Chuletón imbatible

Sánchez unió su destino al chuletón después de vivir un código alfa en una base de la OTAN. El presidente vio cómo un Eurofighter le despegaba de urgencia en las narices por si había que derribar a un caza ruso e iniciar la Tercera Guerra Mundial. No es un dato casual. La aviación trepidante y la carne roja tienen por alguna razón una relación significativa y probablemente heteropatriarcal. Recuerden la escena de 'Solo los ángeles tienen alas'. Cary Grant se zampa el bistec del compañero piloto que ha caído en una misión y Jean Arthur le pregunta cómo puede comer lo que pidió su amigo Joe. «¿Quién es Joe?», preguntan entonces Cary Grant y el resto de los pilotos, tipos duros que se enfrentan a la muerte como si nada.

El presidente podía haberse puesto las gafas de aviador para decir lo mismo: «¿Quién es Alberto Garzón?». Garzón es su ministro. Todavía. Lleva Consumo y es un animal político. Su instinto le dijo que lo que necesitaba el país tras año y medio de desgracias y restricciones era que le riñesen y le recordasen que comer carne es malo para la salud y el planeta. Ni una palabra para los queridos ganaderos, el excelente producto nacional o la magnífica labor de los carniceros. Que Garzón siga sin entender que formar parte de un Gobierno no es formar parte del consejo de redacción de una revista especializada en tendencias y superioridad moral es asombroso. Pero lo es más que Pedro Sánchez cambiase ayer sin despeinarse su aura tecnócrata 2030 para hacerse un Revilla o un García-Page y aniquilar a su ministro con una salida castiza. Solo podría haberlo desautorizado más mandando un Eurofighter a por chuletas al Asador Etxebarri e invitando al presidente lituano frente a la prensa. «Tú no has comido una cosa tan rica en la vida, Gitanas».

Va a ser difícil que los Juegos Olímpicos de Tokio sean los mejores de la Historia. Ayer se anunció que se celebrarán sin público. Serán, por tanto, los Juegos más íntimos de la Historia. Los más silenciosos. Los más tranquilitos. Japón ha decretado el estado de emergencia en la capital hasta el 22 de agosto y eso va a impedir el acceso de gente a los estadios. Tampoco gente local. La noticia llega justo cuando estamos viendo Wembley con un aspecto colorido, bullicioso y bastante abarrotado. Incluso vemos a 'supporters' pálidos y descamisados que caen rodando como toneles problemáticos por las gradas del estadio. ¡La vieja normalidad! La opinión pública japonesa en cambio sigue con la camisa puesta y parece que está cada vez más en contra de los Juegos. El otro día una mujer intentó apagar la antorcha olímpica con una pistola de agua. Teniendo en el país katanas, la oposición, al menos, se intuye civilizada.

La vacunación va a conseguir que la quinta ola no llegue a las UCI, pero a ver quién salva la campaña turística de verano. El miércoles España abría el 'Financial Times' por ser el país que lidera los contagios en Europa. Y Francia ya recomienda no venir. Ante eso, la ministra Maroto pide que no se nos estigmatice. Menudo verbo. Al tiempo, la apuesta general parece consistir en charlar mucho con los jóvenes. Sí, ya sé que lo de salvar a los abuelos funcionó. Pero va a ser más difícil convencerles ahora de que dejen de salir para salvar al sector terciario.