Miranda vibra con el Bombo
La resurrección de las aguas del Ebro, puntual y a buen ritmo, marca uno de los momentos álgidos de la fiesta
cristina ortiz
Domingo, 24 de mayo 2015, 11:29
Con puntualidad británica y a un ritmo acompasado el marcado por las mazas y las palmas en la calle Independencia el Bombo salió (limpio) de las aguas del Ebro y ascendió por el alambre hasta las manos de la Orden que año tras año se encarga de su cuidado. En dos minutos y medio completó el primero de sus recorridos, el que ese objeto de deseo para muchos blusas hace lejos de sus manos. Después, no son pocos los que tratan de tocarle en el camino que recorre hasta aparecer en el balcón del Ayuntamiento.
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Tardó veinte minutos, un tiempo que a más de uno le vino bien para llegar desde Anduva antes de que estallase en júbilo una plaza de España a la que le costó más llenarse que en otras ocasiones. Pero huecos y calvas fueron cubriéndose por blusas de todos los colores. Mientras, los que acudieron pronto a coger sitio, bailaban, descorchaban cava o, incluso, rompían la jornada de reflexión agitando por lo alto un cartel de la candidata socialista, Aitana Hernando, de los que estos días se han podido ver en numerosas farolas de la ciudad. La fiesta no dejó espacio a la reflexión.
Entre la indumentaria, complementos de lo más variopintos, desde chubasqueros, a gorros a modo de sombrilla, bufandas del Mirandés o gafas más para no ser vistos que para ver. Aunque en ese momento, el foco de atención estaba unos metros más arriba, en el balcón del Ayuntamiento, donde los Sanjuaneros esperaban impacientes el momento de sacudir fuerte mientras se escuchaba una y otra vez, como un mantra, ¡Eeese Bombo!, ¡eeese Bombo...!
Se tomaron muy en serio su cometido y maza en mano repiquetearon una y obra vez una membrana que no paraba de vibrar, mientras los blusas abajo se rendían a su sonido sin dejar de botar, con las manos en alto y dispuestos a darlo todo por la fiesta. Quizá por eso, porque la afición estaba entregada, los Sanjuaneros aparcaron cualquier atisbo de vergüenza y se atrevieron a coger el micro también para cantar.
Gonzalo Guinea, como buen aficionado al Mirandés y miembro además de los Jabatos, se arrancó con lemas reconocibles por la mayoría como Esto es Anduva, Anduva, Anduva que te empuja, empuja. Empuja con el alma...». La idea parece que le gustó a su compañera, Patricia Mardones, quien optó dedicar su particular intervención a su cuadrilla, el Porrón, poniendo voz a un tema creado en 2014 por su 20 aniversario y que se ha convertido en todo un himno, porque «son muchos años pasándonos bien. Y es que se lleva dentro del corazón. Este año vuelves a ser la mejoooor».
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Pólvora, humo y color
El repertorio les hubiese dado para mucho más a ambos, pero la explosión del cohete y de los cartuchos que inundaron la plaza de humo, olor a pólvora y cintas de brillantes colares marcaron el final de su actuación. Aunque no se resistieron a volverse a meter a los blusas en el bolsillo al grito de ¡Viva San Juan! y ¡Viva Miranda!. No había manera de contener la emoción. Una sensación que caló hondo en quienes desde el balcón siguieron ayer la fiesta por primera vez.
Uno de ellos el concejal de Festejos de Burgos, José Antonio Antón, que no perdió detalle. «Este ambiente es espectacular», reconoció. Así que desde el mismo momento en el que vio estallar la plaza con el sonido del Bombo empezó a «maquinar cómo llevar algo similar» a la capital para el inicio de los actos de sus peñas. «Aquí hay una gran participación de la gente. No hay duda de que la alegría se contagia. Es un auténtico fiestón». Así que con esa percepción de lo vivido minutos antes, no dudó en reconocer «una envidia sana y ganas de que una cosa similar se pueda repetir en Burgos».
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También Miguel Santamaría, presidente de la Federación de Blusas, Fajas y Corpiños. Era la primera vez que se acercaba a vivir un Bombazo que consideró «impresionante. Esto nos ha calado muy adentro». Le gustó el jolgorio, la fiesta, el ambiente...
Una diversión que no paró ni un momento y que muchos trataron de inmortalizar no solo en la retina, también en una instantánea. Y aunque palos para hacer selfie no faltaron, no fueron pocos los que siguieron apostando por posar delante de uno de los habituales fotógrafos que luego se encargarán de exponer en la calle La Estación las miles de imágenes tomadas a los blusas. También hubo quien se lo curró un poco más e ideo su propia cámara. Con formato gopro y agarrada a un largo pie, lucía diferentes colores en un cuerpo hecho de cartón. Fotos, fotos... dudo que hiciera, pero logró llamar la atención.
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Tampoco pasaron inadvertidos los dos integrantes de los Pipillas que acompañaron al Bombo hasta la iglesia de Santa María montados en bicicleta. Con vehículo y todo entraron al templo donde se impuso el pañuelo sanjuanero a la Virgen de Altamira y el de El Humo, por su 50 aniversario, al Santo.
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