada uno de mis lectores se enfrentará cada día a las desastrosas ideas de los políticos y lo hará con esa impotencia que ... nos empequeñece hasta convertirnos en miniaturas. En no pocos momentos, la mezcla de ira y desesperación que sentimos nos empuja a pensar que nuestro humilde voto no vale nada, que ellos conocen los atajos para llegar a ese poder que les permita regular y legislar barriendo para su casa. Miramos la pelota dialéctica que va de derecha a izquierda y de izquierda a derecha en ese interminable y desgastante juego que se traen entre manos, mientras nosotros, mirones sin carnet, saboreamos un amargo caramelo para entretener los cuatro años de espera que median entre la decepción y la esperanza. Y parece que no pasa nada, que esas son las reglas, que nada cambia, y decimos esa estupidez equidistante que es que «todos son iguales», pero no es así.

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Su entrenada supervivencia hace que las tentaciones antidemocráticas se incuben más cuando nos sentimos marionetas, o ejército de a pie que acompaña al líder sin saber exactamente el destino; que la insolidaridad crezca cuando en las campañas electorales se ocultan las verdaderas intenciones y las maneras en que piensan hacer jirones la integridad que atribuimos a nuestros líderes. La capacidad de encajar con espíritu crítico las propuestas, el respeto imprescindible y desde luego la decencia no es cuestión de dialéctica ni de efectos estelares, simplemente se reduce a comprender que un adversario no es un enemigo al que hay que humillarle hasta derrotarle en la arena pública, un adversario es alguien con quien tienes que convivir te guste o no.

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