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Hayedos en Bizkaia para disfrutar en otoño

Hayedos en Bizkaia para disfrutar en otoño

Más allá de los conocidos bosques de Otzarreta, Urkiola o Altube, existen otros menos conocidos pero igual de mágicos. En esta primera entrega recorremos los de Errekaundi, Upo e Iturriotz

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Miércoles, 30 de octubre 2019

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El otoño ha llegado de golpe. Las brumas por fin convierten los bosques en espacios misteriosos, casi mágicos, y la humedad lo empapa todo. Los hayedos, las frondosas de esta época por excelencia, lucen toda su policromía. Sus suelos rebosan humedad y se cubren de una alfombra de hojarasca sobre la que el caminante parece flotar. En Euskadi, estos bosques viven generalmente por encima de los 600 metros, algo más abajo incluso si su orientación permite las condiciones de humedad que necesitan. Por ello, en Bizkaia se hallan repartidos en zonas montañosas por encima de esa cota, principalmente en las montañas del Duranguesado, en los macizos del Oiz y del Gorbeia y en las partes altas de las sierras de Ordunte y Salvada. Las extensiones de estos hayedos son en general pequeñas, apenas unas cuantas hectáreas, y en muchos casos están formados por árboles trasmochos.

La propuesta que traemos aquí combina la visita de hayedos singulares con la ascensión a alguna cumbre cercana. Prescindiremos esta vez de los bosque más conocidos -Otzarreta, Urkiola, Altube...- para buscar bosques no tan conocidos o más escondidos, pero con el mismo misterio y belleza. Calcen las botas, pónganse el chubasquero, ajusten los bastones… y a disfrutar.

  1. Hayedo de Errekaundi

El Parque Natural de Urkiola alberga algunos de los hayedos más bellos del territorio. El entorno del Anboto está salpicado de ellos. Uno de ellos es el del barranco de Errekaundi, que reune todas las características para formar una postal idílica. Son apenas una treintena de ejemplares, viejos y trasmochos, que se desperdigan por el barranco del arroyo Erekaundi, a los pies de la imponente pared oriental del Anboto y bajo el modesto Andasto, un inmejorable mirador a la morada de La Dama que se sitúa ya en territorio alavés.

El camino para llegar hasta este hayedo no le desmerece. Recorreremos la vieja calzada que desde Arrazola remontaba el barranco de Errekaundi hasta el collado de Zabalandi. Utilizada en tiempos ancestrales por arrieros, pastores y carboneros, allí se dividía en dos ramales. Uno se dirigía a Aramaio y facilitaba el comercio entre los dos valles y el otro llegaba hasta el Santuario de Urkiola.

Desde el aparcamiento de Arrazola, el último barrio del valle de Atxondo, enfilamos hacia el Anboto subiendo por la calle que asciende a los caseríos más alto del pueblo, pasa junto al caserío Iturriza (obviamos el desvío a la derecha) y llega a otro caserío. Allí acaba el asfalto. A la derecha, remontamos hasta un paso canadiense, donde el camino sube (derecha) hasta un depósito de aguas y no tarda en entrar en un pinar, tras cruzar un portón. Hacia la izquierda, continuamos subiendo, pasamos junto a una borda y llegamos a un cruce cerca de otra. Continuamos ascendiendo por la senda del centro, en la que no tardamos en descubrir las primeras trazas de la calzada. Dejamos atrás el pinar, nos sobrecogemos con los farrallones del Anboto que se elevan sobre nuestra cabeza y nos adentramos en el barranco Errekaundi.

El hayedo no tarda en aparecer ante nosotros (0h.30'). Hayas trasmochas, piedras y raíces cubiertas de musgo, un arroyo que serpentea entre la piedras formando pequeñas cascadas y tranquilos remansos. El bosque lo tiene todo para detener el tiempo y dejar volar la imaginación.

La calzada lo atraviesa, cruza el riachuelo y asciende en zigzag por la otra ladera, la del Andasto, a cuyo cordal no tardamos en llegar. A nuestra izquierda se alza la peña cimera, que requiere una pequeña trepada para auparse al buzón (1h.15') y disfrutar de las vistas del Anboto, majestuoso enfrente, y el hayedo, a nuestros pies.

  1. Hayedo de Upo

Los valles de Nervión, Arratia y Zeberio, en el corazón de Bizkaia, delimitan un pequeño macizo al que le da nombre su cima principal –Mandoia- y que tiene como centro neurálgico la presa de Lekubaso. Otrora fue un espacio cubierto por frondosas –robles, hayas, castaños…-, pero el aprovechamiento forestal –coníferas y eucaliptus- prácticamente acabó con ellas para reducirlas a ejemplares aislados o pequeños bosquetes.

