Este Mirandés se hace adulto
La progresión que sigue buena parte del equipo incluye el oficio para aguantar los últimos resultados
Corren buenos vientos por Anduva. El fútbol es un carrusel de emociones y en la despedida de 2022 el Mirandés se encuentra en el punto ... más positivo desde que arrancó la temporada. Acaba el año en cuanto a la Liga se refiere, con el partido de Copa que jugará mañana a la vista, tras encadenar dos victorias consecutivas fruto de la progresión que mantiene un buen número de jugadores de la plantilla. Una evolución a la que, por fin, le acompaña el oficio.
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Siempre necesario en cualquier categoría y más, en el ámbito profesional y que, hasta hace poco, se echaba tanto en falta para cerrar partidos que tenía ganados o empatados y tras los que ha perdido puntos al encajar gol en los instantes finales, en las últimas jugadas. Este joven equipo rojillo se ha dejado tantos en el camino - hasta siete en el último minuto- como para no destacar la nueva virtud que se ha instalado en el colectivo.
La que le sirvió, tras firmar una sobresaliente primera mitad ante la Ponferradina y ponerse con una ventaja de dos goles, para aguantar, después, 40 minutos con un hombre menos sobre el verde y con una distancia mínima en el marcador.
Ha perdido demasiados puntos en los últimos minutos como para no destacar la nueva virtud
Las dinámicas positivas hacen que todo vaya rodado. A favor. A la afición rojilla se le presentaron en los últimos partidos jugados en Santander y en Anduva los fatales desenlaces vividos en cuatro encuentros, en los que recibió un gol del contrario en la acción final. Sin embargo, este Mirandés se ha hecho adulto. Ya estaba cambiando la tendencia en las últimas semanas, lo exteriorizó en El Sardinero, donde aguantó el 1-2 a favor, y lo confirmó de forma definitiva y con una lección magistral este pasado sábado. Ganó los dos duelos.
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Es la norma no escrita que, con resultado favorable, en inferioridad numérica y en los compases finales de los partidos, revela que hay que jugar el 'otro fútbol'. Se trata, más bien, de que se juegue poco. El Mirandés no es precisamente un ejemplo de antifútbol. Todo lo contrario. Ni ahora ni en las últimas temporadas en las que ha formado plantillas de jugadores con talento y proyección. Si bien, su bisoñez ha costado puntos en los primeros meses de competición. Se caracteriza por ir a por el rival y jugar. Ahora, también ha aprendido a amarrar los partidos cuando la ocasión lo requiere.
«Manu y Raúl han estado cuatro minutos y medio del añadido en el córner. Con uno menos y una ventaja mínima en el tiempo de prolongación, lo que interesa es que no pasen cosas», reconoció el entrenador, Joseba Etxeberria, tras el importante triunfo ante el cuadro berciano.
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A punto de que el árbitro pite el final, con las fuerzas justas y con escasas alternativas para efectuar cambios, lo que prevalece es la puntuación. La propuesta de juego de los jabatos que es, precisamente, la contraria, que pasen cosas, que haya ritmo, etcétera, debe quedar aparcada hasta la cita siguiente.
No es, asimismo, algo de lo que rehuyan sus adversarios para quedarse con un botín tan caro de conseguir en la división de plata. Los mirandesistas no hicieron nada fuera del reglamento. No se caracterizan -como ha quedado claro durante los cuatro meses de campaña ya transcurridos- que sean unos maestros en artimañas, en 'malas artes'. No están acostumbrados a tirar de esto. Simplemente, se limitaron a dormir el duelo para certificar que están al alza y que acumulan 26 puntos en la clasificación, algo impensable hace dos meses.
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