Uno de ellos es el hayedo que se ubica en la ladera meridional del monte Upo (no confundir con la cima de Gorbeia del mismo nombre), junto a la ermita de San Segismundo, a unos 450 metros de altura. Ocupa unas 7 hectáreas y se trata de un hayedo joven, con aspecto adehesado, debido al uso del entorno como área de esparcimiento. Sus ejemplares, esbeltos y ordenados, contrastan con los viejos hayedos trasmochos, de hayas retorcidas y distribución anárquica. Un área recreativa con fuente, mesas y parrillas permite, además, disfrutar de una jornada de esparcimiento a su sombra.

El acceso más rápido a este espacio es Zeberio, concretamente los barrios de Saldarian y Uriondo. Optamos por el primero, donde su sidrería permite completar una jornada lúdico-montañera.

A Saldarian se accede subiendo por la carretera de las antiguas escuela de Ugao, nada más entrar en Zeberio cruzando el puente sobre el Nervión (izquierda). Aparcamos en la sidrería y dejamos atrás la barriada por un viejo camino carretil excavado en la cayuela que asciende hasta la última casa del barrio.

De nuevo en la pista, llegamos a la altura de un depósito de aguas. Aquí tenemos dos opciones. La más montañera sigue el camino de la izquierda y remonta la ladera del Artanda hasta el Larreta, cota menor sin distintivo donde confluyen Zeberio, Ugao y Arrigorriaga y por cuyo cordal discurre una conducción de gas. El Artanda se muestra a la izquierda. Es accesible desde el collado que une los dos cordales. Aquí seguimos la conducción de gas hasta el siguiente collado, donde atajamos (izq.) por la ermita de San Segismundo y, un poco más abajo, el collado Axola, junto a una gran explotación ganadera (1h.00').

La otra opción es más cómoda, aunque más larga. Desde el depósito de aguas se continúa por la pista de la derecha. Recorre el tramo alto de la vaguada del arroyo Saldarian y desemboca en la pista que sube de Uriondo. Por la que llegamos (izquierda) al collado Axola (1h.00').

Una vez en el col, tenemos dos pistas enfrente. Seguimos la de la izquierda, aunque al poco la abandonamos para remontar (izd.) hasta el merendero y el hayedo. Una vez aquí, merece la pena hacer un último esfuerzo hasta la cumbre del Upo. Subimos para ello por el camino que asciende por el hayedo y que desemboca en una pista. Seguimos por ella (izd.) hasta un primer desvío a la derecha, que nos aúpa al cordal cimero. Tras superar la antecumbre de Kostabarrigana, ascendemos la corta pero exigente pala final hasta la cima del Upo (1h.30'), donde disfrutamos de sus excelentes vistas.

  1. Hayedo de Iturriotz

El Parque Natural de Urkiola es uno de los reductos donde el bosque autóctono de Bizkaia se ha salvado de la sobreexplotación forestal. Ello ha permitido la conservación de algunos bellos hayedos, como los que extienden en el entorno del Santuario. Hay más, tan bonitos como estos pero menos accesibles. Uno de ellos es el del barranco de Iturriotz, en la vertiente norte del Saibigain, accesible a través del barrio Urkuleta de Mañaria.

En Mañaria, seguimos la carretera en dirección a Urkiola hasta la rotonda que hay a la salida del pueblo. Aquí cogemos la carretera (dcha.) que se dirige a Urkuleta pasando junto a las canteras y la reformada ermita de San Lorenzo. El asfalto termina en el último caserío del barrio. Si hemos hecho el tramo a pie llevaremos ya media hora larga de caminata. Continuamos por la pista forestal, dejamos atrás un antiguo cargadero de mineral y cruzamos el río en un agradable paseo que discurre junto al cauce del arroyo Iturriotz.

Al final del pinar, la pista empieza por fin a ganar altura a la vez que se aleja del río. Al final del repecho hay una trifurcación, donde seguimos la pista de la izquierda, que llanea hasta cruzar de nuevo el río (1h.00'). Entramos en el hayedo, formado por viejos ejemplares trasmochos y donde reinan el musgo y la hojarasca. Disfrutando del paisaje, ascendemos por el camino hacia la cabecera del barranco, hasta salir al cordal por el collado Iturriotz (1h.40'). Para alcanzar el Saibi solo nos queda remontar la divisoria (izd.) hasta la cima (2h.10) y su gran cruz, que recuerda a los gudaris muertos durante la guerra civil en esta montaña, donde aún son visibles los restos de las trincheras.

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